Los alemanes tienen una facilidad especial para salir de la crisis. A sus 22 años, Pius Heinz se convirtió la pasada madrugada en campeón de las Series Mundiales de Poker. Se mire como se mire (8,7 millones de dólares, seis millones de euros, mil millones de pesetas) el premio le permitirá algo más que tapar agujeros, como reza el tópico lotero.
Pius Heinz, con mucho dinero pero poco cambio
En la final a tres, el primero en caer fue el único superviviente estadounidense, Ben Lamb, jugador del año, que coronaba así una temporada extraordinaria. Cuatro manos duró anoche antes de ser eliminado y de meter otros cuatro millones de dólares es su hucha. El cerdito tiene que estar a reventar.
En el cara a cara final, sin Campo Vidal de por medio, se sucedieron las alernativas. El checo Martin Staszko empezó por delante en fichas, pero el alemán no tardó en darle la vuelta a la tortilla. Para que el lector se haga una idea de los niveles en que jugaban, las ciegas seguían su escalada y la grande se pondría en 1,6 millones, por 800.000 la pequeña y 200.000 de ante. Heinz tenía delante 130 millones en fichas, por algo más de 70 millones de su rival.
Staszko todavía tuvo tiempo de volver a ponerse líder y de poner a prueba los nervios de su oponente, que se recuperó con un trío de ases. Hasta que el checo enganchó un full con el que volvió a ponerse por delante, esta vez con el doble de fichas que Heinz. Poco después la proporción sería de 3 a 1, pero la primera vez que ambos fueron all in, la moneda cayó del lado de Heinz, que aguantó con un as como carta alta, sin que se completaran otros proyectos. ¿Puro azar?
A partir de ahí la ventaja del alemán fue excesiva. Con AK liquidó el diez y el siete con que Staszko terminó de jugarse el torneo. Al final, 5,4 millones para el checo y 8,7 para el alemán. Inyección de dinero para la zona euro.
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