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Blogs Las aventuras de una madre primeriza por Teresa Zafra

Viajar en avión con un bebé

Teresa Zafra el

Hace un par de meses os contaba en esta otra entrada mi preferencia por el tren frente al avión a la hora de viajar con un bebé.

Sin embargo, por diversos motivos, algunas veces hemos elegido desplazarnos en avión con nuestro hijo, que además también tiene sus evidentes ventajas, y quería aprovechar este blog para compartir mi experiencia y daros algunos consejos prácticos que pueden seros útiles ahora o en el futuro.

1. Lo primero que desbrí al intentar viajar en avión con Martín es que los bebés, al contrario que en el tren, no siempre viajan gratis. Lo hacen en algunos trayectos y compañías, pero en otros no. Con Ryanair, al menos en vuelos nacionales en España, pagan 30 euros. Para vuelos transoceánicos (por ejemplo a Estados Unidos), también pagan un porcentaje del billete que hay que tener en cuenta, porque no es menos de 100 euros y puede desequilibrarnos el presupuesto de las vacaciones.

 

2. La segunda lección importante que aprendí es que, aunque pagan, no tienen derecho a equipaje facturado y, en algunos casos, ni siquiera pueden llevar equipaje de mano. Se permite siempre un carrito para bebé que en casi todos los casos te dejarán llevar hasta la puerta del avión, ya sea en pista o en el finger, y que te devolverán en el mismo punto al aterrizar.

De todas formas, hay que tener cuidado con esto, porque algunas compañías en vuelos domésticos te obligan a facturar el carrito en mostrador y a recorrer el trayecto hasta el avión con el bebé en brazos. Sorprendentemente, Ryanair funciona fenomenal en este aspecto, aunque tienes que ir al mostrador de facturación al llegar al aeropuerto para que le pongan una etiqueta. La  sorpresa negativa nos la llevamos sin embargo  en un vuelo interno de American Airlines en Estados Unidos, donde nos tocó llevar a Martín en peso una distancia importante, tanto al despegar como al aterrizar.

 

3. Además de pagar y no poder llevar equipaje, los bebés tampoco tienen derecho a ocupar asiento. En vuelos domésticos o dentro de Europa, tenemos que llevar al pequeño en brazos. En vuelos transoceánicos, existe un número limitado de cunas disponibles que debemos reservar después de comprar el billete. Generalmente el procedimiento consiste en llamar atención al cliente y explicar nuestro caso. La reserva de cuna lleva incluida la reserva de un asiento junto a la cuna, pero si el bebé viaja con más de un adulto (por ejemplo padre y madre), el resto de adultos puede que tengan que pagar por reservar otro asiento contiguo. Si no queréis pagar, podéis arriesgaros a intentar conseguir ese asiento al hacer el check in o, si no lo conseguís, una vez dentro del avión, pedir al pasajero que ocupa ese asiento que os lo ceda. No suele ser difícil porque pocos adultos quieren pasar un vuelo de 8 o 12 horas junto a un bebé, pero, evidentemente, están en su derecho de no cambiaros el sitio.

4. Los bebés necesitan documentación para volar. Es obvio, pero no podemos olvidarlo, sobre todo en vuelos nacionales, donde es más probable que podamos tener un despiste y quedarnos sin viajar por este motivo. Nosotros tenemos pasaporte para Martín. Sabemos que algunas compañías admiten libro de familia para vuelos nacionales pero, la verdad es que siempre hemos llevado su propia documentación para evitarnos problemas.  Como os conté en este otro post, incluir a los niños en el pasaporte de los padres es algo que ya no puede hacerse, necesitan el suyo propio.

 

5. La comida para bebés se puede llevar en el equipaje de mano, aunque sea agua o cualquier otro líquido. Algunas veces, como me pasó a mí en Londres, te piden que pruebes tú el agua delante del control para descartar que pueda ser un explosivo líquido.

 

6. La mayoría de las compañías tienen embarque prioritario para las familias con niños pequeños. Si no lo tenéis claro, preguntad en el mostrador de embarque, es posible que os dejen pasar antes que al resto de la clase turista o por la puerta de la clase bussiness. Mi experiencia personal es que Iberia y British Airways tienen este sistema, y que Ryanair no. Existe la opción de embarque prioritario para cualquier pasajero pero debes comprarlo.

 

7. Al volar con un bebé o niño pequeño no puedes sentarte en salida de emergencia. Viajar ancho y con bebé es imposible a menos que viajes en primer clase. Evidentemente se hace por temas de seguridad, pero precisamente vendría genial tener un asiento más ancho cuando llevas a un peque en el regazo.

 

8. Muchos padres primerizos tienen la duda de a qué edad puede un bebé volar por primera vez, desde el punto de vista médico. Aunque yo no lo soy, mi experiencia es que los pediatras no ponen restricciones, y que hay bebés con pocas semanas que vuelan sin ningún problema. Personalmente, yo prestaría más atención a la recuperación de la madre antes de decidir viajar en avión al poco de dar a luz, y consultaría tanto a pediatra como a ginecólogo antes de reservar un billete.

 

Mi humilde opinión sobre el delicado tema de viajar con bebés es que para sentirse a gusto tras la llegada de un hijo, es una buena actitud intentar en la medida de lo posible adaptar al bebé a nuestro estilo de vida y no al contrario. Por eso, en el caso de padres viajeros por naturaleza, acostumbrar al nuevo miembro de la familia a viajar desde pequeño, me parece muy positivo. A mí, la verdad, me gusta pensar que un hijo no cambia completamente nuestra forma de vivir, sino que completa la vida que ya teníamos y que enriquece las experiencias con un nuevo (y fresco)  punto de vista.

 

 

 

 

 

 

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Teresa Zafra el

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