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Un agujero de 60 metros se traga tres edificios en Guatemala

José Manuel Nieves el

El gobierno de Guatemala ha colgado en su página de Flickr esta impresionante imagen en la que se aprecia el agujero circular y de sesenta metros de profundidad que se abrió repentinamente en un barrio de la capital del país, apenas unas horas después del paso de la tormenta tropical Agatha.

El agujero, de unos 30 metros de diámetro, se tragó literalmente tres casas y arrastró a las profundidades almenos a dos personas. Una tercera ha desaparecido y los evacuados se cuentan por centenares en la zona.

Los geólogos que han examinado el fenómeno aseguran que su forma circular perfecta sugiere la existencia previa de cuevas subterráneas, pero la casusa exacta por la que se formó el agujero sigue siendo un misterio.

“Puedo decir lo que no es -asegura David Monterroso, ingeniero y geofísico de la Agencia Nacional de Guatemala para Desastres Nacionales-. Y no es una falla geológica, y tampoco el producto de un terremoto. Eso es todo lo que sabemos. Para averiguar más tendremos que bajar”.

Agujeros como el de la imagen se forman en lugares en los que el subsuelo es rico en calizas, sales y otras rocas solubles y que por lo tanto se disuelven fácilmente en el agua. En este caso, se cree que la tormenta tropical Agatha alimentó una corriente subterránea que fue minando y deestabilizando el terreno hasta que se hundió por completo.

Esta clase de fenómenos es relativamente común en Florida, Texas, Alabama, Missouri, Kentucky, Tennessee y Pennsylvania, según datos facilitados por el Servicio de Vigilancia Geológica de los Estados Unidos. Sin embargo, las dimensiones del agujero de Guatemala son mucho mayores que la media.

Además, mientras que otros agujeros se abren gradualmente, a medida que el subsuelo se va erosionando por la humedad, el de Guatemala pertenece a la categoría más peligrosa, los que se abren de forma súbita y sin previo aviso.

Se conocen casos de agujeros de este tipo que se han tragado súbitamente coches, casas y que han llegado incluso a desecar lagos enteros en cuestión de minutos. Fue el caso, por ejemplo, del lago Jackson, en Florida, de 16 km cuadrados y que desapareció sin dejar rastro en septiembre de 1999, tragado por completo por un agujero de 15 metros de profundidad. Mucho menor del que muestran la imagen y el vídeo que acompañan estas líneas.

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