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Blogs Las aventuras de una madre primeriza por Teresa Zafra

Mi mochila portabebés

Teresa Zafra el

 

Antes de ser mamá, lo de las mochilas portabebés me parecía una lata. Cuando estaba a punto de ser madre, también, y, cuando acababa de serlo, aún más. Unos amigos con muy buenas intenciones nos dejaron un par de mochilas de diferentes marcas y, después de probarlas, me reafirmé en mi postura: yo ya había llevado a Martín más de nueve meses a peso, y eso me parecía más que suficiente. Una de las mochilas me quedaba pequeña, la otra me quedaba bien pero me daba la impresión de que el bebé se caía, y al final ninguna de las dos me convencía en absoluto.

Mientras tanto, empecé por otro lado a vivir en primera persona los pequeños inconvenientes que tiene llevar un carrito de bebé en la vida diaria. Tienes que empezar a buscar los ascensores de centros comerciales, bares y tiendas que pensabas que ni tenían. La verdad es que casi todos tienen, pero también que la práctica totalidad lo esconden en el lugar más remoto que es el último en el que se te ocurre buscar. ¿Preguntar? Para qué! La única vez que pregunté fue en la FNAC y me confirmaron que, como sospechaba, no tenían ascensor.

Esto no de los ascensores en los lugares públicos y el cochecito no es más que una anécdota. Siempre he podido subir a los sitios en ascensor o con ayuda y, cuando no, como en el caso de la FNAC, los dependientes me han bajado  de la planta de arriba el libro de Mr.Wonderful que necesitaba para regalar a mi marido.

Mi reto diario viene, sin embargo, cuando salgo de casa. Vivimos en el octavo piso de un edificio cuyo ascensor solo llega hasta el séptimo. ¿El motivo? Pensamos que razones de normativa urbanística cuyo desarrollo me podría llevar otro par de posts. El caso es cada vez que salgo me toca dejar a Martín en su cuna, bajar el carrito, subir otra vez y bajar con él.

Cuando subo suele ser peor, porque vengo con compra y algunas veces tengo que dar hasta cuatro viajes. Si a esto le sumas la cesárea, las primeras semanas estaba prácticamente encerrada si no había alguien conmigo.

Me he quejado mucho por internet sobre esto, porque para eso está internet, para quejarse cuando estás sola y nadie te escucha. Siempre que me quejaba de esto, Eva, a la que no conocía de nada, siempre me decía que con una mochila no me pasaría eso. Bueno, o no siempre. Yo pasaba de ella porque, como os he contado, mi relación con las mochilas era más de archienemigos que de otra cosa.

Un día, Eva me mandó un email, diciéndome que toda esta matraca me la soltaba porque ella era tan fan de las mochilas portabebés que hasta tenía una tienda online, Mochilas Portabebés, donde vendía las mejores marcas. Ella me propuso probar una de  sus mochilas para demostrarme que me equivocaba en mi cruzada anti-porteo, pero yo decliné su amable invitación diciéndole que ya había probado dos y que no me habían gustado nada.

En ese momento fue cuando Eva me abrió los ojos: resulta que las mochilas que yo había probado, ambas de marcas que podemos encontrar en tiendas multimarca de bebés, no eran ergonómicas y que existían otras marcas que fabricaban mochilas que sí lo eran y que no tenían nada que ver.

Al final, me decidí a probar una, con el asesoramiento de Eva, porque esto de las mochilas es un mundo, y cada madre y cada bebé son diferentes: yo soy pequeña, pero Martín es enorme para su edad, y además aún no aguantaba bien la cabeza. En fin, que a cada caso le viene mejor una mochila de una marca u otra.

Como imaginaréis, os cuento la historia porque tiene final feliz: estoy encantada con nuestra mochila. No solo yo, sino mi marido. La uso para bajar a comprar el pan o a sacar dinero, para las veces que voy en coche a un sitio y no quiero tener que plegar y guardar el cochecito en el maletero, y además, la llevo siempre debajo del cochecito para cuando salimos muchas horas poder cambiar un rato al bebé de “medio de transporte”. Mi marido, que es muchísimo más alto que yo, la usa también, y la verdad es que al peque le encanta, sobre todo porque se pone a chuparla y moderla y se distrae él solito.

Me he hecho unas fotos para que podáis ver cómo es la mía, una Boba Carrier 3G, y cómo la usamos:

Estoy super agradecida a Eva por reconciliarme con el tema del porteo, que yo daba por perdido del todo. Es una gozada encontrar gente que es experta de verdad en lo que vende y que se compromete a ayudarte.

Encima, la mejor de las noticias no es esta, sino que yo no soy la única que va a disfrutar de una mochila portabebés , y es que me han dado el notición de que quieren sortear entre todas las que me leéis otra mochila. El sorteo lo vamos a hacer en mi otro blog, porque en esta plataforma es más complicado, pero podéis participar pinchando aquí. No os lo perdáis porque merece muchísimo la pena, para vosotros o para regalar a algunos padres cercanos.

Muchas gracias a Mochilas Portabebés!

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Teresa Zafra el

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