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Caruana arriesga y Carlsen no se inmuta

Caruana arriesga y Carlsen no se inmuta
Federico Marín Bellón el

La filtración de un vídeo comprometedor siguió acaparando casi todas las conversaciones durante la quinta partida del Mundial de Ajedrez que se disputa en Londres. Expertos y aficionados mantuvieron vivo el debate sobre la importancia del presunto error. Cuando termine el campeonato, el resultado también resolverá este peculiar duelo tertuliano. Entretanto, Fabiano Caruana dio un paso adelante y jugó una línea marginal de su Rossolimo en la defensa siciliana. Su sexta jugada, muy  agresiva, implicaba el sacrificio de un peón, como mínimo. Magnus Carlsen dudó un rato, hizo felices a los fabricantes de memes y a los fotógrafos con sus gestos (los pocos que tenían buen ángulo) y demostró que cuando hace los deberes es tan exhaustivo como cuando se sabía todas las banderas y capitales a los cinco años. Resultado final: tablas. Resultado del Mundial: 2,5-2,5. Mañana llegaremos al Ecuador.  

Un dato interesante, desvelado por la televisión pública noruega, es que cuando se jugó la cuarta partida Caruana no sabía nada de la filtración –su equipo probablemente hizo bien en no alterarlo con la noticia–, mientras que Carlsen sí estaba avisado. Quizá eso influyó en el extraño juego del noruego. No falta quien opina, por otro lado, que su juego fue fruto de la decisión deliberada, de una caballerosidad extrema, de no aprovechar la circunstancia. Gente menos bienpensante cree, por el contrario, que sabedor de su ventaja, prefirió no arriesgar con negras justo cuando tiene dos ocasiones seguidas de explotar la brecha con las piezas blancas.

Hay una tercera vía de pensamiento. Un conocido entrenador con el que he coincidido en los Mundiales de cadetes que acaban de terminar en Santiago de Compostela cree que el único problema de Carlsen es su dificultad para controlar los nervios. Le pasó contra Karjakin y le ha vuelto a ocurrir en esta nueva defensa del título.

Volviendo a la partida del día, después de su esperanzador comienzo, Fabiano intentó presionar haciendo las primeras jugadas casi «al toque», en una posición de doble filo. Entre los comentaristas, Peter Svidler celebraba la llegada de la diversión. El ruso desveló además en Chess24 que cuando Kramnik sufrió un desastre en un gambito Marshall contra Leko, el primero no le volvió a dirigir la palabra en todo el duelo. No es probable que Caruana reaccione igual, pero bien no se puede sentir.

El español Miguel Illescas pronto advirtió, por su parte, que la fiesta anunciada por Svidler no sería tal: «Veo bien a Magnus. Caruana, preparado de casita, está jugando como un ordenador y Carlsen improvisando como un humano, lo cual despierta mi simpatía hacia él».

Lo cierto es que Caruana pareció más energético durante las primeras jugadas, pero en cuanto se salió del libro aflojó un tanto. Susan Polgar situó el punto de inflexión en la jugada 17, con un dubitativo movimiento de peón c de las blancas. «Caruana tiene ahora problemas para encontrar buenas casillas para sus piezas. Tiene que ser  extremadamente cuidadoso. Es el turno de Carlsen para contraatacar. El momentum hacambiado despues de la prometedora sorpresa de apertura».

El italoamericano, sabiéndose en problemas, jugó con cuidado, en efecto, y encontró los recursos suficientes para abortar la misión sin meterse en problemas más graves. Al final, se firmaron las tablas después de 33 jugadas, casi al límite de la regla de Sofía. No obstante, fue una partida entretenida, y sin fases aburridas, gracias a su brevedad. El dato menos discutible de este Mundial es que ninguna partida dura más que la anterior. Cualquiera podría pronosticar que eso no puede durar hasta el final.

Como noticia pésima del día, cabe comentar que la mayor víctima de la filtración no ha sido Caruana, de momento, sino un jugador y periodista Ian Rogers, quien anunció que termina su colaboración con la revista «Chess Life», después de una década. Le quisieron censurar las alusiones al vídeo y correspondiente captura en su último artículo.

Así fue la sexta partida:

Fabiano Caruana 0,5 – Magnus Carlsen 0,5

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