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Adrián Mateos: «En España es prácticamente imposible vivir del póker»

Adrián Mateos: «En España es prácticamente imposible vivir del póker»
Adrián Mateos, ganador de la gran final del EPT en Montecarlo. Fotos: Neil Stoddart para PkerStars
Federico Marín Bellón el

Adrián Mateos (San Martín de la Vega, Madrid, 1994) es el niño prodigio del póker español. El 1 de julio cumple 21 años, justo a tiempo de superar la mayoría de edad en Estados Unidos antes de que terminen las Series Mundiales. Solo tendrá una bala en las WSOP, el torneo principal. Si ganara el brazalete en Las Vegas, y yo no apostaría en contra, sería el vencedor más joven de la historia. En mayo ganó la gran final del EPT de Montecarlo. Un año antes se impuso en las Series Mundiales Europeas (WSOPE). Cada uno de estos torneos le supuso un millón de euros, por lo que no sorprende que haya ganado ya más de tres. Por desgracia, es uno de los talentos fugados tras la regulación implantada en nuestro país, y vive en Londres. «En España es prácticamente imposible vivir del póker», asegura en una larga entrevista telefónica. «Han legislado de manera lamentable».

Mateos cuenta que empezó a jugar bastante pequeño: «Por la noche, me quedaba hasta tarde y lo veía en televisión. Me gustó y empecé a buscar información sobre qué era eso y cómo se jugaba. Aprendí y empecé a jugar, primero con los amigos. Luego busqué más información para jugar bien y con 16 años la verdad es que ya jugaba bien». Su objetivo era «tener un nivel alto cuando cumpliera 18 años» Ya tenía claro que acabaría ganando dinero. «Desde el principio vi que se me daban muy bien las cartas y mi sueño, que luego se convirtió en realidad, era poder ganarme la vida».

–¿Nunca tuviste dudas, con las primeras pérdidas?

–Nunca las he tenido. Simplemente, fui subiendo poco a poco.

–Pese a todo, no abandonaste los estudios y empezaste una carrera.

–Sí, aprobé la selectividad y me dio la nota para estudiar lo que quería. Empecé Economía en la Carlos III, pero en el segundo cuatrimestre me mudé a Londres para jugar al póker.

–No mucha gente con 18 años recién cumplidos da un salto así, con tanta seguridad, a una ciudad tan cara.

Adrián Mateos, en pleno torneo. Fotos: Neil Stoddart para PokerStars

–Sí, fue una decisión muy difícil. Estuve varios meses pensándolo. Era dejar a mi familia y a mis amigos atrás para irme a vivir con gente que apenas conocía. Y era una ciudad muy complicada, pero decidí luchar por lo que me apetecía, por mi sueño, y la verdad es que me salió bien.

–Uno de los momentos más difíciles sería decírselo a tus padres.

–Dificilísimo. Recuerdo a mi madre destruida, llorando. Pero al ver que a los pocos meses empezaba a ganar y que estaba bien… Hablaba con ellos todos los días, me veían feliz y al fin y al cabo, era lo que querían, que estuviera a gusto. Ahora están muy contentos.

–En Londres aterrizaste con un pequeño colchón, al haber ganado algunos torneos.

–Sí, había ganado ya dos premios grandes y con ese dinero me decidí a dar el salto y jugármela. Lo peor que me podía pasar era perder lo que había ganado en poco tiempo. Le dije a mis padres que el peor de los casos sería ese. Simplemente perdería un año. Tampoco era para tanto el drama y, a cambio, aprendía inglés.

–¿Cómo fue la vida allí al principio?

–Me fui a un piso con otros tres jugadores. La verdad es que estuvo fenomenal, porque cuando vives con gente que se dedica a lo mismo que tú, entre todos nos ayudábamos a mejorar.

–¿Vives todavía con ellos o te has independizado a lo grande?

–Sigo con dos de ellos. Ha habido algunos cambios, pero luego vuelven. Son grandes jugadores.

–Explica esta fuga de talentos. ¿Cómo es la legislación en España?

–Se reguló hace unos años y lo hicieron de manera lamentable. Es insostenible. Poco a poco el mercado español se va hundiendo, ya que los españoles solo pueden jugar online entre ellos, en vez de tener una liquidez internacional, como en la mayoría de los países de Europa. Es un error muy grande porque así el Estado recauda menos de las salas. Encima, la carga impositiva que ponen sobre los jugadores ganadores es altísima y obliga a todos los que ganan dinero a marcharse de España.

–¿En España es posible vivir del póker?

–Es prácticamente imposible.

Adrián Mateos celebra con sus amigos la victoria en Montecarlo

–Tú acabas de ganar un millón. ¿Por qué crees que es injusto lo que ocurre en nuestro país?

–Allí tendría que tributar cerca de la mitad. Ten en cuenta que cuando yo gano es muy bonito, y tributo, pero cuando yo pierdo, que también es parte del juego, nadie me compensa las pérdidas. Obviamente, no sale rentable.

Aquí conviene explicar que las inscripciones en los torneos, además de los viajes, suelen ser muy elevadas, a menudo de varios miles de euros, y que Adrián Mateos no juega para ninguna marca. «Es algo difícil, hay muy pocos profesionales que lo consiguen y es verdad que te da algo de tranquilidad que te paguen un sueldo anual. Es un fijo, y mi sueldo no es ni mucho menos fijo, pero son pocos y no es algo que me preocupe», explica.

–¿Cómo funciona la tributación en el Reino Unido? Tampoco has salido de Europa para ir a un paraíso fiscal.

–El juego está exento de impuestos. Aquí salen de las casas de póker, no de los jugadores. En España hay una doble tributación: el dinero sale de los jugadores y de las salas, con lo cual se asfixia al sector.

–En España hubo una huelga de jugadores el 14 de mayo por todo esto.

–Sí, hubo una huelga de póker online porque la situación es insostenible. O cambia o se hunde el sector. Si el Gobierno rectificara la ley yo me volvería a España, porque como allí no vivo en ningún sitio.

–¿Qué haría falta para que volvieras?

–Si hubiera liquidez internacional [que se pudiera jugar contra personas de otros países en las salas .es] y una imposición lógica y coherente, sin duda me iría a vivir a Madrid. Es la ciudad donde he vivido siempre y donde tengo a mi gente y a mi familia. Por supuesto que me iría. Pero ahora mismo la legislación es lamentable, hecha por gente que apenas conoce el sector, y es imposible.

–¿En Londres has cambiado de casa al mejorar tu situación?

–No, vivo en la misma. Estoy muy contento. Es una buena zona y tampoco necesito demasiados lujos para vivir.

–Pero te puedes permitir caprichos…

–Claro, cuando me apetece salir a un sitio o comprarme algo, por suerte puedo hacerlo. Puedo comer fuera si quiero, pero tampoco soy una persona que haga grandes gastos.

–No eres de los que se compran un Ferrari.

–Pues tengo uno, pero es por motivos laborales, porque llevo una empresa de alquiler de coches de lujo. No es por gusto, sino porque considero que es una inversión rentable.

–Todo esto no sale de jugar unas pocas horas a la semana. ¿Cómo es tu día a día?

–Cuando estoy en Londres, dedico una media de diez horas al día, entre estudio y trabajo. Es duro, porque yo juego torneos, que es una modalidad que no tiene descanso apenas. Paro cinco minutos cada hora y apenas me da tiempo a comer. Es algo duro, pero me gusta y lo llevo bien. Luego tengo la libertad de descansar los días que quiero.

–¿Comes delante del ordenador?

–Suelo salir fuera a las dos o tres de la tarde y cuando vuelvo me siento a jugar. La cena sí que la hago delante del ordenador.

–¿Llegas a utilizar una botellita para orinar, como confesó algún famoso jugador?

–No, aprovecho los cinco minutos de descanso. Da tiempo a ir al baño y poco más.

–Los horarios no son los normales en una oficina, porque la mayoría de los torneos importantes acaban tarde.

–Empiezo sobre las cinco de la tarde y suelo acabar a las tres de la mañana, aunque algún día me toca quedarme hasta las ocho de la mañana, incluso.

–¿Cuánto tiempo crees que puedes seguir con esta vida?

–No lo sé. A corto plazo creo que puedo seguir tres o cuatro años jugando y luego, en diez o quince años, tengo pensado montar alguna empresa o algo asi. Me gusta la economía y en diez años como mucho me volvería a España. Si no es con el póker, para buscarme algo.

–Se supone que a este ritmo habrás ahorrado bastante.

–Hasta ahora los resultados han sido espectaculares. Ojalá los mantenga.

–En torneos la varianza es todavía más alta.  Podrían venir malas rachas.

–Sí, pero se me da bien. He tenido grandes resultados y espero seguir incluso mejorándolos.

–¿Por qué se te da tan bien?

–Siempre he sido bueno en matemáticas. Luego, jugué mucho a las cartas y también se me daban bien. Siento que tengo cierta habilidad y el póker tiene todo lo que me gusta.

–¿Eres intuitivo con los rivales?

–Creo que es una cualidad que tengo de siempre. Se me da bien saber lo que la gente está pensando.

–¿Te pones nervioso en alguna situación?

–No, es otra cosa que he aprendido a dominar desde pequeño, cuando jugaba mucho al tenis. Es un deporte en el que los nervios son muy importantes. Ahora, cuando me he tenido que jugar mucho dinero, quizá he mantenido mejor los nervios que mis oponentes por eso. Creo que es parte del éxito. Me siento muy cómodo en situaciones así.

Con su último gran trofeo

–¿Prefieres jugar por internet o en vivo?

–Me gusta alternar. Jugar solo en vivo o por internet me cansa. Tengo programado un viaje al mes o algo menos para variar. Online se aprende más y en vivo se me da mejor, probablemente.

–Cuando te enfrentas a jugadores muy experimentados, ¿también te sientes con ventaja?

–Sí. Aunque solo tenga veinte años he jugado muchísimas manos y también tengo experiencia. Creo que en casi todas las mesas tengo ventaja frente a la mayoría de jugadores.

–¿Alguna vez te has sentido intimidado por alguien?

–No. Nunca he tenido miedo a nadie. Simplemente respeto a todos los jugadores. Juego contra todos de la mejor manera posible y obviamente hay algunos mejores que otros, pero sin miedo ninguno.

–¿Por quién sientes admiración?

–No, simplemente sé quiénes son mejores e intento fijarme en ellos, imitarlos y aprender, para mejorar día a día.

Vicente Delgado me contó que había comprado millones de manos para estudiar.

–Es diferente, porque él juega en cash y en torneos no se pueden comprar manos, pero también estudio mucho y analizo a los jugadores. La parte de estudiar en póker es muy importante. Juega muchísima gente y solo la élite gana dinero. Ese pequeño porcentaje de gente que gana tiene que trabajar y prepararse más que el resto. No hay otro secreto.

–¿También estudias vídeos, observas las caras, los gestos de la gente, o a ti mismo para analizarte?

–No demasiado. La parte no verbal está un poco sobrevalorada en el póker. Yo sé que no tengo apenas tells, como se llama en el poker a tus gestos no verbales. Llevo jugando ya bastante y creo que no tengo. Lo demostré en alguna ocasión, con grandes faroles ante jugadores muy buenos, que no me cazaron.

–¿Está sobrevalorada entonces la famosa cara de póker?

–Sí y no. Si eres un jugador recreacional, se te puede notar bastante. Entre profesionales casi ninguno tiene grandes tells. Hay grandes expertos, pero la mayoría no tiene grandes conocimientos sobre eso.

Adrián Mateos, en la mesa final de Montecarlo

–En Montecarlo te marcaste un farol que se ha hecho famoso, ante dos jugadores muy buenos y con bote enorme.

–La verdad es que fue un farol muy grande, en la mesa final, cuando quedábamos cuatro. Decidí jugármerla contra un gran jugador y me salió muy bien.

–¿Tampoco ahí sentiste nervios? Era una mano clave.

–La verdad es que llevo tiempo jugando muchos torneos y soy experimentado pese a mis veinte años. Estoy acostumbrado.

–Luego les enseñabas las cartas, para desestabilizarlos.

–Sí, aproveché porque sabía que luego se iban a ver las cartas en la retransmisión, una hora después. Decidí adelantarme y sacarles de sus casillas. Simplemente es una estrategia.

–¿A ti te afectaría algo así?

–No debería descentrarme por eso. Si te farolean es una parte más del juego, pero es cierto que te puede ocurrir.

–¿Tienes alguna superstición?

–No, solo intentar pensar en positivo, que a veces es casi una superstición. Lo llevo como modo de vida, no solo en el póker.

–¿Vas a Las Vegas con ganas de liarla?

–Sí. No puedo jugar las series enteras, solo el evento principal, que es el más importante del año, y la verdad es que tengo muchas ganas. Es un torneo que llevo un par de años queriendo jugar y que por nivel podría haber disputado, pero no por edad. Voy con muchas ganas de hacer un gran papel.

–¿Te ves instalándote un par de añitos allí?

–No es una ciudad que me llame mucho. Simplemente viajaré a jugar alguna vez. Me gusta vivir en Europa, cerca de la familia y de los amigos, que son muy importantes.

–¿Que le dirías a la gente preocupada por la ludopatía? Ganar no es tan fácil como les parece a muchos.

–Yo siempre recomiendo que la gente conozca el póker y que juegue, pero que no se hagan especiales ilusiones con dedicarse a ello de manera profesional. Aquí no hay dinero fácil. Tienes que estudiar mucho más que los demás para ganar. Y la gente que lo critica también demuestra desconocimiento. Es un juego muy divertido, que puedes practicar entre amigos, o ir al casino a jugar algún torneo barato o lo que puedas permitirte. Disfrutas y ya está. El problema es como todo, cuando se hace con exceso. Si las cosas las haces con cabeza no hay ningún problema.

–¿Qué cualidades hacen falta para jugar un poco más en serio?

–Para un jugador que se dedica exclusivamente, el control de banca es fundamental, porque hasta el mejor jugador del mundo puede tener una mala racha. Poder sostener varios meses perdiendo es algo normal. Tienes que tener dinero detrás para poder soportarlo. La psicología también es fundamental, para no hundirte y jugar peor. Tienes que saber que estás jugando bien y que si sigues así, a largo plazo te va a dar dinero. Al final llega.

–¿Te queda algún fallo por pulir?

Claro que tengo fallos. Lo mejor de mi póker está por llegar, pero creo que son cada vez más pequeños. Es un juego que va muy rápido y sigue subiendo de nivel. Si no trabajas, te quedas atrás.

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