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La mano de póker más desgraciada de la historia

La mano de póker más desgraciada de la historia
Federico Marín Bellón el

Es posible y hasta frecuente tener mala suerte en el póker, en el fútbol y en cualquier ámbito de la vida. Incluso en el ajedrez se puede uno estrellar contra el infortunio, pero a Connor Drinan se le juntaron todas las desgracias posibles en una sola mano. El torneo era el más caro, el Big One for One Drop de las Series Mundiales de Las Vegas, cuya inscripción costaba un millón de dólares. Sus cartas eran las mejores, dos ases, pero de entrada tuvo la mala suerte de comprobar que su rival, Cary Katz, también llevaba los otros dos «cohetes» de la baraja. No sorprende que los dos jugadores acabaran empujando todas sus fichas al centro de la mesa, después del típico teatrillo mutuo.

Lo más probable y «justo», si se permite el calificativo, habría sido que ambos se repartieran el bote. Había más de un 95% de probabilidades de que ocurriera algo así. La buena noticia era que las posibilidades de perder para cualquiera de ellos también eran muy bajas, de poco más del 2%. Pues bien: Drinan acabó recibiendo un dolorosísimo «bad beat» (golpe de mala suerte), ya que las últimas cuatro cartas que aparecieron sobre la mesa fueron sendos corazones, que le dieron a Katz color y a Drinan, la puñalada de su vida. Lo cierto es que durante las subidas y resubidas que acabaron en el mutuo all in (lo apostaron todo) antes de verse el flop (las tres primeras cartas comunitarias), Cary llegó a advertir a su oponente: «Ahorra tu dinero, chaval. No se puede ganar cada mano». Resultó profético. El bote superó los diez millones en fichas.

Por supuesto, como Connor Drinan tenía menos fichas que su rival, para él supuso la eliminación del torneo y quedarse fuera de los premios. El comentarista del canal ESPN, Lon McEachern, calificó lo ocurrido como «el peor golpe en la historia de los torneos de póker». Antonio Sfandiari, uno de los jugadores sentados en la mesa y el ganador de la anterior edición del torneo, no se lo podía creer. Katz, que gracias a este impulso acabó entrando en premios (1,3 millones, con 306.000 dólares de beneficio neto) no se atrevía ni a celebrarlo.

Si quieres ver el vídeo de la mano, con los comentarios en inglés, aquí lo tienes. En el momento de subirlo ya había sido visto 4,4 millones de veces:

 

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