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Ajedrez en la cámara de gas, un lujo insólito

Ajedrez en la cámara de gas, un lujo insólito
Federico Marín Bellón el

Ya hemos visto alguna vez por aquí juegos de ajedrez originales y extravagantes, incluso con ratones disecados, pero lo de las piezas asfixiadas en una cámara de gas en un concepto insólito, que además cuesta un dineral: más de 60.000 euros. La casa Purling London, especializa en piezas y tableros de lujo, ha presentado esta idea diseñada por el artista libanés afincado en Londres T. Raymonzrek.

Lo «mejor» de la idea de Raymonzrek es que la galería permite probar su invento, aunque para hacerlo hay que ponerse guantes aislantes y una mascarilla de gas, con el objetivo de evitar posibles accidentes. Las piezas, por otro lado, están confeccionadas con los materiales más lujosos, incluido el oro, y pueden generar ataques tóxicos para eliminar a su rival, como en una guerra química, aunque el propio autor lo considera una señal de debilidad, una derrota moral y una opción «ruin». Todo ello ocurre dentro de una jaula de cristal, por lo que la batalla ajedrecística, por fortuna, nunca saldrá de los límites del tablero.

Algunas de las imágenes son de lo más melodramático. Probablemente no contará con la aprobación de ningún gran maestro, pero no se le puede negar la originalidad. Quizá sea más fácil encontrar partidarios entre los amantes de las manifestaciones artísticas poco convencionales.

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A favor de la compañía que comercializa este juego se puede decir que logran su objetivo de distanciarse de los más clásicos, tipo Staunton, con un equipo de artistas contemporáneos que incluye a Olivia Pilling, Joanna Scislowicz, Richard Morrissey, Darren MacPherson y Thomas Dowdeswell.

Según Simon Purkis, fundador y director de la empresa, la ventaja de sus juegos es que, al contrario de lo que suele ocurrir con otros con vocación artística, los suyos son «robustos» y no resultan «impracticables» ni se rompen. Puede que con el ajedrez de la cámara de gas se les fuera la mano, pero tienen otros modelos bastante atractivos… excepto por el precio. Casi todos cuestan entre 1.800 y 6.000 euros.

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