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Nubarrones sobre la cumbre

Luis Ayllón el

El camino de la Cumbre entre la Unión Europea y América Latina no está siendo nada fácil. Desde luego, está siendo más difícil de lo que esperaba el Gobierno español. Después de la desilusión provocada por el anuncio de Obama de que no vendría a la proyecta cumbre europea de Madrid con Estados Unidos, las esperanzas de la presidencia comunitaria española estaban puestas en la reunión con los latinoamericanos,

porque la otra gran cita, la de la Unión por el Mediterráneo, prevista para el 7 y 8 de junio en Madrid, queda siempre en el aire a expensa de los vaivenes en las negociaciones entre árabes e israelíes.

 

 

 

La Cumbre UE-América Latina, sin embargo, se tropezó, sin embargo, con la crisis hondureña. España no podía hacer otra cosa invitó a participar en la reunión a Porfirio Lobo, presidente elegido por los hondureños en noviembre pasado. El problema surgió porque Brasil y los países de la órbita bolivariana, junto a alguno más, no estaban dispuestos a sentarse en la misma mesa que un señor al que no reconocen, porque consideran salido del golpe de Estado que derrocó a Manuel Zelaya.

 

 

 

España trató de evitar el boicot, que supondría un mazazo a la cumbre. Confiaba en que, finalmente, Lula y los seguidores de Hugo Chávez, terminarían por aceptar la presencia de Lobo. Pero no fue así. La decisión de no viajar a Madrid, si lo hacía también Lobo, tomada el lunes pasado en la reunión de Unasur, sorprendió al Gobierno español, que  había hablado con los brasileños, y no esperaba una postura tan dura por parte de Lula, el principal instigador de la amenaza de plante.

 

 

 

El Gobierno de Zapatero se vio obligado a aceptar el chantaje y a pedir a Lobo que renunciara a participar en la cumbre y se limitara a acudir a la de la Unión Europea con Centroamérica, al finalizar la general eurolatinoamericana. Lobo aceptó, en un gesto que desvela la buena disposición del mandatario hondureño, a quien los países iberoamericanos harían bien en dar un mayor apoyo en lugar de ponerle palos en las ruedas. Lobo no lo tiene fácil en su país y el apoyo internacional es urgente.

 

 

 

De todos modos, si ese nubarrón se ha disipado, -en parte, porque no es difícil aventurar que el asunto coleará en la cumbre- otros aparecen en el horizonte de la reunión. Es posible que, además de ratificar los acuerdos de libre comercio con Perú y Colombia,  se pueda avanzar e incluso llegar a un acuerdo de asociación entre la UE y Centroamérica, pero más dificultades presenta el inicio de negociaciones para un acuerdo UE-Mercosur.

 

 

 

Francia ha reaccionado al anuncio de la Comisión Europea de relanzar las negociaciones con ese bloque, como también pretende España, advirtiendo de que se opondrá a ello.

 

 

 

El ministro de Agricultura francés, Bruno Le Maire, ha dicho que los Veintisiete deben condicionar la conclusión de un acuerdo con   Mercosur a que antes se cierre la ronda de liberalización comercial de Doha. Según él, esas negociaciones "corren el riesgo de poner en cuestión la agricultura francesa y europea".

 P. D. Sólo unas horas después de publicar este post, la Comisión Europea anunció que las negociaciones para un acuerdo de asociación con los países centroamericanos -Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y Panamá- han quedado "en suspenso" por la falta de avances en los intentos por resolver "varias diferencias pendientes" en el capítulo comercial. "Desafortunadamente, las negociaciones comerciales entre la UE y Centroamérica han sido puestas en suspenso porque no ha sido posible resolver una serie de diferencias pendientes", informó el portavoz comunitario de Comercio, John Clancy.

 

 

Iberoamérica
Luis Ayllón el

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