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Garry Kasparov cierra una era a lo grande

Garry Kasparov cierra una era a lo grande
Federico Marín Bellón el

Es un tipo duro, que a veces roza la incorrección con su energía no siempre bien encauzada. Hace tiempo llamó «turistas» a algunos colegas de forma despectiva (de alguna manera se anticipó a un movimiento pongamos que dudoso) y un día «engañó» a la pequeña Judit Polgar con un caballo de Linares. Son pecados veniales al lado de su enorme talento, al que ha sumado una determinación y unas ganas de luchar únicas, inmunes al paso del tiempo. Después de doce años retirado, reapareció en la plaza americana de San Luis y decepcionó a los que aún creen en las leyendas. En el último aliento de su regreso, sin embargo, Garry Kasparov se sacudió la presión del debutante y demostró que sigue siendo capaz de competir con los mejores, aunque sea a ratos. Por supuesto, quedó muy lejos del campeón, un intratable Levon Aronian, que no tembló ni cuando Sergey Karjakin parecía ingobernable en el ajedrez relámpago. El armenio sala reforzado de la experiencia, a punto de casarse y más estable que nunca, dispuesto a escalar a lo más alto. 

Clasificación final en San Luis, con las puntuaciones de las partidas rápidas y relámpago desglosadas

En la última jornada, Kasparov hizo 5,5 puntos en nueve partidas, con victorias sobre Nakamura, Caruana y Domínguez, tres grandes maestros actuales de élite. Solo perdió contra Karjakin. Maquilló todo lo que pudo su clasificación final, en la que ha quedado por delante de Anand y Navara, a solo medio punto del quinto puesto. En el ajedrez relámpago ocupó justo esa posición, también por delante de Domínguez, Caruana y Le Quang Liem. No está mal para un tipo de 54 años, un «aficionado» que llevaba más de una década sin sentir la adrenalina de la competición. Algunos bromeaban incluso con que lo vivido solo había sido un calentamiento antes de la verdadera reaparición del genio. Es muy posible, pese a todo, que no volvamos a verlo más en acción, fuera de las habituales partidas simultáneas y de exhibición. Las jornadas vividas en San Luis se han hecho cortas, pero el mundo sigue girando y el ajedrez está más vivo que nunca.

Garry Kasparov y Levon Aronian, ganador del torneo. Fotos: Lennart Ootes

Por supuesto, la experiencia no le ha salido gratis a Garry, quien confesó al término del torneo que recordará siempre su derrota ante David Navara, después de tenerlo completamente ganado: «Es como una pesadilla. Me temo que me perseguirá por el resto de mi vida», explicó. Podía haber sido su última obra maestra. «Se trataba de divertirse», añadió, «pero no sé si hubo mucha diversión… La partida contra Navara la mató».

Ni siquiera durante las partidas era capaz de abstraerse del todo de la situación. Se veía a sí mismo desde fuera, como dicen que hacen los muertos recientes. «Durante mi partida con Domínguez», dijo a modo de ejemplo, «recordaba que podría ser mi última Najdorf», una de sus variantes de apertura favorita, de su amada defensa siciliana. Ojalá no haya quedado satisfecho del todo con su sprint final y el año que viene decida probar sus fuerzas de nuevo.

Sobre Levon Aronian hablaremos pronto como se merece el armenio. Este chico es diferente a todos, un artista de otro tiempo.

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