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De Zero al infinito

De Zero al infinito
F. Pastrano el

Carlos Moro es sinónimo de vino. Este viticultor tiene sus raíces en el corazón de la Ribera del Duero, donde sus antepasados ya cultivaban viñas en el s. XII. Fundador en 1988 de la Bodega Matarromera en Valbuena de Duero, Valladolid, amplió su presencia en otras DO bañadas por ese río: Rueda, Cigales y Toro.

Tempranillo, la uva más característica de La Rioja.

Su penúltima aventura ha sido rizar el rizo con la creación del primer vino español 0% alcohol elaborado con vino “normal” que ha sido sometido a un proceso de desalcoholización. El Emina Zero lo ideó en 2004 y empezó a comercializarse en 2008. Invento con el que muchos no comulgábamos, pero que tiene el enorme mérito de la innovación y el de la oportunidad comercial.  Pero Moro no podía plantarse ahí y ahora ha dado el gran salto a La Rioja, el sueño de todo vitivinicultor. Ha pasado de Zero al infinito.

 

Las viñas rodean a San Vicente de la Sonsierra.

Porque La Rioja es el paradigma del vino en España. Allí es donde los romanos empezaron el cultivo de la vid hace más de 2.000 años, y donde los monjes cistercienses de Santo Domingo de la Calzada, importaron de Borgoña, Francia, una forma muy peculiar de hacer vino que perdura hasta nuestros días.
El sueño de Carlos Moro, largamente acariciado, cuajó en 2014 cuando encontró terruños (“terroirs” dicen los franceses) en San Vicente de la Sonsierra, una de las zonas más históricas de La Rioja.

 

Cata de los tres nuevos tintos riojanos de Carlos Moro.

La puesta de largo de la nueva Bodega Carlos Moro en la Rioja Alta será a partir del año que viene, cuando se pondrán a la venta sus tres primeras marcas de tintos, a las que hemos tenido la oportunidad de catar.
CM” es un vino de raza de la variedad tempranillo, procedente de varias fincas de San Vicente de la Sonsierra y Labastida. Alta intensidad de color y gran equilibrio. Taninos fuertes pero elegantes. Un Rioja “muy Rioja”. Se comercializará a principios de 2017 y costará unos 14€.
CM Prestigio”, que tiene los taninos más integrados que el “CM”, procede de cepas con una poda especial “a una yema”, lo que reduce la producción a un máximo de 4.000 kgs/ha. Crianza en barrica de roble francés que llegará al mercado en febrero de 2018 a un precio de unos 19€.
Carlos Moro Viña Garugele” es un vino de pago de autor con uvas procedentes de la Viña Garugele en San Vicente de la Sonsierra, una finca vieja con cepas de más de 80 años. Según los expertos es un “crianza de color cardenalicio, intenso y largo aroma frutal con toques de madera de caja de puros, especiado, rico y seductor”. Se venderá a partir de febrero de 2018 a unos 29€.

 

Viñas junto a San Vicente de la Sonsierra, literalmente Bajo la Sierra.

Para llegar a tales refinamientos, “Bodegas y Viñedos Carlos Moro” poseen 20 hectáreas de viñedo en 23 parcelas muy seleccionadas y repartidas entre San Vicente de la Sonsierra, en La Rioja; Ábalos, municipio anexo; y Labastida, en Álava.

 

Viñedo de Las Ginebras.

Las Ginebras” es un viñedo en espaldera situado en la zona norte de Labastida a unos 650 metros de altitud. Una de las parcelas más altas de la DOC Rioja, en la falda del Monte Toloño.
Cepas de tempranillo 100% plantadas en 1986 en suelo franco arcilloso con una pendiente del 3%, lo que hace posible que los granos obtenidos sean pequeños y concentrados, aptos para elaborar vinos de alta calidad.

 

Viñedo El Acueducto.

El Acueducto” es un viñedo que recibe este nombre porque lo atraviesa un acueducto del siglo XVI, perfectamente restaurado, lo que da un encanto especial al paraje. Se encuentra en la zona alta de Labastida, concretamente en la zona conocida como San Ginés, a unos 610 metros de altitud.
Viñedo en espaldera de tempranillo 100% de menos de 1 ha de superficie.

 

Bodega de Carlos Moro en La rioja.

La nueva bodega de Carlos Moro se encuentra en San Vicente de la Sonsierra , en pleno corazón de La Rioja Alta, entre la sierra de la Demanda y la de Cantabria. Ocupa una ladera con magníficas vistas al pueblo, en un entorno de gran riqueza paisajística y cultural.
El pasado año celebró su primera vendimia y hace apenas unos meses abrió sus puertas al enoturismo. Desde entonces los visitantes ya pueden brindar con el primer vino elaborado en esta bodega que verá la luz el año que viene.
Hay dos tipos de visitas guiadas con una duración aproximada de entre 2 y 3 horas, que incluyen el recorrido por parte de sus viñedos, la visita a la bodega, la cata especial dirigida en barrica, la cata de cinco vinos procedentes de cinco denominaciones de origen diferentes (Ribera del Duero, Toro, Cigales, Rueda y Rioja), el curso de cata con enólogo, etc.
Los turistas pueden recorrer parte de sus bodegas subterráneas de más de 1.200 metros con capacidad para más de 2.000 barricas, y contemplar el proceso productivo enológico, que varían según la temporada.

Fotos: PILAR ARCOS

 

 

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