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La belleza y el misterio del ajedrez, desde Segorbe

La belleza y el misterio del ajedrez, desde Segorbe
Autor: Luis Martínez Aniesa
Federico Marín Bellón el

En Segorbe se han vivido estos días pasados una jornadas de ajedrez total. La inmersión en el juego ha tenido tantos enfoques diferentes que es difícil no sentirse atraído por alguno de ellos, como mínimo. El II Open Internacional de Ajedrez celebrado y las II Jornadas de Ajedrez Francesch Vicent han sido los platos fuertes. En la distancia, nos quedamos con lo más fácil de transmitir, el concurso de fotografía, con dos espléndidas imágenes ganadoras.

Vamos por partes.

El ganador del certamen de fotografía fue Luis Martínez Aniesa, un zaragozano afincado en San Sebastián, con esta hermosa estampa, que refleja el placer indescriptible y la calma que proporciona el estudio de una partida o de un problema a la antigua usanza, sin ordenador. A un lado el tablero, al otro los libros o revistas, con la mano presta para subrayar o tomar apuntes. En total, se presentaron 144 fotografías de unos 70 autores, de más de una decena de países.

Primer premio, obra de Luis Martínez Aniesa

 

El segundo premio recayó en un segorbino, José Plasencia, director gráfico del medio InfoPalancia, donde se puede leer, además, todo lo que aconteció en estas jornadas. Su foto es un magnífico ejemplo de ajedrez en la calle, en un paseo comercial, con los jugadores en original pose, ambos de pie:

Segundo premio, obra de José Plasencia Civera

 

Por el lado competitivo, el Maestro FIDE venezolano José Manuel Díaz se impuso en la segunda edición del Abierto Ciudad de Segorbe, que por si alguien la desconoce, se halla en la Comunidad Valenciana, al sur de la provincia de Castellón. El torneo estuvo organizado por el club Alto Palancia en homenaje a Francesch Vicent, ilustre hijo de Segorbe y uno de los padres del ajedrez moderno, ya que ayudó a propagarlo por el mundo a finales del siglo XV. Un total de 70 ajedrecistas compitieron en la prueba.

De forma paralela, tuvo lugar un torneo infantil en el que participaron unos 80 niños, divididos en cuatro categorías. La sala de juego recibió además una buena asistencia por parte del público, con unos 300 espectadores durante todo el fin de semana.

Al otro lado del tablero

No terminaron ahí las actividades, ni mucho menos. En las jornadas dedicadas a Francesch Vicent, el doctor en pedagogía Joaquín Fernández Amigo y Jordi Prió, director de Educachess, ofrecieron unos talleres con actividades que, con el ajedrez siempre como punto de partida, desarrollaban diferentes habilidades matemáticas, lingüísticas y creativas. Fernández Amigo explicó que el ajedrez educativo es un «extraordinario recurso» de aplicación en los centros escolares para mejorar la educación de los alumnos. «Utilizándolo de manera transversal, el ajedrez educativo influirá en las materias curriculares, potenciando aspectos clave en el rendimiento escolar y en la formación del carácter del alumnado», declaró.

Cartel de las jornadas

Los alumnos ajedrecistas aprenden a mejorar la perseverancia, el respeto, la responsabilidad, la paciencia, la solidaridad o la humildad. «Potencia el análisis y la síntesis, así como la memoria, la resolución de problemas y la toma de decisiones, la empatía, la capacidad organizativa y el equilibrio emocional, la creatividad e imaginación y la aceptación de las reglas», resumió.

Tras la pista de un libro histórico

Asimismo, tuvo lugar una «Conversación libresca» entre el investigador José Antonio Garzón, autor de relevantes trabajos sobre el origen del ajedrez moderno, y el bibliófilo y autor valenciano Rafa Solaz. En su conversación, trataron la historia e importancia de Vicent y de su tratado de ajedrez de 1495 y presentaron novedades sobre su condición de judío converso, sobre su «exilioK italiano y su relación con los hijos del Papa Alejandro VI, César y Lucrecia.

Garzón y Solaz, junto a Michael Negele, conforman el Comité Internacional del premio Von der Lasa (2012-2015), convocatoria que permitió internacionalizar la búsqueda del libro. En Segorbe, los investigadores desvelaron la más que probable venta de un ejemplar del «Vicent» a un coleccionista americano, por parte del librero de Barcelona Salvador Babra en 1913. Los candidatos principales para ser ese coleccionista son John G. White y Gustavus A. Pfeiffer.

En ambos casos se ha podido acreditar la relación comercial con Babra y nuevas pruebas que los investigadores presentaron ratifican la venta del incunable. «Probablemente el libro haya cambiado de manos a mediados del siglo XX, pero ahora la búsqueda deja de ser quimérica, centrándose en personajes contemporáneos muy concretos, en el entorno de ciudades como Nueva York o Cleveland», aseguraron.

Clase magistral

La jornada incluido una clase magistral a cargo de Luis Fernández Siles, director de la revista «Capakhine» (una joya), sobre los sacrificios en el ajedrez. «Cuando aprendemos a jugar nos enseñan el valor de las piezas», explicó. «Un sacrificio en ajedrez significa cambiar una pieza por otra del rival (de menor valor) o a veces directamente “regalar” una pieza. [Es fundamental] aprender en qué situaciones puede ser bueno es importante, porque cuesta trabajo renunciar a nuestro material».

Una imagen de la primera jornada de competición

En su lección magistral, Fernández Siles se centró en los «sacrificios posicionales», lo que significa que esta jugada no implica un ataque directo al rey enemigo a cambio del sacrifico, sino que se busca una compensación a largo plazo, por lo que son más difíciles de entender.

Literatura

Las jornadas también sirvieron para presentar el libro «Esto podría ser un gambito de dama pero es una canción de amor», a cargo de su autor, David Vicente. Es una obra de ficción que parte de un hecho real: la huida de la jugadora soviética Elena Ajmilóvskaia en los Juegos Olímpicos de Salónica de 1988, con el entrenador estadounidense John Donaldson.  El hecho, que causó un importante escándalo, coincidió con la irrupción en el panorama ajedrecístico de las hermanas Polgar, que llevaron al equipo húngaro a la victoria, provocando la primera derrota soviética.

A partir de ahí, la trama de la novela viaja a los últimos días del comunismo y la disgregación de la URSS. Según su autor, el ajedrez es una metáfora. «Al final, como en una partida, todos sus personajes son piezas de ajedrez que tienen una funcionalidad y una importancia dentro del tablero de la vida y, en ocasiones, como en el propio juego son sacrificadas”», señaló Vicente.

Hubo aún más, pero aquí lo dejo, con unas pocas fotografías más, que resumen lo vivido. Las imágenes son de de Luis Barona, vicepresidente de la FACV (Federación de Ajedrez de la Comunitat Valenciana). Pinchando en cada una de ellas, se pueden ver ampliadas.

Gracias a los organizadores por la información facilitada.

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