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Candidatos 2018: estos ocho ajedrecistas quieren el trono de Magnus Carlsen

Candidatos 2018: estos ocho ajedrecistas quieren el trono de Magnus Carlsen
Federico Marín Bellón el

La FIDE acaba de dar a conocer los emparejamientos del torneo de Candidatos, que empieza el 10 de marzo, en Berlín. Ocho grandes maestros lucharán por convertirse en el próximo retador de Magnus Carlsen por el título de campeón del mundo. Hay tanta igualdad que acertar una quiniela con las 14 rondas (liga a doble vuelta) debería pagarse con una fortuna. El día 27 termina la competición, en la que puede ganar cualquiera de los ocho grandes maestros que participan: Shakhriyar Mamedyarov (2814 puntos Elo), Vladimir Kramnik (2800), Wesley So (2799), Levon Aronian (2797), Fabiano Caruana (2784), Ding Liren (2769), Alexander Grischuk (2767) y Sergey Karjakin (2763).

(La foto de arriba, de Anastasia Karlovich, se tomó en la la final de la Copa del Mundo. Sus dos finalistas, Levon Aronian y Ding Liren, se clasificaron automáticamente para el torneo de Candidatos)

La organizadora del torneo, World Chess, también ha hecho públicos sus planes de retransmisión de las partidas, que probablemente volverán a causar polémica. Hay dos modalidades de retransmisión, por 15 dólares y por 25. ¿Están libres las partidas de derechos de autor?, ¿tienen los organizadores de un torneo la potestad de impedir que cualquiera pueda ofrecerlas en directo? Hay jurisprudencia, por lo general en contra de la nueva tendencia impulsada por World Chess, que sin embargo no ceja en su empeño en rentabilizar el ajedrez como espectáculo. En este sentido, parece que los planes de retransmisión del próximo Mundial, que se celebrará en Londres en noviembre entre Carlsen y el ganador en Berlín, consisten en conseguir una amplia cobertura televisiva en todo el mundo. Veremos.

De momento, a los jugadores de Berlín sí les llegará algo del dinero de las retransmisiones. A la bolsa de premios, de 420.000 euros, se le debe sumar un 10% de estos ingresos. Un aspecto a mejorar es la calidad de la web oficial, con mucho diseño pero poco efectiva, por lo visto en anteriores ocasiones. Prometen comentarios en inglés y alemán, análisis por ordenador (hasta ahora uno de los puntos débiles), imágenes entre bastidores y varias opciones relacionadas con las cámaras y sus ángulos. En el Mundial se podían ver las partidas en realidad virtual, como si el espectador estuviera al lado de los jugadores.

En el terreno deportivo, al torneo de Candidatos cada participante ha llegado como ha podido, pero todos ellos tienen opciones de victoria. Veamos quiénes son los ocho aspirantes:

Sergey Karjakin, en el Mundial contra Carlsen. Foto: Bryan R. Smith, AFP

Sergey Karjakin. Rusia, 28 años.

Se clasificó de la manera más sencilla y difícil a la vez: al perder el anterior Mundial contra Magnus Carlsen. Pocos aficionados neutrales quieren que se repita la final, o esa es mi impresión, aunque hay que admitir que el jugador nacido en Ucrania dio más guerra de la esperada y se ganó a pulso el sobrenombre de «Ministro de Defensa».

Karjakin tiene experiencia, es la gran esperanza rusa y nunca se le puede subestimar. Mantiene además un récord increíble, todavía no superado: se proclamó gran maestro antes de cumplir los trece años.

Levon Aroninan, el ajedrecista de moda y vencedor del torneo de rápidas de San Luis. Foto: Lennart Ootes

Levon Aronian. Armenia, 35 años. Clasificado como brillante vencedor de la Copa del Mundo en 2017. Para muchos es el gran favorito. Tiene una buena edad para el asalto al título, pero no tanto como para dejar pasar demasiadas oportunidades. Es un jugador muy querido, por su comportamiento exquisito y un juego que puede ser muy creativo. Tiene una gran sensibilidad artística, en general, algo que en opinión de algunos incluso le puede haber perjudicado en su carrera. Desde luego, no es el prototipo de genio encerrado en un único mundo. En todo caso, parece haber superado su presunta debilidad de carácter y se sabe que lleva tiempo trabajando los aspectos psicológicos del juego.

Aronian ha sido campeón mundial sub 12 y juvenil y ha participado en el Candidatos en 2007, 2011, 2013, 2014 y 2016. Después de más de una década en la boca de gol, es hora de que marque. Destaca otro punto a favor, si logra ganar en Berlín: en ajedrez clásico mantiene un marcador bastante digno contra Carlsen. Pierde 15-11, con 36 tablas (en ajedrez clásico), aunque justo el año pasado no fue el mejor para el armenio en los enfrentamientos particulares.

Ding Liren, fotografiado por Anastasia Karlovich

Ding Liren. China, 25 años.

Clasificado como finalista de la Copa del Mundo. Justo en esta competición demostró su temple y lo difícil que es ganarle una partida, aunque perdió la emocionante final contra Aronian, quizá saciado de gloria por su gran actuación, que le garantizaba jugar este Candidatos. Su rendimiento es en parte un enigma. Puede pagar su juventud y al mismo tiempo está en condiciones de dar un salto de calidad mayor que cualquiera de sus rivales. Que lo vamos a tener en los primeros puestos durante al menos una década parece una obviedad, salvo accidentes.

Mamedyarov, número dos del mundo. Foto: Chess.com

Shakhriyar Mamedyarov. Azerbaiyán, 32 años.

Clasificado como ganador del Grand Prix de 2017. Es el número dos del mundo y lleva más de diez años en la élite, pero por algún motivo mantiene un perfil bajo y su popularidad no es muy grande. La causa no es un desarrollo tardío, porque si no me equivoco es el único ajedrecista que ha ganado dos veces el Mundial juvenil. También ganó el Mundial de rápidas en 2013. Tiene un estilo agresivo y original, además de un comportamiento algo rebelde. Puede ser el gran tapado, si se puede considerar así a un tipo con más de 2800 puntos Elo. Solo 13 personas han saltado ese listón a lo largo de la historia.

Shah, como lo llaman sus amigos, comparte con Gata Kamsky un dato curioso. Su entrenador es su padre, que además fue boxeador, pero parece que Mamedyarov no ha sufrido ningún tipo de maltrato. Tiene dos hermanas, que también son grandes maestras femeninas, Zeinab y Turkanne. En esa familia juegas con el gato y te da jaque mate.

Grischuk, fotografiado por Anastasia Karlovich

Alexander Grischuk. Rusia, 34 años.

Se clasificó como segundo clasificado del Grand Prix 2017. Es otro clásico joven. Lleva tantos años rondando la cumbre que parece un aspirante viejo y desgastado. Muy al contrario, es otro genio creativo, experto en las partidas relámpago. Ha ganado tres veces el Mundial de rápidas. Quizá por ello es más duro en eliminatorias, en las que siempre sobrevuela la amenaza de los empates, que por lo general son resueltos en partidas más veloces, del gusto de Alexander.

David Llada lo considera uno de los ajedrecistas más fotogénicos. Está casado con la gran maestra femenina Natalia Zhukova, que también se lleva bien con las cámaras. Hace diez años le dediqué una contraportada en ABC por su doble vertiente como jugador de ajedrez y póker.

Fabiano Caruana, fotografiado por Evgeny Pogonin (World Chess), en el Candidatos de 2016

Fabiano Caruana. Estados Unidos, 25 años.

Clasificado por su elevado Elo para el torneo de Candidatos, atesora una gran experiencia pese a su juventud. El italoamericano se decantó por convertirse en estadounidense después de representar a Italia en cuatro Olimpiadas. Ha sido número dos del mundo y también sabe lo que es saltar por encima de 2800. Cuando está lanzado es imparable; es capaz de encadenar hasta siete victorias consecutivas al más alto nivel, lo que ya se conoce en el mundillo como «hacer un Caruana». Fabiano es GM desde los 14 años. Estudió en la escuela de Susan Polgar y con el entrenador Bruce Pandolfini, un mito en Estados Unidos. Tras un breve paso por Madrid, donde estudió con Boris Zlotnik, y en Budapest, con Alexander Chernin, Caruana se asentó en Europa antes de volar de nuevo a Estados Unidos y formar (con Nakamura y So) una selección de ensueño.

Wesley So, en el magistral de León de 2017

Wesley So. Estados Unidos, 24 años.

También clasificado por su Elo. El benjamín del torneo es otro de los «fichajes» de la selección estadounidense, en un país donde el mecenas Rex Sinquefield ha logrado un impulso del ajedrez que no se conocía desde los tiempos de Bobby Fischer. So, de origen filipino, tiene un talento natural inmenso, aunque ha llegado a perder alguna partida por motivos bastante ridículos (y no necesariamente justos).

Ganó el oro olímpico representando a Filipinas, en una competición en la que debutó a los doce años, y acusó menos el cambio de país que cualquier persona normal una mudanza. De hecho, es el actual campeón estadounidense, además de número cuatro del mundo. Tiene un estilo agresivo y táctico, que intenta domar un poco. Su vida personal también es un tanto peculiar, porque vive con una familia adoptiva, en la que tiene una vinculación especial con su madre no biológica. A los 16 años sufrió una grave crisis personal, en parte por el escaso apoyo que tiene el ajedrez en Filipinas. Su nueva familia y su país de adopción le devolvieron el entusiasmo, dos años después. También le ayudó su profunda fe en el cristianismo, que ha defendido en público con vehemencia.

Vladimir Kramnik, en el Memorial Alekhine, en una partida contra Aronian. Foto: Thomas Samson / AFP

Vladimir Kramnik. Rusia, 42 años.

El abuelo del grupo, el único que sabe lo que es proclamarse campeón del mundo, jugará en Berlín gracias a la plaza de libre designación que la organización decidió entregarle. Pese a ser el actual número 3 del mundo, la decisión fue bastante discutida, porque algunos preferían a jugadores más jóvenes, como el francés Maxime Vachier-Lagrave. En el caso de ganar el torneo, nada imposible, sería difícil apostar por él en el Mundial, aunque, bien pensado, parece absurdo apostar por nadie que se enfrente a Carlsen.

El juego de Kramnik es de sobra conocido. Anterior «Ministro de Defensa», también ha conocido etapas mucho más agresivas. En su día fue capaz de derrocar al rey Kasparov (otra sorpresa). Su punto débil es una salud frágil, algo más frecuente de lo que parecería normal entre campeones del mundo, porque jugadores como Anatoly Karpov y, sobre todo, Mijail Tal, se sobrepusieron a unos cuerpos muy por debajo de sus mentes. De Vladimir sorprende que mantenga el apetito de victoria y la motivación para estudiar cada día las mejores partidas que se juegan en el mundo. Su cerebro es como un disco duro capaz de asimilar cualquier novedad. Es un eximio finalista y un competidor siempre fiable. Si se encuentra en forma, está capacitado para demostrar que nunca hay que dar por muerto a un viejo rockero.

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