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R2, el primer robot humanoide enviado al espacio

José Manuel Nieves el

Se llama Robonaut 2 (R2, un claro homenaje al simpático robot de “La guerra de las Galaxias”) y será, esta misma semana, el primer robot humanoide que viaje al espacio. Volará mañana (si no hay más retrasos en el despegue) a bordo del transbordador Discovery hasta la Estación Espacial Internacional (ISS) y allí se incorporará como miembro permanente de la tripulación para colaborar, de momento, en algunas tareas sencillas dentro del módulo científico Destiny. Pero la NASA tiene para él planes mucho más ambiciosos. Las futuras versiones del robot serán capaces de realizar cualquier trabajo tanto dentro como fuera de la estación. Y ya se planea enviar, muy pronto, las primeras unidades a la Luna.

Varios hechos destacables se aúnan estos días alrededor de la ISS. En primer lugar, la estación cumple sus primeros diez años de ocupación humana ininterrumpida. En segundo, el Discovery (cuyo despegue, previsto para hoy, ha tenido que ser aplazado por lo menos 24 horas debido a un fallo eléctrico) está ya en la rampa de lanzamiento y dispuesto a partir para la que será su última misión (la STS-133) antes de ser retirado del servicio. Y en tercero, el famoso y emblemático transbordador espacial llevará hasta la ISS a R2, el primer robot humanoide enviado al espacio por el hombre.

Desarrollado conjuntamente por la NASA y General Motors, Robonaut 2, o R2, está ideado para trabajar codo con codo con los astronautas, ayudarles en las tareas más complejas y, llegado el momento, sustituirles en las más peligrosas. La versión actual del humanoide carece de piernas, por lo que, una vez a bordo de la ISS, no podrá moverse de su ubicación, el módulo científico Destiny, donde tendrá que poner a prueba sus habilidades. Una vez instalado, los ingenieros monitorizarán todos y cada uno de sus movimientos y observarán cómo se comporta en las difíciles condiciones de ingravidez.

R2 pesa casi 150 kg. y consta de una cabeza, un tronco, dos brazos y dos manos. Sin embargo, las futuras versiones del humanoide contarán también con piernas y, si todo marcha según lo previsto, se moverán libremente por las dependencias de la estación espacial, o incluso fuera de ella si es necesario.

“Este proyecto ilustra la promesa de una futura generación de robots que, tanto en la Tierra como en el espacio, no reemplazarán, sino que acompañarán a los seres humanos y les ayudarán en sus tareas”, afirma John Olson, director del departamento de Integración de Sistemas para la Exploración de la NASA. “El potencial combinado de humanos y robots es el ejemplo perfecto de un resultado que es superior a la suma de las partes. Y eso nos permitirá ir más lejos y alcanzar más logros de los que probablemente podemos imaginar hoy en día”.

R2 no sólo se parece a un ser humano, sino que está diseñado para trabajar del mismo modo en que lo hacemos nosotros. Gracias a sus manos, el robot podrá utilizar, cuando esté en la estación espacial, las mismas herramientas que utiliza la tripulación. Y manejarlas igual que lo hacen ellos. En un futuro próximo las nuevas versiones del robot humanoide acompañarán a los astronautas en sus paseos espaciales y les ayudarán a completar tareas especialmente difíciles o peligrosas.

Por ahora, sin embargo, R2 no es más que un prototipo y no está lo suficientemente equipado como para resistir las bajísimas temperaturas del espacio exterior. En su lugar, R2 será probado en microgravedad y será sometido a toda clase de pruebas para comprobar su resistencia a las radiaciones y a las interferencias electromagnéticas. Además, se comprobará su rendimiento cuando esté trabajando cara a cara con los astronautas. A medida que se vayan desarrollando mejoras, los astronautas recibirán nuevas piezas y software para “actualizar” a R2 y dotarle de nuevas y mayores capacidades.

Para más adelante, la NASA está planeando enviar una versión más avanzada de R2 a la mismísima Luna. Y los ingenieros de la agencia espacial aseguran que el prototipo capaz de cumplir esa misión puede estar listo en menos de 1.000 días. La idea se le ocurrió a Stephen Altemus, jefe de ingenieros del centro espacial Johnson, en Houston. Tras el recorte presupuestario de la administración Obama a la NASA y la renuncia, por ahora, a enviar más seres humanos a la Luna, Altemus y su equipo empezaron a desarrollar su idea, a la que llamaron “Project M”, como una alternativa de bajo coste para la exploración de nuestro satélite.

De hecho, el proyecto podría convertirse en realidad por “solo” 200 millones de dólares, apenas una fracción del coste (estimado en 150.000 millones de dólares) de enviar seres humanos a la Luna y hacerles regresar sanos y salvos. A diferencia de los astronautas, un robot no necesita oxígeno ni soporte vital, no necesita transportar hasta la Luna alimentos ni agua y, lo más importante, no necesita realizar el viaje de vuelta. Todo ello convierte la “opción humanoide” en una auténtica ganga para los mermados presupuestos de la agencia espacial norteamericana.

Cuando esté terminada, la versión avanzada de R2 podrá caminar, igual que un astronauta, por la superficie lunar y enviar por vídeo y en directo todo lo que vea. Podrá tomar muestras con sus propias manos, estudiar el terreno, analizar rocas y minerales y transimitir un sinfín de datos a la Tierra.

El proyecto, sin embargo, se enfrenta hoy por hoy a serias limitaciones presupuestarias. Entre ellas, la falta del dinero suficiente para terminar de desarrollar algunos elementos críticos del futuro R2, entre ellos sus piernas. Mientras, habrá que conformarse con el modelo actual del humanoide. Y ver cómo se comporta una vez que empiece su trabajo a bordo de la ISS.

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