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La final contada por un ajedrecista y por un jugador de póquer

Federico Marín Bellón el

Jamás nos pondremos de acuerdo sobre la medida en la que el azar influye en el fútbol. Esta Eurocopa no se ha librado del virus del resultadismo en los comentarios sobre nuestra selección, mientras Vicente del Bosque era tratado con una falta de respeto inconcebible. Para abordar el España-Italia de otra manera, intentaré explicarlo desde el punto de vista de un ajedrecista (por desgracia no un gran maestro) y de un jugador de póquer (algo peor que Phil Ivey).

1-0: Silva remata de cabeza un pase de Cesc, en una jugada que nació de la magia de Iniesta 

Ajedrecista: Desde los primeros movimientos, se vio claro que Vicente del Bosque y sus analistas habían encontrado una nueva forma de afrontar la defensa italiana. Al repetir apertura respecto al primer partido, el gran maestro español no solo demostraba gran personalidad frente a las críticas, sino que camuflaba sus intenciones. Prandelli cayó en la trampa. Después de solo 15 jugadas ya estaba en posición inferior, tras una sutil novedad teórica. Una torre en octava (Cesc) y un jaque inesperado de Silva colocaron a España con un peón de más.

Jugador de póquer: Puede que Del Bosque pecara de prudente en alguna jornada previa, pero en la mesa final, con la gloria en juego, transformó su estilo de roca algo pasivo a roca agresivo. Sabíamos que en los primeros niveles no iba a convertirse en un maniaco, pero sí supo acumular fichas en cuanto le llegaron buenas manos. Incluso se jugó algún farol, aprovechando su imagen, hasta que se encontró con una pareja de ases (IniestaCesc) y, por si fuera poco, pinchó una trucha en el flop (Silva), con la que se puso líder del torneo.

2-0: Pase medido de Xavi Jordi Alba, quien culmina una carrera que arrancó en su campo sobrepasando a Buffon por la izquierda

A: En el medio juego, España perdió algo la iniciativa. Seguía controlando el centro y el enroque de Casillas permanecía seguro, pero el rey español pasó algún momento de apuro ante las combinaciones de las negras, que buscaban ataques sorpresa de la torre Balotelli y el alfil (fou, en francés, aunque la torre no estaba menos fou) Cassano. En algún momento, Vicente del Bosque tuvo que sobreproteger sus casillas débiles, sobre todo en el flanco derecho, pero dio con la defensa acertada y una combinación de la dama (Xavi) y un caballo (Alba) acabó con la captura, en apariencia definitiva, de un segundo peón.

J: Un equipo como el español cargado de fichas es casi imbatible. Pese a todo, supo cambiar de marcha cuando era necesario y se mantuvo varios niveles sin arriesgar de forma innecesaria, controlando el tamaño del bote, jugando solo manos premium y esperando la llegada de los antes, donde la agresividad es fundamental. Solo hubo dos situaciones comprometidas. En la primera, Casillas le ganó un flip a Cassano y en la segunda, Xavi y Alba engancharon una escalera de color en el river. España se había doblado de nuevo.

3-0: Xavi recupera un balón en campo italiano y vuelve a trazar un pase perfecto a Torres, quien coloca el balón entre la mano izquierda de Buffon y el palo

A: La dama blanca (Xavi) dominaba a placer el centro, mucho más activa que en anteriores partidas, mientras la negra (Pirlo) parecía fuera de lugar por primera vez en todo el torneo. Para rematar la faena, el equipo italiano se dejó una pieza (Motta), con lo que la suerte parecía echada, salvo que permitiera un mate infantil. Poco importaba que el árbitro no viera que un defensa rival tocó una pieza con la mano y al final movió otra, sin ni siquiera decir «compongo».

J: Con la mitad de las fichas de la mesa final en su poder, España empezó a jugar casi todas las manos, subiendo y resubiendo en cada ocasión con cualquier par de naipes. Italia ya no pudo seguir plantando cara y, con muy pocas ciegas, esperó un milagro que nunca llegó. Del Bosque se sabía ganador, pero nunca perdió la compostura, ni siquiera a la hora de celebrar cada all in que ganaba.

4-0: Busquets encuentra a Torres, que solo ante el portero pasa sin mirar a Mata, quien entraba solo y remata (con perdón) la histórica goleada

A: El final de la partida fue un paseo, una simple cuestión de técnica, que no terminó antes porque en el fútbol un jugador no puede inclinar su rey antes de tiempo. La ventaja posicional y material era tan absoluta que la victoria nunca estuvo en duda. En el análisis post mortem, el marqués dio una nueva lección de deportividad y demostró ser mucho más inteligente de lo que la mayoría alcanza a imaginar.

J: Las últimas manos fueron una nueva lección en la que apareció el as que faltaba (Torres) para ganar los dos últimos all in del torneo. La grada enloqueció con la demostración de sabiduría de Del Bosque, que tuvo días mejores y peores en este torneo, pero siempre supo quemar etapas sin jugarse nunca la supervivencia. Fue ganando pequeños botes y tuvo la suerte necesaria en los dos o tres grandes manos que siempre llegan.

Conclusión: Del Bosque es un gran jugador de ajedrez y tiene la mejor cara de póquer del circuito. Sus aperturas parecerán demasiado hipermodernas en ocasiones, pero poco se puede criticar a alguien que no pierde nunca la calma y, si acaso, cede algunas tablas en posición confusa. Para los que le acusan de jugar demasiado agarrado antes del flop, habría que recordar que no es fácil llegar a una mesa final y ganarla sin necesidad de arriesgar nunca todas las fichas ni jugarse un solo all in con menos del 60 por ciento de probabilidades a favor.

Va por usted, maestro, y por sus piezas y ases de leyenda.  

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