No hay que dominar las matemáticas para poner en duda que alguien pueda participar en 21 Juegos Olímpicos en ningún deporte. El filipino Eugenio Torre, como su propio apellido indica, lo que practica desde hace décadas es el ajedrez (fue el primer gran maestro asiático) y compite en las Olimpiadas de este deporte, que se celebran cada dos años, y no en los JJ.OO. Algo ayuda, pero no es el único factor. «No es solo cuestión de talento», explica el protagonista. «Mi éxito es la prueba de la importancia de llevar una vida saludable».
Eugenio Torre, en la Olimpiada de Ajedrez que se juega estos días en Estambul. Foto tuiteada por Chessdom
Torre (1951, literalmente un abuelo) supera con sus 21 apariciones olímpicas al finlandés Westerinen (bonita paliza me dio Heikki en Alcobendas, hace unos años) y al húngaro Portisch, que hasta el año pasado empataba en el primer lugar. La carrera del filipino incluye éxitos de todo tipo. Además de ser el primer GM asiático, tiene alguna victoria notable sobre Anatoli Karpov y terminó por delante del ruso un torneo cuando este ya era campeón del mundo y arrasaba allá donde jugaba. Torre ha ganado tres medallas de bronce individuales por sus actuaciones en las Olimpiadas y llegó a ser candidato al ciclo por el Mundial.
Sin embargo, cuando en 1983 cayó ante Ribli en la primera ronda del Torneo de Candidatos, gran parte de sus ambiciones se evaporaron y prácticamente dejó el ajedrez de máximo nivel, lo que no ha impedido que siguiera representando a su país hasta hoy mismo, en la Olimpiada que tiene lugar en Estambul. Torre, por cierto, lleva dos tablas y dos victorias y de momento se mantiene invicto en Turquía. (En breve escribiré algo más sobre esta prueba, que ha superado todos los récords de participación con 158 países presentes, lo que supone muchos, pero que muchos locos dando jaques).
Amigo de Bobby Fischer, a quien ayudó en el duelo de revancha contra Spassky en 1992, Torre condujo la desgraciada emisión radiofónica en la que Bobby dio rienda suelta a sus delirios antisemitas y aplaudió los atentados del 11-S. Que la emisora se llamara Bomba Radio y los entrevistadores Torre y Mercado solo es una triste casualidad más, imagino. Aquí se puede leer la transcripción (en inglés), que deja bastante claro lo zumbado que llegó a estar el genio neoyorquino.
En numerosos sitios de internet se cuenta una divertida anécdota bonaerense (difícil de creer), según la cual ambos ajedrecistas tomaron un taxi en la capital argentina y el conductor, no contento con reconocer solo a Torre, le preguntó algo así como «¿Y qué pasó con el loco ese de Fischer?».
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