Siempre me ha parecido que los propósitos de año nuevo son para personas con mucha fuerza de voluntad. Yo os confieso que soy un poco desastre y me falta constancia para proponerme algo que de verdad y cumplirlo después a rajatabla.
Por eso no tengo costumbre de hacerme una lista de retos para el nuevo año, pero si que, de vez en cuando, sea año nuevo o no, me gusta reflexionar sobre cómo gestiono mi vida y mis relaciones con los que me rodean y tener conciencia de las cosas que hago bien y de aquellas otras que podrÃa hacer un poco mejor.
2013 fue mi primer año como madre, y por eso, ha sido inevitable que el cambio de año me haya hecho volver al vista atrás y valorar la experiencia. En algunas cosas he estado a la altura, o eso creo, pero, siempre, como os digo, hay aspectos en los que podemos mejorar un poco.
Por si os sirve, me he apuntado unas preguntas que me han sido útiles para valorar el último año vivido y para ser consciente de mis puntos fuerte y de los no tan fuertes:
¿ Cuánto tiempo paso al  dÃa con mi hijo?
Del tiempo que pasamos juntos ¿ qué porcentaje dedico exclusivamente a él? ¿Realmente hacemos cosas juntos o simplemente lo tengo conmigo o a mi lado mientras yo hago mis cosas?
¿Cómo gestiono la alimentación de mi hijo cuando come en casa? ¿Le hago comida variada y casera o recurro a los productos más fáciles que ya están precocinados? ¿Intento que coma sano?
¿Hago planes pensados para mi hijo o simplemente me lo llevo a los planes que nos apetecen a los mayores?
Son cuatro preguntas sencillas, pero que tienen muchÃsima miga. Como os digo, más que para hacer propósitos, me han servido para parar un momento y ser consciente de cómo vivimos el dÃa a dÃa.
Ya me contaréis si soléis hacer este tipo de reflexiones y si os sirven para mejorar poco a poco. A mi, como os digo, me vienen fenomenal para coger aire y empezar este nuevo año con un punto de partida claro.
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