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Predicen por primera vez el nacimiento de una estrella

José Manuel Nieves el

El nacimiento de una estrella es todo un acontecimiento espacial. Grandes nubes de polvo y gas, comprimidas por su propia gravedad, se colapsan sobre sí mismas durante millones de años antes de que se produzca el milagro. Al mismo tiempo que la nube se contrae, la temperatura crece en su interior, y esto sigue sucediendo hasta que el gas, fundamentalmente hidrógeno, llega a su punto de fusión. Entonces se enciende un núcleo estelar, que arroja violentamente fuera las capas externas de la nube y empieza a quemar lo que queda dentro. Ha nacido una estrella.

Los astrónomos conocen muchas zonas en nuestra galaxia donde este proceso está teniendo lugar, y el telescopio espacial Hubble nos ha regalado impresionantes imágenes de “semilleros estelares“. Pero nunca habían sido capaces de predecir el futuro nacimiento de una estrella a partir del estudio de una de esas enormes nubes de material primigenio.

Ahora, gracias a una simulación informática de la nebulosa Barnard 68, el astrofísico Joao Alves, director del Observatorio de Calar Alto, en Almería, y su colega Andreas Bürkert, de la Universidad de Munich, han sido capaces de predecir su colapso y el consiguiente nacimiento de una estrella dentro de cerca de 200.000 años. Muy poco tiempo, en términos galácticos.

Barnard 68, que aparece en la imagen sobre estas líneas, es una oscura nube de polvo y gas que se encuentra a 400 años luz de la Tierra. Y se da la circunstancia de que hacia ella se dirige otra nube, más pequeña, pero capaz igualmente de dar el empujón que hace falta para poner en marcha el mecanismo del nacimiento estelar.

Los cálculos de ambos científicos revelan, en efecto, que incluso ahora Barnard 68 (que tiene unas dos masas solares) está en una situación inestable. La llegada de la segunda nube (con apenas una décima parte de la masa del sol) será suficiente para precipitar los acontecimientos y acelerar el inevitable colapso.

Los resultados de la simulación muestran que la nube menor penetrará en la grande dentro de 1,7 millones de años y a una velocidad de 370 metros por segundo. Cuando eso suceda y las dos nubes se fundan en una sola, se desencadenarán poderosas fuerzas que crearán las condiciones adecuadas para el nacimiento de una nueva estrella.

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