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Feliz cumpleaños Bob Dylan… y gracias por Hurricane

Feliz cumpleaños Bob Dylan… y gracias por Hurricane
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Javier Ramudo Garcia el

Feliz cumpleaños Mr Dylan (hoy 24 de mayo Bob Dylan cumple 73 años)

Buen día para recordar una de las mejores canciones, Hurricane, al menos en mi opinión, del genial cantante, poeta, musica…podría seguir dos días …

Hurricane

Huracán Carter era el nombre de un boxeador, en cuya triste historia se basa la letra. Por un crimen que no había cometido, pagó con 19 años de su vida en la cárcel, en esa América profunda donde los prejuicios raciales estaban a la órden del día. Y lo siguen estando. Estando en la cárcel, le envió a Dylan una autobiografía, que fue la que causó su interés como para escribir la letra, aunque con ciertos matices que tuvo que retocar, para no involucrarse en algún que otro problema jurídico. El caso del boxeador despertó el interés general del público sobre todo gracias a la canción, lo cual no deja de ser bastante triste.

La historia:

 

Huracan Carter

El 17 de junio de 1966, Rubin “Hurricane” Carter junto a su amigo John Artis fueron detenidos como sospechosos de un triple asesinato de blancos, ocurrido en el Lafayette Bar and Grill, New Jersey. El mismo año, en un juicio rápido, fueron condenados a tres cadenas perpetuas en un juicio lleno de irregularidades y prejuicios raciales basándose prácticamente toda la acusación en el testimonio realizado por dos tipejos, dos ladrones que tiempo después arrepentidos cambiaron la versión contada. El caso a pesar de que Carter era un importante boxeado que aspiraba por su técnica a ser algún día campeón del mundo paso prácticamente desapercibido hasta que Bob Dylan en el año 1975 escribió la canción Hurricane (del álbum Desire) a modo de protesta para denunciar este injusto episodio.

Por fin el 7 de noviembre de 1985, tras múltiples muestras de apoyo se pudo por fin hacer un nuevo juicio para demostrar su inocencia. Todo fue diferente entonces. Se reconocieron claros elementos de racismo durante el proceso penal. Se comprobó que hubo corrupción de la policía, declaraciones bajo coacción y pruebas falseadas. El juez, ante la evidencia, le concedió la libertad inmediatamente, al considerar que los derechos de Carter habían sido violados y que el castigo respondió “más al racismo que a la razón.”

Tras su puesta en libertad residió en Toronto, donde se dedicó a dar charlas motivacionales, además de ser el director de la fundación AIDWYC (Association in Defence of the Wrongly Convicted) que se dedica a defender los derechos de los presidiaros injustamente condenados

El boxeador Rubin “Hurricane” Carter, símbolo de la injusticia racial de los años 70 finalmente falleció el 20 de abril de 2014 a la edad de 76 años en Toronto debido a un cáncer de la próstata contra el que estuvo luchando durante 2 años.

Letra traducida de la canción de Dylan

Suenan disparos en el bar, por la noche.

Entra Patty Valentine y desde la entrada de arriba

ve al camarero en un charco de sangre.

Grita: “¡Dios mio, los han matado a todos!”

Ésta es la historia del Huracán

el hombre al que las autoridades culparon

de un crimen que no había cometido.

Lo metieron en una celda, pero podría haberse convertido

en campeón de mundial.

Patty alcanza a ver tres cuerpos tirados en el suelo,

y a otro hombre, llamado Bello,

merodeando sospechosamente por la zona.

“No lo hice”, dice, y levanta sus manos.

“Yo sólo estaba robando en la caja”,

usted me comprenderá.

“Yo los ví marchar”, dice, y se calla.

“Uno de nosotros debería llamar a la policía”.

Patty los llama,

y llegan a la escena del crimen con sus luces rojas

en la cálida noche de New Jersey.

Mientras tanto, lejos, al otro lado de la ciudad,

Rubin Carter y dos amigos van dando un paseo en coche.

El favorito para ganar título

de los pesos medios de boxeo.

No tiene ni idea de la mierda

que le ésta a punto de caer encima,

cuando un policía los detiene

y les manda parar en la cuneta.

Igual que la vez anterior, y la anterior, y la anterior.

Es así como funcionan las cosas en Paterson.

Si eres negro, mejor no salgas a la calle

a no ser que quieras que tu madre lo lamente.

Alfred Bello tenía un compañero,

y tenía una denuncia que comunicar a la policía.

Él y Arthur Dexter Bradley

estaban merodeando por la zona.

“Ví a dos hombres correr”, dijo.

“Dos tipos de peso medio”.

“Subieron a un coche blanco,

con matrícula de fuera del estado”.

Y la señorita Patty Valentine asintió con la cabeza.

El policía les dice:

“Esperar un momento chicos, éste no está muerto”.

Así que lo levantoron y lo llevaron al hospital.

Y a pesar de que le costaba ver bien,

le preguntaron si podría identificar al los asesinos.

Las cuatro de la mañana, y detienen a Rubin.

Lo llevan hasta el hospital

y suben hasta la habitación.

El hombre herido le mira

a través del único ojo bueno que le queda

y dice: “¿Pero que me traeis aquí?,

¿éste no es el hombre?

Sí, ésta es la historia del Huracán.

El hombre al que las autoridades culparon

de un crimen que no había cometido.

Lo metieron en una celda,

pero podría haberse convertido

en campeón de mundial.

Cuatro meses después, los güetos están que arden.

Rubin está en Sudamérica, boxeando por el título,

mientras Arthur Dexter Bradley,

todavía metido en el caso del atraco,

esta siendo presionado por la policía,

que busca a alguien a quien culpar

¿Recuerdas aquel asesinato en el bar?”

“¿Recuerdas que dijiste

que habías visto escapar un coche?”

“¿Crees que puedes jugar con la ley?”

“¿No crees que fue aquel boxeador

al que viste correr aquella noche?”

“Recuerda que eres blanco”.

Arthur Dexter Bradley dijo que no estaba seguro.

“Un pobre chico como tu nos puede ayudar mucho”,

le dice la policía.

“Te tenemos pillado por el trabajito del motel,

y podemos hablar con tu amigo Bello”.

“Venga, no tienes porqué volver a la cárcel.

Sé un buen chico”.

“Le harás un favor a la sociedad”.

“Ése hijo de puta es un rebelde,

y cada día que pasa es peor”.

“Queremos poner su culo en la cárcel”.

“Le culparemos del triple asesinato”.

“No es el Caballero Jim, precisamente”.

Rubin podía cargarse a un tipo con un solo golpe,

pero no solía hablar de eso mucho.

“Es mi trabajo”, dice, “y lo hago por dinero”.

“Y una vez acabado, acabado está”.

Era un paraiso.

Nadaba en la abundancia y el aire era puro

campando a sus anchas por donde quería.

Pero lo cogieron y lo metieron en la cárcel,

donde convierten a los hombres en un ratones.

Todas las cartas de Rubin

estaban marcadas de antemando.

El juicio fue una farsa,

nunca tuvo oportunidad alguna.

El juez convirtió a los testigos de Rubin

en borrachos de los barrios bajos.

Para los chicos blancos que lo vieron,

no era más que un negro loco.

Nadie dudó que él habia tirado del gatillo.

Y aunque no tenían pistola para probarlo,

la policía dijo que había sido él el culpable.

Y el jurado de blancos les dieron la razón.

Rubin Carter fue injustamente acusado.

El crimen fue portada de los medios,

¿adivinas quién testificó?

Bello y Bradley mintieron vilmente,

y los periódicos apoyaron la moción.

¿Cómo puede la vida de un hombre

estar en la palma de la mano de unos idiotas?

Ver como le metieron en esa encerrona

no podrá ayudarle en nada, pero me siento

avergonzado de vivir en una tierra

donde la justicia es un juego para muchos.

Ahora los verdaderos criminales,

con sus abrigos y corbatas

son libres para beber martinis y ver salir el sol,

mientras Rubin se sienta como un Buda

en una celda de diez pies.

Un hombre inocente, en un infierno viviente.

Ésta es la historia del “Huracán” Carter,

pero no se acabará hasta que se limpie su nombre,

y le devuelvan el tiempo que le robaron.

Lo encerraron en una celda,

pero podría haberse convertido

en campeón mundial.

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Javier Ramudo Garcia el

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