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Madrid odia a los ciclistas

Madrid odia a los ciclistas
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Javier Ramudo Garcia el

Madrid odia a los ciclistas.  Post invitado. Escrito por el CEO de VisualBox, redactor de tecnología y blogger de ABC, compañero y amigo, Jon Oleaga.  

 

Uno de los problemas más acuciantes de nuestra sociedad moderna, es, sin duda alguna, el creciente sobrepeso que sufrimos, provocado por el sedentarismo. El 25% de los españoles sufren algún grado de sobrepeso, número que estiman que alcance nuevas cotas en el 2030, para convertirse en epidemia. Esta situación provoca que los gastos de sanidad se disparen, con enfermedades directas y derivadas del sobrepeso, situándose muy cerca de las cifras que provoca un hábito tan perjudicial, como el tabaquismo.

El impacto que tiene sobre el PIB (Producto Interior Bruto) global, según McKinsey, es de, nade menos, que 2 billones de dólares. Muy cerca del tabaco, la guerra o el terrorismo.

 

 Conociendo estos datos, sería lógico que cualquier ciudad tuviera un programa que fomente el deporte, el ejercicio, sobre todo cuando hablamos de movilidad urbana. Es un hecho, que las ciudades donde sus habitantes se desplazan a pie o en bicicleta, gozan de una mejor salud. Por ejemplo, San Francisco, es la ciudad de Estados Unidos con un menor índice de ataques al corazón, porque sus ciudadanos además de caminar, lo hacen por esas cuestas tan vertiginosas que la caracterizan.

Tengo la suerte de haber vivido en diferentes ciudades por todo el mundo, donde casi siempre me he podido desplazar al trabajo en bicicleta. En ciudades como San Francisco o Nueva York, casi se podría decir que las calles principales se atascaban de bicicletas, en plena hora punta. Pero luego, llegas a Madrid, y parece que todo lo relativo al uso de la bicicleta en la ciudad, es un mal chiste. Por un lado, tenemos el anillo verde, un carril bici que rodea toda la ciudad. Un proyecto rocambolesco con una utilidad muy relativa, ya que, realmente, no sirve para desplazarse por la ciudad, sino para el puro ocio, lo que significa que está lleno el fin de semana, y vacío los otros cinco días de la semana. Además, el mantenimiendo deja muchísimo que desear, con un firme en algunos lugares muy deteriorado, el proyecto que ser terminó hace cinco años, todavía conserva tramos con el cartel de “trazado provisional”. Cinco años después, los hacen “bastante permanentes”. Probablemente, hubiera sido bastante más útil convertir, un carril de la Castellana, uno de los ejes de la ciudad, en carril bici. Por que sí, pintar en el suelo la imagen de una bici y una señal de 30 km/h, no convierten la carretera en carril bici. A mi por lo menos no me da ninguna seguridad, nadie respeta el límite de los 30 km/h, y eso y nada, es prácticamente lo mismo. Igual que con “el día en bicicleta”, un día al año donde se corta la Gran Vía, para que la gente vaya en bici, algo ridículo.

Por otro lado, también tenemos los preocupantes niveles de contaminación, que hemos estado sufriendo este año. Los valientes, o inconscientes, que todavía se atreven a salir a correr o a hacer algo de ejercicio, deberían de saber que el nivel de partículas finas (PM 2.5), a las tardes está alcanzando niveles nocivos para la salud. El ayuntamiento en vez de desincentivar el uso del automóvil, ante la alerta por contaminación, decide prohibir el aparcamiento durante un día, medida que no sirvió para mucho. Si no hay más que dar una vuelta por la Gran Vía, en cualquier momento del día, para ver que no entran más coches en Madrid. Hay que dejar de ser reactivos y ser más proactivos, no intentar reducir la contaminación cuando se produce, sino que no se ocurra en ningún caso. El automóvil como vehículo de desplazamiento urbano tiene muy poco sentido, utilizar una tonelada de metal para mover a una persona, es totalmente ineficiente.

 

 Al final, es la pescadilla que se muerde la cola, hay pocos incentivos para que los ciudadanos utilicen la bicicleta, lo que conlleva a que la contaminación se dispare. Es vergonzoso, que estas semanas Madrid haya sido una de las capitales con el aire más contaminadas de Europa. Imaginad el daño que provoca en tus pulmones respirar ese aire, mientras caminas tranquilamente por el centro de la ciudad.

 

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Javier Ramudo Garcia el

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