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Marruecos, el vecino irritable

Luis Ayllón el

Las autoridades de Melilla han pedido al Gobierno que proteste ante Marruecos por los últimos incidentes registrados en los pasos fronterizos de la ciudad autónoma de Melilla, protagonizados por ciudadanos marroquíes al relacionarse con los miembros de las Fuerzas de Seguridad españolas.

 

 

Recordarán que hace unos días, el ministro marroquí de Asuntos Exteriores, Taieb Fassi Fihri, convocó al embajador español en Rabat, Luis Planas, para expresar su indignación por el trato que consideraban se había dispensado por la Policía a un marroquí en el paso fronterizo de Farhana. Marruecos acusaba a los agentes de agredir al ciudadano de ese país y de tener un comportamiento racista.

 

 

La Delegación del Gobierno en Melilla desmintió esa versión asegurando que fue el marroquí quien, tras serle pedida la documentación necesaria para atravesar la frontera, agredió, en primer lugar a una policía nacional, y, después, a un guardia civil que acudió en su auxilio.

 

 

El Ministerio de Asuntos Exteriores se limitó a decir también que la relación de hechos ofrecida por Rabat no se correspondía con la realidad. Y que, se sepa, no ha hecho ninguna gestión diplomática ante las autoridades marroquíes, como le piden ahora los responsables de la ciudad autónoma, sobre todo para que denuncien la “manipulación” de los hechos realizada por Marruecos.

 

 

El PP melillense, que gobierna en la ciudad, también ha reclamado a Exteriores una protesta ante Marruecos por los continuos incidentes en la frontera y las agresiones a miembros de las Fuerzas de Seguridad. Los populares piden al ministro Moratinos que “plante cara” a Marruecos y presente una “queja formal”.

 

 

Por si fuera poco, el sindicato policial SUP ha denunciado que muchas de las agresiones físicas o verbales van dirigidas “por razón de sexo” contra mujeres policías.

 

 

Es verdad que los incidentes son escasos en relación con el volumen de tránsito en esos pasos fronterizos. Unos dos millones de personas lo cruzan cada año y la inmensa mayoría lo hacen con normalidad: Sólo unos pocos provocan problemas. Por eso, es comprensible que Exteriores no quiera entrar en una espiral de notas de protesta con Marruecos por un asunto que, dadas las buenas relaciones que se asegura tener con Rabat, debería tener otros cauces para evitar su repetición.

 

 

Pero si esos cauces no sirven, tal vez, tampoco esté de más un poco de firmeza. Es posible que, ni por esas, casos de mayor envergadura, como el de -Aminetu Haidar-, vayan a dejar de repetirse, pero al menos Marruecos sabrá que no resulta gratis incordiar al vecino.

 

 

Marruecos
Luis Ayllón el

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