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¿Ha aumentado el terremoto del viernes las posibilidades de otro gran seismo en Tokio?

José Manuel Nieves el

El terremoto de Japón no habría tenido que ser tan fuerte, dadas las características irregulares de la falla en la que se produjo. Y sin embargo, ahí está, sorprendiendo a los científicos y ocupando un puesto entre los más intensos que se han registrado desde que existen los sismógrafos. Ahora, y aunque es pronto para sacar conclusiones, los expertos se preguntan si el seismo servirá para “activar” el peligroso sistema de fallas sobre el que se encuentra Tokyo y provocar un “Big One” que deje pequeñas todas las catástrofes que conocemos hasta ahora.

El Comité de Investigación de Terremotos de Japón teme desde hace tiempo que la región de Tokyo, que no se ha visto especialmente afectada por los temblores de estos días, sufra, en los próximos años, un terremoto de grandes proporciones. Los japoneses recuerdan aún con espanto el sufrido por Tokyo en 1923, que arrasó la capital y provocó la muerte de más de 140.000 personas. Y llevan desde entonces preparándose para hacer frente a esa catástrofe anunciada. No en vano, la capital de Japón es una de las ciudades del mundo mejor preparadas para hacer frente a esta clase de fenómenos.

Ahora, sin embargo, los expertos se preguntan si lo sucedido durante estos días en el norte del país puede ser el preámbulo del esperado y tan temido “Big One” . O si, por el contrario, al liberar una perte de la tensión acumulada por las placas tectónicas de la zona, ha servido para retrasarlo.

“Es algo que está siendo calurosamente debatido por la comunidad científica”, explica Jochen Woessner, del Servicio Sismológico de Zurich. Lo que es seguro, asegura el experto, es que, de un modo u otro, el terremoto del viernes tendrá una influencia al respecto. De hecho, no siempre un terremoto sirve para “liberar el estrés geológico” de la región en la que se roduce, y a menudo se limita a redistribuirlo. Por eso, las zonas que no se han visto directamente involucradas en un terremoto podrían perfectamente haber aumentado su estrés, en vez de reducirlo.

Por desgracia, lo único que se puede hacer es extremar la vigilancia, ya que no hay forma de saber si este seismo ha hecho que el próximo sea más o menos probable. En palabras de Jerome Vergne, sismólogo de la Universidad de Estrasburgo, “el peligro para Tokio podría no haber disminuido en absoluto”. La única zona que se ha “relajado” sin lugar a dudas es la que se encuentra al norte del epicentro, a unos 400 km. de Tokyo.

¿Han aumentado, por tanto, las posibilidades de un gran terremoto en Tokyo tras el seismo del viernes?

La capital nipona se encuentra a sólo 300 km. de la “triple unión” en la que tres de la docena de grandes placas tectónicas en que está dividida la corteza terrestre interaccionan continuamente. Tokyo descansa sobre la placa Euroasiática, bajo la cual se desliza, desde el sur, la placa Filipina, mientras que la placa del Pacífico la empuja desde el este (ver mapa). Pero la subducción no es un proceso continuo y lento, sino que ocurre a “saltos” o “empujones” que dan lugar a masivas, aunque poco frecuentes, convulsiones.

En el terremoto del viernes sólo han intervenido dos de estas tres placas tectónicas: la Euroasiática y la del Pacífico. La pregunta ahora es si el seismo tendrá repercusiones también en la “triple unión” que hay apenas unos cientos de km. más al sur y cerca de la que se encuentra la capital nipona.

Durante décadas los científicos han desarrollado programas informáticos para medir en tres dimensiones el estrés de la Tierra a varias profundidades y poder predecir las consecuencias del aumento o reducción de ese estrés en las fallas y placas colindantes. Pero pasarán días, incluso semanas, antes de que podamos saber con certeza si la “bomba tectónica” que hay bajo Tokyo se ha activado.

En palabras de Bob Holdsworth, profesor de Geología Estructural en la Universidad de Durham, en Gran Bretaña, “Cuando tienes un gran terremoto en una falla, éste afecta al comportamiento de las fallas adyacentes. Las fallas son capaces de comunicrse unas con otras”.

Lo que sí es seguro es que el terremoto de 9 grados del pasado viernes está íntimamente relacionado con el de 7,2 que se produjo el día anterior del que, técnicamente y a pesar de ser de mayor intensidad, es una réplica. Pero “unir los puntos” y relacionar estos eventos con la región de Tokyo, a varios cientos de kilómetros de distancia, no resulta tan sencillo. Sabemos que el sistema de fallas sobre el que se asienta Tokyo se ha visto afectado. Pero aún no sabemos cómo.

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