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«En el futuro, el móvil puede dejar de ser el centro de nuestra vida digital»

«En el futuro, el móvil puede dejar de ser el centro de nuestra vida digital»
José Manuel Nieves el

Alfredo Canteli, director de telefonía móvil de LG en España, asegura no temer a la oleada de terminales asiáticos de bajo coste que invade el mercado y reflexiona sobre cómo podría ser el futuro del «Internet de las cosas».

Nació en Oviedo. Pasó 15 años en Motorola y desde 2010 trabaja en LG. Ahora toma las riendas de la división de telefonía móvil de la marca en España. Es ingeniero informático, curioso por naturaleza y un enamorado de la tecnología y sus posibilidades. A lo largo de esta entrevista, Alfredo Canteli revela cuál será la estrategia de la firma surcoreana en el futuro, afirma no temer a la oleada de terminales asiáticos de bajo coste que invade el mercado y reflexiona sobre cómo podría ser el futuro del «Internet de las cosas».

– LG acaba de lanzar un nuevo «smartphone», el LG G3. ¿Qué aporta con respecto a lo que ya existe?

– Creo que hemos puesto en el mercado el mejor «smartphone» que se puede encontrar hoy en día, tanto en innovación tecnológica como en experiencia de usuario. Por eso, nuestras expectativas son las de tener un teléfono líder.

– ¿Qué tal fue el modelo anterior, LG G2, que por cierto fue elegido como el mejor «smartphone» del año pasado?

– Muy bien. En un mercado como el español, en el que el usuario valora mucho la diferenciación y la facilidad de uso, el G2 introdujo cosas que no se habían visto antes. Por eso superó todas expectativas de ventas que teníamos entonces. La verdad es que el G2 puso el listón más alto…

– Y ahora le toca el turno al G3… ¿Confía LG más en las campañas de marketing o en la calidad del producto?

– Es una mezcla de las dos cosas. No basta con tener el mejor producto. El mercado está plagado de casos de mejores productos que no triunfan… Tenemos a favor que en España, donde los operadores tienen aún mucho peso, todos han visto el producto, se han entusiasmado con él y lo han incluido en sus portfolios. Y eso es un activo muy importante para la salida. Esta vez estamos con todos los operadores, todos han apostado por él, lo cual es un hito importantísimo.

– ¿Cómo se posiciona el G3 frente a los «smartphones» de gama alta lanzados en los últimos meses por fabricantes como Sony (Xperia Z2), Samsung (Galaxy S5), HTC (One M8) o Huawei (Ascend P7)?

– Nuestra estrategia se basa en dos «patas» fundamentales. La primera es lanzar al mercado lo más avanzado tecnológicamente en cada momento. Y con el G3 se puede decir que lo hemos conseguido. Tenemos la mejor pantalla que se puede encontrar hoy en un «smartphone», con un panel de 5.5 pulgadas ultrafino, con lalidad Quad HD, una resolución de 538 puntos y que además, una vez en la mano, no parece un teléfono de 5.5 pulgadas, lo que se consigue con mucho esfuerzo tecnológico y minimizando los bordes al máximo, para que la pantalla pueda ser grande sin que el tamaño del teléfono aumente.

– ¿Y la segunda «pata»?

Además de eso, podemos ofrecer al usuario una serie de experiencias únicas hoy en día, como por ejemplo el autoenfoque basado en laser. No hay otro Smartphone que lleve ese sistema. Y eso lo hemos traducido en facilidad de uso, y es que ya no hay un botón de disparo en el teléfono. Basta un toque sobre la pantalla para combinar, en un solo gesto, dos funciones: autoenfoque y disparo.

– ¿No se ha planteado LG incluir lector de huellas en sus terminales, una función que está de moda?

– Buscamos siempre un compromiso entre facilidad de uso, coste del teléfono y atractivo para el usuario. Y un lector de huella incrementa el precio a cambio de una función que aún no es diferencial. El usuario se fija aún en otros aspectos, como pantalla, batería y diseño. Por lo menos por ahora.

– ¿Cuál será su estrategia al frente de LG? ¿Continuidad con la dirección anterior o podemos esperar cambios de estrategia?

– La estrategia anterior era buena, como demuestran las ventas y la cuota de mercado, que han crecido. Pero, evidentemente, hay cosas que se pueden mejorar. Lo primero que quiero hacer es adaptarnos al mercado de libres, que está alcanzando ya cuotas del 30% del mercado y en el que LG tiene un activo fundamental, que es la capacidad de llegada y la capilaridad de nuestra red de electrónica de consumo, electrodomésticos y gama marrón. Tenemos que aprovechar esas sinergias de forma inmediata. La segunda estrategia, que abordaremos también de forma inmediata, es incrementar nuestra presencia en el mercado de empresas.

– «Internet de las cosas». ¿Cómo afronta LG ese reto? ¿Cómo avanza, por ejemplo, la implantación del sistema operativo WebOS, recientemente adquirido por su compañía?

– No puedo adelantar lo que haremos en el futuro, porque, sinceramente, aún no tenemos ese camino cerrado. WebOS existe, está implementado en nuestros televisores, el feedback de los usuarios es positivo, pero estamos aún explorando otras líneas.

– ¿Se entenderá mejor un televisor LG con WebOS con sus teléfonos que con los de otras marcas?

– No, en cuanto a comunicación con otros dispositivos del hogar, como el «smartphone», WebOS es totalmente transparente. Da igual la marca del móvil que tengas. En el internet de las cosas, LG es muy activo. De hecho, podemos ya montar un hogar completo con nuestros productos. A finales de año presentamos en Corea nuestro Home chat, un mecanismo de mensajería instantánea entre los smartphones y el resto de electrodomésticos y que permite chatear en tu móvil con la nevera o la lavadora, para saber qué te falta o lo que necesitas comprar. En el corto plazo ya tenemos productos como este comercializándose. En el largo plazo, no será la tecnología, que ya existe, lo más importante, sino la interoperabilidad.

– ¿Qué opinión le merece la llegada masiva de marcas asiáticas, especialmente chinas, con especificaciones técnicas muy altas y precios muy bajos?

– Este cambio responde a las necesidades del mercado. Y está muy relacionada con el mercado de libres en España. Tenemos una tarta, como dije antes, que ha llegado ya al 30% y en la que caben más comensales. Con una tarta más grande se pueden hacer más trozos… Pero esa tendencia, en el mercado del operador, no se ha visto reflejada en absoluto.

– ¿Por qué?

– Porque aquí entran más cosas… No se trata solo de las prestaciones del producto, sino que importa la marca y también la diferenciación tecnológica. Y LG tiene las dos cosas. Además del servicio post venta, que también es importante…

– ¿Podría LG fabricar, como hacen estas marcas, por ejemplo un G3 por la mitad de precio?

– Si se pudiera, ya estaría hecho. Pero el G3 empaqueta una serie de prestaciones tecnológicas que no se pueden vender más baratas.

– ¿Entonces, no les preocupa toda esta nueva competencia en la que se unen productos de calidad y buenos precios?

– En un mercado tan dinámico como este no hay secretos… Se basa en tres «P», que son producto, promoción y precio. Y cada uno combina las tres patas en función de sus propios activos. LG ahora mismo tiene un producto excelente, y esa es nuestra primera «P». Tenemos además una marca que la respalda, aunque fue la última en llegar al mercado. Y eso nos obliga a dar pasos más rápidos que los demás. Por ejemplo, fuimos el primer fabricante que sacó al mercado, hace apenas tres años, un teléfono con procesador de doble núcleo, que fue el Optimus 2X. Y poco después, fuimos los primeros que se aventuraron a fabricar un teléfono con pantalla 3D, el Optimus 3D

– Los primeros y los últimos… Nadie más lo hizo, y tampoco en el caso de LG esa tecnología siguió avanzando.

– Es cierto, porque el que manda siempre es el cliente. Y si el cliente considera que la experiencia 3D no es atractiva, pues se elimina. Pero lo que sí quería subrayar es la capacidad de LG para implementar rápidamente las novedades que la tecnología permite. Ahora, por ejemplo, hemos puesto en el mercado la primera pantalla con 538 puntos por pulgada de resolución, y hemos puesto en marcha también el primer autofoco laser del mercado, cosa que hasta hace poco ni siquiera imaginabas fuera de una cámara con un precio muy superior. Es decir, damos continuamente pasos muy agresivos porque entendemos que nuestra diferenciación viene por el producto.

– ¿Cómo se comunican los «smartphones» de LG con el resto de dispositivos domésticos, como ordenadores o tv?

– De una forma fluida. El año pasado adquirimos el sistema operativo Web OS, una plataforma que ahora se integra en nuestros televisores y que es ideal para la convergencia entre dispositivos.

– ¿Cómo ha funcionado hasta ahora webOS? ¿Se implementará también en los móviles?

-No tenemos ese camino cerrado. WebOS ya existe, ya es comercial en los televisores, el feedback de los usuarios es muy positivo, pero aún no puedo adelantar otras vías que se están estudiando.

– Dicho de otra manera, ¿cómo se entienden vuestros móviles con un televisor con WebOS? ¿De la misma forma que antes o existe alguna ventaja específica?

– A nivel de comunicación con otros dispositivos, Web OS es totalmente transparente. En el internet de las cosas LG es muy activo, y todos nuestros dispositivos hablan con fluidez entre sí. De hecho, se podría montar un hogar entero con productos LG. A finales de año presentamos en Corea nuestro Home chat, un sistema que te permite chatear con tu nevera o con tu lavadora para saber qué te falta. Eso está ya. Más adelante, lo que estudiamos es la interoperabilidad.

– Volvemos al «Internet de las cosas». ¿Piensa que la pieza central de la interoperabilidad entre dispositivos seguirá siendo el móvil?

– Hay una discusión apasionante sobre ese tema. ¿Quién mandará en este nuevo ecosistema convergente? Yo veo dos tendencias. La primera es un «smartphone», como Hub o pieza central de todos los demás dispositivos, como relojes, pulseras, tv, etc. Y otra que dice que no, que el centro será algo que todos nosotros llevemos encima en todo momento y que lleve, incluso, toda la potencia de proceso, incluida la del «smartphone». En este escenario, el teléfono sería solo un consumidor más de la potencia que nos de ese dispositivo central.

– ¿Y cómo sería ese dispositivo?

No lo sabemos. Quizá una pulsera, o algo incrustado en una prenda de vestir y que lo controle todo. Ese objeto ni siquiera tendrá pantalla. La pantalla se la dará el teléfono, o el «tablet», o el ordenador… Ese «wearable» tendrá toda la potencia de proceso, se entenderá con todos los dispositivos del ecosistema, que se convertirán en accesorios.

– Pero, ¿existe ese dispositivo?

– No existe, pero todos estamos dando pasos hacia él. El objetivo es que no necesites amoldarte a varios dispositivos, sino que todos ellos obtengan su potencia de uno solo que esté siempre contigo y que puedas conectar a cualquier otra cosa. Como digo, hay dos líneas de pensamiento: ¿Es el «wearable» un accesorio más o se va a convertir en el centro de mi vida? ¿Puede que un «wearable», cuando llegue al trabajo, se conecte con la pantalla de mi ordenador y me dé la potencia de mi equipo de trabajo o que transfiera después esa potencia a la pantalla tonta que llevo en el bolsillo? Es decir, que es posible que surja un dispositivo único que me permita llevar conmigo toda la potencia de proceso que necesito y que esa potencia, en función del contexto, se replique en distintos escenarios. Es una discusión apasionante, pero para la que no hay aún una solución única.

– ¿Y qué hace LG en este campo?

– De todo, aunque esté mal decirlo. Nosotros fabricamos pantallas, y baterías, que será el problema central. En ese campo estamos diseñando ya baterías por cable, flexibles y que puedan adaptarse a cualquier dispositivo «wearable».

– Y en este sentido, ¿cómo ve usted al «smartphone» de dentro de diez años?

– Veo un «smartphone» que va a entender en cada momento dónde estás, qué estás haciendo y que necesitas. Que se va a adelantar a tus necesidades, que será no solo flexible, sino plegable. Que nunca más volverá a estar aislado, sino que estará dentro del «Internet de las cosas». Y muy enfocado a facilitar la vida adelantándose a nuestras necesidades.

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