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Quien dice tequila, dice México

F. Pastrano el

Hay bebidas tan extendidas por todo el mundo que son internacionales. Aún conociendo su origen concreto, la cerveza, el ron y el vino, por ejemplo, son patrimonio de la humanidad. Sin embargo otras son inequívocamente locales. La lista es larga:  champagne, jerez, sake, vodka, cachaza… Y, ¡cómo no!, tequila. Su sola mención nos evoca un país determinado. Quien dice tequila, dice México.

El tequila es una bebida alcohólica destilada del agave que se produce desde el s. XVI en cinco estados mexicanos: Guanajuato, Michoacán, Tamaulipas, Nayarit y, sobre todo, Jalisco. La planta concreta es la “tequilana weber”, con aspecto muy parecido a una pita y color azul tornasol, lo que da un tono característico a sus campos de cultivo.

Dicen los que saben, que definir con enjundia lo que es el tequila es una tarea difícil, casi imposible. Pero alguno se ha arriesgado a hacerlo con solo tres palabras: tradición, historia y leyenda.

Según la tradición, el uso del agave se remonta a épocas muy anteriores a la llegada de los españoles. Como del cerdo, del agave se aprovechaba todo, y se sigue haciendo. Las hojas servían para los techos de las casas, sus fibras para la fabricación de cuerdas y papel, las púas para hacer agujas y clavos, su savia como antiséptico para heridas, y sus cenizas para hacer jabón. Del corazón se extraía un jugo muy exclusivo que, fermentado, era disfrutado solo por reyes y sacerdotes.

La Historia revela que el tequila y México están indisolublemente unidos. Los mexicanos prehispánicos cortaban las hojas de la planta y de su bola o piña extraían el mosto. La cultura llegada de más allá de los mares añadió la destilación a modo del aguardiente. Así nació el tequila.

Según la leyenda, el tequila ya era en tiempos pretéritos un regalo de los dioses a partir de un rayo que cayó sobre una mata de agave salvaje y la incendió. De su cogollo brotó un líquido dulce y aromático con efectos euforizantes.

Desde entonces, siglos compartiendo en todo el mundo alegrías… y penas, éxitos y fracasos, amores y desamores. Pero siempre con el nombre de México por bandera.

Hoy, la industria del tequila genera ingresos para unas 70.000 familias mexicanas. En 2011, México exportó 163,3 millones de litros de tequila a 40 países de todo el mundo. España es el tercer importador de esta bebida, sólo por detrás de Estados Unidos y Alemania. 

En noviembre de 2009, el Consejo Regulador del Tequila preparó una gran exposición con 1.201 botellas diferentes, que consiguió ingresar en el Libro Guinness de los Records. Esta muestra, bajo el título “Tequila ¿qué haría sin ti?” acaba de pasar por el Instituto de México en España (ved foto). Degustar un blanco o un reposado, detenerse en los anaqueles para observar las originales formas que adoptan muchas botellas, sus artísticas etiquetas, ha sido otra manera de volver a visitar aquel país.

 

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