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Demanda al casino en el que perdió 1.500 millones

Demanda al casino en el que perdió 1.500 millones
Federico Marín Bellón el

Perder casi 1.500 millones de dólares en el casino demuestra un comportamiento patológico, por más dinero que tenga uno. Harry Kakavas lo hizo en solo catorce meses, según informa «The Sydney Morning Herald». El lugar del «crimen» es el Crown Casino de Melbourne, donde se ve que la concentración de «ballenas» es brutal, porque es el mismo lugar en el que hace poco estafaron 32 millones en una partida de póquer gracias a las cámaras de seguridad del establecimiento. 

Harry Kakavas quiere recuperar ahora el dinero perdido, o al menos una parte, por la vía legal. Descrito por el Tribunal Supremo de Australia como «el mayor de los grandes apostantes», su defensa se basa en que, aun conociendo su patología (o precisamente por eso), el casino siguió tentándolo para que se dejara su fortuna en las mesas de juego. En concreto, Kakavas se dejó entre junio de 2005 y agosto de 2006 nada menos que 1.479.000.000 dólares en el Crown, casi siempre en el bacará o baccarat, un juego de cartas que podríamos definir, simplificando bastante, como un cruce entre el blackjack o las siete y media.

Harry Kakavas intenta recuperar parte de su dinero por la vía legal, de momento sin éxito. Foto: «The Sydney Morning Herald»

Que Mr. Kakavas apostaba fuerte es una evidencia. En una de sus sesiones, de unas cinco horas y media, se dejó en las mesas 164 millones de dólares. En otra ocasión se dio el capricho de volar a Las Vegas para jugar, donde perdió cuatro millones en un solo día. Al millonario ludópata le quedan pocas balas legales para recuperar al menos 20 millones, como pretende, después de que el Tribunal Supremo fallara en su contra. Su abogado, Allan Myers Q. C., sostiene que su cliente había sido tratado por un psicólogo y diagnosticado como un «jugador patológico con un deterioro grave para tomar decisiones racionadas con el juego», algo que conocía el casino, que sin embargo le permitió seguir jugando.

Pese a que Harry Kakavas no era precisamente un indigente, su inmoderada afición al juego lo llevó a pedir prestado a los bancos y a sus amigos, e incluso a robar casi 300.000 dólares, lo que le hizo pasar una temporada en la cárcel. De momento, su batalla legal es infructuosa e incluso le ha hecho perder más dinero, porque ha sido condenado a pagar las costas que le supone el caso al Crown casino.

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