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Blogs Jugar con Cabeza por Federico Marín Bellón

Clamor contra los Lance Armstrong del ajedrez

Federico Marín Bellón el

Muchos recordarán el reciente caso del ajedrecista búlgaro al que desnudaron (parcialmente) en busca de un dispositivo que no fue hallado. Las reacciones se han sucedido, con la presunción de inocencia en franca minoría. Casi 300 ajedrecistas han firmado una petición de la Asociación de Ajedrecistas Profesionales para que la FIDE haga algo contra los tramposos. Al mismo tiempo, varios estudiosos han analizado las partidas de Borislav Ivanov en Zadar al milímetro y el convencimiento de que su juego no fue limpio es casi unánime, aunque no haya pruebas físicas. ¿Está la presunción de inocencia en peligro?

Dibujo de Javier Muñoz para ABC

En los últimos años ha habido varios casos de trampas en el ajedrez sobre los que no cabía la menor duda. El más célebre fue el de la selección francesa en la Olimpiada de Siberia. En circunstancias así, el procedimiento debería ser muy simple: castigar con severidad a los culpables y desterrarlos de las competiciones el mayor tiempo posible. Esto no es el fútbol y tirarse en el área o marcar goles con la mano es simplemente inaceptable.

Hay un segundo tipo de casos, sin embargo, mucho más difíciles de tratar. Topalov denunció que Kramnik le ganó con trampas nada menos que un Mundial y el castigado casi es él, porque no pudo aportar ninguna prueba. Otro ejemplo es el de Ivanov en Croacia, donde consiguió una actuación impropia de su supuesto nivel (con un Elo de 2.227 jugó como un GM de 2.697) y, pese a que tampoco se ha demostrado nada, no paran de surgir estudios que «prueban» que alguien o algo le tuvo que ayudar.

Kenneth W. Regan (se hablaba de él aquí el año pasado) asegura haber desarrollado un método para desenmascarar a los fulleros, basado en comparar las jugadas humanas con las que harían los mejores programas de ajedrez, hoy superiores incluso al campeón del mundo. Si la materia gris da unos resultados demasiado parecidos al cerebro de silicio, saltan las alarmas. En el caso de Ivanov, su dedo señala hacia abajo. Las probabilidades de que Ivanov jugara así sin ayuda son de «una entre un millón», asegura en sus conclusiones.

Y mientras, Lance Armstrong le acaba de decir a Oprah Winfrey que en su generación no era posible ganar sin doparse

El maestro internacional búlgaro Valeri Lilov analizó por su cuenta las partidas de su compatriota y también llegó a la conclusión de que jugó demasiado bien. Incluso ha colgado un vídeo en Youtube de una hora de duración explicando sus análisis.

La única voz que he visto, no ya alzarse en contra, pero al menos dudar de todo este movimiento es la de Peter Doggers en ChessVibes. El director de la prestigiosa publicación no discute la probable culpabilidad de Ivanov, pero alerta del daño que puede causar al ajedrez esta cacería, mayor incluso que el que ya hacen los tramposos. El ejemplo del ciclismo debería servir de advertencia, no para no perseguir a los tramposos, pero sí para ser justos.

Mi amigo Manuel López Michelone aporta un punto de vista bastante sensato, sin dar nada por sentado, en su magnífico y heterogéneo Blog de La Morsa. El maestro mexicano precisa, de paso, que Borislav Ivanov nunca fue desnudado del todo, aunque sí le quitaron la camisa y tuvo que vaciar sus bolsillos y dejar que inspeccionaran su bolígrafo. Su relato de los hechos añade datos muy interesantes a lo ya contado.

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