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Otra forma de entender los bufés

Otra forma de entender los bufés
F. Pastrano el

Generalmente al hablar de bufés pensamos en una oferta de comida autoservicio sin limitación de cantidad y no excepcionalmente buena. De los primeros “self service” de los años 60 a los “all you can eat” (todo lo que puedas comer) de nuestros días la calidad no ha variado en exceso.

Mostrador del fuagrás, al que nos empeñamos en llamar paté.

Todo esto ha cambiado significativamente con el restaurante francés Les Grands Buffets, de la ciudad de Narbona. Un local distinto en el Languedoc-Rosellón, muy cerca de la frontera con España, que pretende elevar el nivel culinario de los autoservicios sin que le siga proporcionalmente el nivel de precios.
Se trata de uno de los bufés más grandes de Europa, en los que se puede saborear sin límite una cuidada selección de las recetas tradicionales de la alta cocina francesa en un ambiente refinado.
Su propietario, Louis Privat lo resume así: “Abrimos en 1989 y fue el primer restaurante en Francia que ofreció un bufé de alta calidad. Hoy, cocineros con tres estrellas Michelin nos han felicitado públicamente, como Michel Gérard, o incluso celebran aquí fiestas con sus empleados, como Gilles Goujon”.

 

Viñedos y bodegas de Château L’Hospitalet, a 11 km. de Narbona.

El Languedoc-Rosellón fue una antigua región de Francia, desaparecida desde el 31 de diciembre del 2015, con una riqueza patrimonial y cultural excepcional. Ha cambiado la delimitación geográfico-política, pero no ha cambiado el mar, la montaña, la naturaleza, el patrimonio, la cultura… ni la refinada producción vitivinícola, que aporta características muy concretas a su paisaje.

Cafetería Le Petit Moka. Un clásico en la Plaza del Ayuntamiento de Narbona.

Narbona, la que fuera capital de la provincia romana Galia Narbonense (por ella pasaba la calzada llamada Vía Domitia), fue un importante burgo medieval y hoy, con poco más de 50.000 habitantes, es una ciudad tranquila y agradable rodeada por un entorno natural muy bien conservado, que mantiene una excelente calidad de vida.

 

Reservado en Les Grands Buffets.

Les Grands Buffets cuenta con diferentes salones y capacidad para 500 comensales. Se pueden alquilar pequeños comedores privados. Todo el local está decorado con maderas oscuras (mucha caoba), barras de latón dorado, mamparas de cristales esmerilados, persianas venecianas y gran profusión de plantas naturales, lo que le dan un aspecto de bistró de lujo. Iluminación muy estudiada y vajilla y mantelería blancas.

 

Asador a la vista del público.

En el centro de la gran sala hay un mostrador dedicado a los fuagrás. Al lado, un asador a la vista de los comensales en el que varios chefs cocinan los platos calientes según los gustos de los clientes. Lechones y corderos enteros, entrecots, tournedos, chuletas, magret de pato, pollos de corral de los Pirineos, codornices, riñones de ternera… Sobre una panoplia de asadores al ast en los que dan vueltas y vueltas lechones y corderillos enteros. La inscripción “Fay ce que vouldras” (“Haz lo que quieras”) rinde homenaje a Gargantúa, personaje hedonístico de las novelas del escritor del s. XVI François Rabelais.

 

Isleta de pescados cocinados.

Narbona está a solo 15 km. de la playa. Así que no es extraño que el mar esté muy bien representado en este bufé. Destaca entre toda la oferta marinera una enorme fuente de mariscos compuesta por ostras de Gruissan (un pueblito de la costa narbonense), bogavantes, almejas, cangrejos, gambas, mejillones, bocinas (caracoles), rodaballos y otros pescados locales, ancas de rana, caracoles de Borgoña, salmón presentado en todas las formas imaginables: ahumado, Bellevue (con gelatina), marinado al eneldo, Gravelax (marinado a la escandinava), en ensalada, en mousse… Así como una excelente bullabesa (sopa de pescado).

 

Medio centenar de variedades de quesos.

La isleta de los quesos es posiblemente una de las más concurridas. Este restaurante pasa por ser el que tiene la mayor oferta de quesos de Europa (45 ó 50 variedades, según los días), que va desde una gama completa de Roquefort (incluido el Papillon), hasta el Gorgonzola, pasando por el Emmental, y el parmesano. Desafortunadamente no encontré ninguno español, no sé si porque no había o porque ante tanta oferta es difícil apreciarlo todo. A veces la ingente abundancia es contraproducente.

 

El paraíso de los golosos.

La pastissérie (pastelería) francesa está ampliamente representada en un amplio mostrador digno de un cuento infantil o de la pesadilla de un diabético. Más de un centenar de variedades de las que unas cuantas, como macarons, tarta tatín, selvanegra, milhojas, París-Brest (roscones rellenos), son elaboradas diariamente por maestros pasteleros. Y no es difícil encontrar alguna que otra delicia turca o los baklavas otomanos. Y para colmo de los golosos, una gran fuente de chocolate líquido que mana constantemente para que embadurnemos de cacao lo que deseemos.

 

Bodegas de Château L’Hospitalet, una de las más prestigiosas del Languedoc.

En una zona vitivinícola por excelencia, la oferta de vinos tampoco se queda corta. Una carta con más de 70 referenciasque se pueden degustar por botellas o por copas. En este último caso se adjunta con cada una la reseña con los datos de la bodega y la añada. Y aunque el vino se cobra aparte, los precios se ajustan escrupulosamente a los del distribuidor. El negocio de Les Grands Buffets no está en estos caldos.

 

Un rincón de las cocinas.

No todo el mundo puede acceder a las cocinas, pero los que hemos podido entrar hemos comprobado la extrema limpieza (aquí Chicote no tiene nada que hacer) de todo tipo de cacharros y aparatos con las últimas innovaciones tecnológicas. Hay quien ha dicho que más que unas cocinas parecen galerías de arte, ya que sus paredes están decoradas con cuadros vanguardistas. Todo el confort de la madera y el latón de los comedores, aquí se convierte en la luminosidad del acero y el aluminio. Hilo musical sobre los fogones.

 

Jardines con esculturas de Hervé Di Rosa.

En el exterior hay unos exuberantes y frondosos jardines, ideales para comer en familia, diseñados por el veterano paisajista André Gayraud, y salpicados por unas extrañas esculturas de estilo polinesio de Hervé Di Rosa, destacado representante del llamado “arte modesto”, y actualmente afincado en Lisboa.

 

Esquina de los jamones en la charcutería.

El precio por persona del bufé es de 32,90€ sin incluir las bebidas, pero ya he dicho que los vinos se despachan a precio de distribuidor, es decir, la relación calidad-precio es excelente.
Los niños de 0 a 5 años acompañados por un adulto comen gratuitamente, y si tienen de 6 a 10 años, a mitad de precio: 16,50€.
Entonces ¿dónde está el negocio? Nos cuentan que tienen unos 270.000 comensales al año, cifra que quieren aumentar rápidamente.
Con todo, hay quienes no entienden que un autoservicio, por muy bueno que sea, pueda situarse en la cabeza de los establecimientos de restauración. Son aquellos para los que la comida, además de entrar por los ojos, la nariz y el paladar, supone un rito fascinante en el que el oficiante (léase jefe de sala o camarero) juega un papel muy importante a la hora de servir la mesa. Y es que, el bufé aunque se vista de seda…

 

Un momento de la grabación de MasterChef.

En mayo pasado, el programa MasterChef de Televisión Española se grabó en “Les Grands Buffets” de Narbona. Era la primera vez que se rodaba fuera de España. ¿Sintomático?

 

Entrada de la estación de ferrocarril de Narbona.

Les Grand Buffets se encuentra en el llamado “Espace de Liberté” (54 Avenue du General Leclerc) de Narbona. Desde la estación de ferrocarril se puede ir a pie en solo 10 ó 15 minutos. Se trata de un complejo de piscinas, bolera y pista de hielo coronado por una pirámide de cristal, remedo de la del Louvre de París. Me cuentan que ante un escenario tan desgarbado ha habido quien se ha dado la vuelta sin creerse que allí iba a encontrar tan elegante restaurante.

 

Ciudadela cátara de Carcasona.

Desde Narbona es muy aconsejable acercarse a la ciudad de Carcasona, a sólo 63 km. Importante ciudad medieval famosa por su ciudadela cátara amurallada, incluida en 1997 en la lista de Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.

 

Ave de Renfe rumbo a Narbona.

Hasta Narbona se puede llegar en trenes Renfe-SNCF, una cooperación de Alta Velocidad que hace que desde Madrid se tarde solo cinco horas (sin bajarse del tren) y desde Barcelona, 2 horas.

 
Fotos: PILAR ARCOS

 

 

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