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Blogs Jugar con Cabeza por Federico Marín Bellón

Cómo gané un bote de dos millones de dólares

Federico Marín Bellón el

En el mundo del póquer, las partidas más salvajes se juegan en ciudades asiáticas como Macao, donde pueden llegar a verse millones de dólares en el centro de la mesa. Los profesionales suelen ir allí a hacer caja, en una ceremonia feroz en la que los tiburones se vigilan mientras merodean a los no tan inocentes millonarios, los únicos capaces de inyectar dinero en un ecosistema cada vez más competitivo. Sam Trickett detallaba hace unas horas en su blog cómo ganó el mayor bote de su vida, de dos millones, en la localidad china, que al igual que Hong Kong se aferra al capitalismo).

Sam Trickett, profesional de Titan Poker

Trickett advierte en su entrada que no le gusta hablar de pérdidas y ganancias, pero su relato no carece de interés. La primera vez que fue a Macao, dice, empezó a jugar partidas con unas ciegas que al cambio venían a ser de 650/1.300 dólares (allí la moneda oficial es la pataca, aunque se suele jugar con dólares de Hong Kong). Solo por sentarse a la mesa, cada vuelta le suponía al angelito 2.000$ de inversión mínima. En el último viaje, descubrió partidas con ciegas cuatro veces más elevadas.

El británico confiesa que después de varios meses sin pisar Macao, le costó bastante dinero adaptarse al nivel de juego que se practica allí ahora, que en su opinión es superior al de cualquier otro lugar del mundo. De hecho, le pillaron un farol brutal, después de apostar cerca de medio millón en el river (la última carta comunitaria que se pone sobre la mesa) y se quedó bastante tocado. Otros se habrían sentido hundidos.

Macao también tiene su Hotel Venetian, con góndolas y todo, como Las Vegas. También es propiedad el archifamoso Sheldon Adelson

Una nueva dificultad, asegura, es que no siempre invitan a los profesionales a jugar, por lo que hay que dejarse caer por las mesas más interesantes hasta que a uno le permiten participar. Una vez dentro, admite sin despeinarse que un par de días o tres acabó con pérdidas tremendas, hasta que llegó la famosa a mano, mientras jugaba frente a otros dos jugadores, ambos profesionales muy agresivos.

En realidad la mano es bastante corriente. Con una J y un 10 de diamantes, acabó pillando un color que sus rivales no se creyeron, ayudado por su fama de farolero, y cazó sus dos millones de dólares. Trickett todavía cuenta que en otras ocasiones había perdido algún bote aún más grande, pero que era el primero de ese calibre que se llevaba. Y tan contento.  

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