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Trini, Moratinos y El Cid

Luis Ayllón el

Trinidad Jiménez se ha plantado en Luxemburgo llevando el cadáver político de Moratinos a caballo para que los socios europeos huyeran despavoridos como los moros de Valencia ante su presencia, en cuanto hablara de cambiar la Posición Común Europea hacia Cuba. El hasta hace poco ministro de Asuntos Exteriores, como El Cid, después de pasar a otra vida, ha ganado una batalla. Bien es verdad que se trata de un triunfito menor, que no era la la gran victoria que él quería. La Posición Común sobre Cuba sigue donde estaba. No ha sido eliminada, a pesar de que Trinidad Jiménez, fiel como siempre a su jefe de filas, José Luis Rodríguez Zapatero, se ha batido el cobre apasionadamente para lograr lo que tanto ansiaba su predecesor.

 

Pero los Veintisiete, quizás en una especie de regalo de bienevenida a Trinidad Jiménez o, más bien, de despedida a quien era ya el decano de los ministros europeos, han aceptado abrir una pequeña puerta al diálogo con el régimen castrista. Un premio a la insistencia de Moratinos, que se ha pasado seis años dando la matraca en la UE para lograr un trato más suave para el régimen castrista, hasta el punto de que algún periódico estadounidense ha llegado a calificarle con el poco honroso título de “hombre de los Castro en Europa”.

 

Ahora, con la excarcelación de 42 presos de conciencia -previa aceptación de su salida del país-, los europeos han decidido que sea la ministra europea de Exteriores, Catherine Ashton, la que “explore” las posibilidades de alcanzar un acuerdo de tipo bilateral con las autoridades cubanas, que es el objetivo que se marcó Moratinos para sustituir la Posición Común adaptada en tiempos de Aznar.

 

A pesar de los esfuerzos del ex ministro, que llegó a mandar cartas a todos sus colegas europeos, saliendo fiador de que el régimen castrista va a añadir a esas excarcelaciones un batería de reformas, un cuarteto de países –Suecia, Reino Unido, Polonia y República Checa- siguen sin creérselo.

 

Así que, como siempre sucede en la UE, se ha buscado una fórmula que contente a todos y se ha puesto un nuevo plazo -hasta diciembre- para que informe Ashton. Es la “señal” que pidió Trinidad Jiménez en su debut europeo como ministra, una demanda algo menos ambiciosa y más realista que la de Moratinos. No se puede llegar a más, porque, hoy por hoy, los Castro no merecen más.

 

Las liberaciones son en realidad deportaciones y, hasta ahora, a pesar de las promesas hechas al propio Moratinos, los disidentes que no quieren abandonar Cuba, siguen encerrados. El régimen, como decía Javier Solana hace unos días en ABC, tiene que hacer mucho más que dejar en libertad a los presos políticos. Y esas reformas en profundidad, que cambien la vida de los cubanos y les permita abrir el camino hacia la democracia, no están ni siquiera apuntadas.

 

El plazo de dos meses fijado por la UE parece escaso y habrá que ver hasta qué punto los cubanos responden al paso de los Veintisiete, sobre todo ahora que han perdido a su mejor valedor.

 

 

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Luis Ayllón el

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