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Un ajedrecista ciego, sancionado a perpetuidad por tramposo

Un ajedrecista ciego, sancionado a perpetuidad por tramposo
Federico Marín Bellón el

El caso del noruego Stein Tholo Bjørnsen es histórico por varios motivos. No es frecuente que un ajedrecista invidente haga trampas, pero sobre todo es la primera vez que un jugador de su país (y no recuerdo casos en otros) es castigado a perpetuidad. Uno de los motivos es que el noruego, de 52 años, es un fullero reincidente, ya que como contábamos por aquí en 2015 ya recibió una sanción de dos años de su propia federación, por utilizar un auricular bluetooth y recibir ayuda externa en varios torneos. 

[Stein Bjornsen, en el último campeonato de Noruega, el pasado mes de julio. Foto cedida por Tarjei J. Svensen]

Según cuenta Tarjei J. Svensen en Chess.com, a la Federación Noruega de Ajedrez (NSF) se le ha acabado la paciencia con Bjørnsen, pillado esta vez con un auricular escondido en la palma de su mano durante una partida contra una niña de nueve años. Apenas habían pasado dos meses desde que se le había levantado la anterior suspensión. El presunto tramposo todavía puede recurrir, pero sus esperanzas parecen mínimas.

Morten L. Madsen, presidente de la Federación Noruega, aseguró que tienen «tolerancia cero» con los tramposos. Las evidencias en su contra son grandes, no solo el hecho de que llevara 56 partidas invicta, pese a tratarse de un jugador de nivel principiante. Mayor, pero novato.

Bjørnsen empezó a llamar la atención en el verano de 2015, con actuaciones sobresalientes en varios torneos. Al principio le dejaban jugar con un auricular que, según él, le servía para grabar las partidas. Algunos ya señalaron entonces la imposibilidad de que el dispositivo fuera utilizado con ese fin. Un análisis detallado de las partidas demostró también que sus jugadas no eran sorprendentemente buenas, sino en muchos casos «inhumanas», típicas de las máquinas. El propio Magnus Carlsen terció para expresar sus esperanzas de que solo se tratara de un caso de «talento único».

Stein Bjornsen, en otra imagen del campeonato de Noruega, publicada en «Matt & Patt». Autor: Tarjei J. Svensen

Bjørnsen siempre negó los cargos y explicó que su mejora se debía a que había reproducido las partidas de Carlsen y Anand y estudiado ajedrez diez horas al día durante varios meses. Según él, su memoria es excepcionalmente buena y, aunque no comprende el ajedrez como los grandes, es bueno recordando análisis. Los investigadores de la federación no se tragaron semejantes argumentos y le impusieron la sanción de dos años.

Otra de las «pruebas» esgrimidas contra él fue un estudio del profesor Kenneth Regan, consultor de la FIDE, que analizó 18 aprtidas con un programa especial para pillar tramposos que no dejó lugar a dudas. Según este programa, un nivel por debajo de 2,75 puntos indica que no se han hecho trampas, entre 2,75 y 4,75 las sospechas se disparan y cuando la puntuación supera los 5 puntos, como era el caso, no hay la menor duda de que el sujeto estudiado  ha recibido ayuda externa.

Entonces se le hizo un examen personal para determinar su nivel de juego, en junio de 2016, en el que Bjørnsen fracasó de forma estrepitosa, ya que no era capaz de resolver sencillos problemas de mate. La Federación lo tuvo claro y lo castigó.

En su regreso «a las pistas», Bjørnsen ha vuelto a las andadas y en las partidas jugadas desde enero ha ha derrotado a un maestro. Tiene gracia que lo pillaran definitivamente mientras jugaba con una niña, Lykke-Merlot Helliesen.  Varios testigos lo vieron esconder un pequeño dispositivo que escondía en una mano. El padre de la pequeña declaró que se trataba de «doping electrónico de la peor especie».

El sancionado, pese a todo, no ha dado su brazo a torcer. Admite que llevaba un aparato prohibido, pero no que lo llegara a utilizar. Dice que solo jugueteó con él porque se sentía enfermo y en mala forma. La mujer del acusado explicó por su parte que este tiene cáncer y recibe un tratamiento de quimioterapia.

Otros casos de trampas, en este enlace.

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