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Todo preparado para los mayores «fuegos artificiales» de la galaxia

Todo preparado para los mayores «fuegos artificiales» de la galaxia
José Manuel Nieves el

Un púlsar del tamaño de una ciudad se encontrará con uno de los astros más brillantes de toda la galaxia.

Será a principios de 2018. El denso cadáver de una estrella, un púlsar del tamaño de una ciudad, se encontrará con uno de los astros más brillantes de toda la galaxia. El resultado serán unos «fuegos artificiales» de alta energía y astrónomos de todo el mundo se preparan ya para no perderse ni un detalle. Una campaña global de observaciones, en efecto, está ya prevista para observer el raro evento en todas las longitudes de onda posibles. El estudio se ha publicado en la revista «Monthly Notices of the Royal Astronomical Society».

El espectáculo cósmico de luz sucederá cuando el púlsar, descubierto gracias al Telescopio Espacial de Rayos Gamma Fermi, pase zumbando junto a su enorme compañera. El púlsar, conocido como 2032+4127, es el núcleo comprimido y magnético de una estrella muy masiva que explotó en forma de supernovah. Apenas mide unos 20 km. de diámetro, pero aun así pesa más del doble que nuestro Sol y rota sobre sí mismo muy rápidamente, unas siete veces por segundo.

Unida a su poderoso campo magnético, esa rápida rotación produce un haz que, como si de un faro espacial se tratase, podemos detectar en el momento en que apunta en nuestra dirección. Los astrónomos han localizado ya muchos púlsares que emiten de esta forma en la longitud de las ondas de radio, pero el telescopio Fermi puede encontrarlos también gracias a sus pulsos de rayos gamma, la forma más energética de luz que existe.

J2032 fue encontrado en 2009 a través de la denominada «búsqueda ciega de datos» (LAT). Gracias a esta técnica, es posible localizar púlsares cuyos haces de ondas de radio no apuntan exactamente en nuestra dirección, por lo que son mucho más difíciles de detectar.

Extrañas variaciones

«Durante el primer año de uso de esta técnica -afirma David Thompson, investigador del Fermi en el Centro Goddard de Vuelos Espaciales de la NASA- hemos descubierto ya unas dos docenas de púlsares, incluyendo a J2032. Ninguno de ellos habría podido ser detectado sin el Fermi».

Observando a J2032, un equipo de astrónomos de la Universidad de Manchester se dio cuenta, en 2010, de algo muy poco habitual. «Detectamos unas variaciones muy extrañas en la rotación y en la velocidad a la que ésta se ralentizaba, un comportamiento que nunca se había visto en otro pulsar aislado -afirma Andrew Line, profesor de Física de la Universidad de Manchester-. Al final, nos dimos cuenta de que esas peculiaridades se debían a que el púlsar se estaba moviendo alrededor de otra estrella. Se trata del sistema binario con un púlsar con el periodo orbital más largo jamás observado».

La enorme estrella que tira del púlsar se llama MT91 213, y es un gigante que tiene 15 veces la masa de nuestro Sol y que brilla con una intensidad 10.000 veces mayor que él. Esta clase de astros emiten fuertes vientos estelares y suelen estar rodeadas por densas nubes de polvo y gas.

«Cuando descubrimos el púlsar en 2009 -explica por su parte Paul Ray, astrofísico del Laboratorio de Investigación Naval en Washington- sabíamos que se encontraba en la misma dirección de esa enorme estrella, en la constelación del Cisne, pero nuestras mediciones no mostraban pruebas de que ninguno de los dos cuerpos formara parte de un sistema binario. Y eso fue porque este sistema binario tiene un periodo orbital realmente muy largo, mucho más que el más largo conocido para un púlsar, algo que en ese momento nos parecía improbable».

El púlsar, en efecto, sigue una órbita muy alargada y de 25 años de duración, lo que significa que una vez cada cuarto de siglo pasa muy cerca de su enorme compañera. Y la próxima vez que eso suceda será a principios de 2018. Entonces, el púlsar se sumergirá, literalmente, en el disco de polvo y gas que rodea a la estrella y provocará un auténtico espectáculo de fuegos artificiales de alta energía. Será, además, como una sonda que permita a los astrónomos medir la enorme gravedad de la estrella, así como su campo magnético y la intensidad de su viento estelar.

Son varias las características que se combinan para hacer de éste un sistema binario excepcional. Y una de ellas es que se encuentra «solo» a 5.000 años luz de la Tierra. Lo cual significa que los astrónomos tienen algo más de dos años para prepararse a conciencia para un espectáculo que será, sin duda, único e inolvidable.

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