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Carlsen impresiona y Caruana resiste en la primera partida del Mundial

Carlsen impresiona y Caruana resiste en la primera partida del Mundial
Chess - 2018 World Chess Championship - Magnus Carlsen v Fabiano Caruana - London, Britain - November 9, 2018 Fabiano Caruana (left) shakes hands with Magnus Carlsen (right) before the start of their first match during the World Chess Championship Final REUTERS/Paul Childs
Federico Marín Bellón el

Magnus Carlsen dio un puñetazo sobre el tablero en la primera partida del Mundial de Ajedrez que se juega en Londres. Casi se rompe algún dedo, en una lucha espectacular en la que el noruego arrancó como una máquina, con perversos retoques humanos cuando era necesario. Fabiano Caruana, con blancas, sufrió la excelente preparación del noruego, quien sorprendió desde la apertura, una defensa siciliana. El americano anduvo lento, quizá atenazado por la responsabilidad, y se comió el reloj, que se le atragantó en los momentos críticos, pero luego exhibió su gran catálogo de recursos y se libró de milagro, con la necesaria ayuda rival, y logró las tablas tras casi siete horas y 115 jugadas de agonía. Carlsen dejó que escapara de la derrota, pero no del castigo (y autocastigo) con una larga tortura que el aspirante aguantó con estoicismo. Ninguno de los dos puede estar contento y al mismo tiempo ambos tienen motivos para animarse. Según Susan Polgar, un campeón en su mejor forma no habría dejado escapar la ocasión. El factor físico cobra protagonismo después de un solo asalto.

La fotografía de arriba es de Paul Childs para la agencia Reuters

Woody Harrelson ejecutó la primera partida sobre el tablero. Foto: Ben Stanall / AFP

Un detalle que mostraba el signo de los tiempos es que en la retransmisión oficial las dos comentaristas eran mujeres, algo impensable hace unos años. El trabajo de Judit Polgar y Anna Rudolf no admite discusión. Las webs «alternativas» también siguieron la partida en directo, pese a las amenazas legales. De momento, no han perdido ninguna batalla legal después de varios asaltos.

El duelo empezó con el saque de honor a cargo del actor Woody Harrelson, quien ya realizó la primera jugada de la primera partida en el último Mundial. Según contaron en la  cadena de televisión noruega NRK, que retransmite el campeonato en directo, el intérprete es muy amigo de Carlsen y su equipo, que lo ha visitado más de una vez en Hollywood. Quizá por eso le gastó una broma a Caruana. Primero tiró de forma «accidental» su rey y luego y no hizo la jugada que el gran maestro le había pedido. Al campeón le hizo mucha más gracia. A punto estuvo de dar resultado.

Sobre el tablero se vio una película emocionante, un thriller que no admite quejas, salvo de los listillos que se creen grandes maestros con ayuda de los módulos informáticos y disfrutan criticando hasta la menor imprecisión.

Magnus Carlsen, fotografiado por Facundo Arrizabalaga (Efe)

Caruana optó por el ataque Rossolimo, que elude las líneas más críticas de la siciliana. La posición, asimétrica, prometía acción, pese a todo. El juego de Carlsen tiene una virtud casi tan efectiva como su precisión: mueve a gran velocidad, lo que añade presión. Fabiano, además, tenía que caminar por un sendero ya examinado por su rival, con una posible trampa en cada quiebro. Hacia la jugada 10, la posición ya era casi virgen, con el único precedente de una partida entre aficionados, además de otra de Sabrina Vega en el Mundial femenino que se juega ahora mismo, con la que guardaba evidentes parecidos.

El negro cada vez estaba mejor y el blanco cada vez tenía menos tiempo. David Martínez, experto en la posición después de haberla analizado toda una noche para Vega, la definió como «carlsenesca», ante la ausencia de líneas concretas que calcular, el fuerte del italoamericano. La comprensión estratégica de Magnus es de otro tipo. El propio campeón ha comentado sus diferencias de estilo. Fabiano, asegura, es un jugador obsesionado por controlar el centro del tablero (buena obsesión), a cambio de lo cual es capaz de sacrificar algún peón o tolerar ataques a su rey. Carlsen, en cambio, se atreve a incumplir los mandamientos sagrados, con sus piezas en la primera fila y el rey en el centro, sin enrocar. Como los genios, sabe cuándo saltarse las reglas.

Carlsen v Caruana, justo antes de empezar la partida. Foto: Paul Childs para Reuters

La diferencia de tiempo en el reloj (y en la posición) se acrecentó hasta límites dramáticos, después de que Caruana se aficionara demasiado a uno de sus caballos y derribara con él varios obstáculos seguidos. El presunto sucesor de Fischer se quedó en situación crítica antes de la jugada 20. Después de la 30, los programas daban a Carlsen una ventaja enorme, equivalente a una pieza o incluso mayor, pero el campeón encalló de repente. Ruslan Ponomariov apuntaba en Chess.com que para Fabiano no es tan grave apurarse de tiempo. «Le gusta pensar, aunque no tanto como a Grischuk», dijo.

Lo más meritorio para el aspirante es que no colapsara en esa situación. Tiró de recursos, como Karjakin, y justo cuando peor estaba caminó sobre el filo de la navaja, sin tiempo para pensar, con una soltura admirable. Carlsen perdió la paciencia y alternó alguna genialidad con las imprecisiones justas para que Fabiano siguiera respirando. Y cuando parecía que el estadounidense llegaba a la orilla, el americano también falló. Fue suficiente para que Magnus sacara el tractor con el que siempre ara los finales, su terreno de juego más fértil.

Por fortuna para Caruana, después de lo que había sufrido, el desierto que tenía por delante ya no le intimidaba. En un final difícil pero bien estudiado, condujo su rey hacia la salvación, que firmó después de cerca de 80 jugadas. Fischer perdió las dos primeras partidas contra Spassky (se jugaban 24 y no 12), pero Caruana también quiere ser diferente en esto.

Le tocará jugar también con blancas la última partida, quizá decisiva. A cambio, deberá jugar con negras dos juegos seguidos, los número 6 y 7. Quién sabe si en este Mundial el color de las piezas va a ser menos importante de lo habitual.

 

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