El año de incertidumbre política vivido en España ha provocado un claro descenso del peso de nuestro país en la esfera internacional. Aunque se ha tratado de estar presente en todos los foros internacionales, la actividad exterior se ha visto frenada por el hecho de que el Gobierno ha permanecido en funciones durante un tiempo excesivamente largo. De ahí que, el principal reto con el que debe enfrentarse Alfonso Dastis como nuevo ministro de Asuntos Exteriores es tratar de recuperar la presencia internacional de España, comenzando por dar un nuevo impulso a la participación en los debates de la Unión Europea, en un momento crítico para el club comunitario
Una de las consecuencias más visibles del bloqueo político fue la suspensión de varios viajes de Estado de Sus Majestades los Reyes. No eran unos viajes más. Los destinos eran el Reino Unido, en el mes de marzo, pasado, y Japón y Corea del Sur, en abril. Ambos fueron cancelados, pese a haber sido anunciados oficialmente, con el consiguiente malestar de los anfitriones, que por aquello de la cortesía diplomática no lo expresaron públicamente.
Ahora, la diplomacia española tendrá que fajarse para cuadrar las agendas y que los viajes puedan realizarse en 2017, lo mismo que los que estaba previsto llevar a cabo a Marruecos y Arabia Saudí. Este último es especialmente importante, porque en Riad parece que esperan la visita del Monarca para firmar un contrato de compra de cinco corbetas a la empresa española Navantia, que daría trabajo a los astilleros españoles durante cinco años y que alcanza los 3.000 millones de euros.
Al propio tiempo, será preciso reactivar las visitas de mandatarios extranjeros que las han aplazado hasta que hubiera nuevo Gobierno. Es el caso del presidente de Israel, Reuven Revlin; y del primer ministro de India, Narendra Modi, que proyectaban venir a Madrid con motivo del 30 y del 60 aniversario, respectivamente del establecimiento de relaciones diplomáticas de sus países con España. A ellos, habría que añadir la visita del presidente de Argentina, Mauricio Macri, que podría tener lugar en el mes de febrero.
Más allá de normalizar los intercambios de visitas, al nuevo ministro le corresponderá dar un nuevo impulso a la política exterior española, después de meses en los que las posiciones de España, sobre todo en el seno de la Unión Europea, han podido verse debilitadas por la escasa fuerza del Gobierno y las dudas sobre la continuidad de Mariano Rajoy al frente. Posiblemente, ese sea uno de los motivos por los que Mariano Rajoy ha apostado por Dastis para el cargo, dada su amplia experiencia en las cuestiones comunitarias
Por otra parte, una tarea inmediata para Dastis será tratar de sacar el máximo partido a la presencia de España en el Consejo de Seguridad de la ONU. Diciembre será el último mes en que estemos en ese organismo y además tendremos la Presidencia del mismo. La maquinaria diplomática ha seguido funcionando, pero quizás con un Gobierno más fuerte se hubiera podido sacar más provecho a los dos años de permanencia. Aún se puede intentar en el último mes, con la presencia del presidente en Nueva York si sale adelante una resolución que busca mejorar el control para evitar que armas de destrucción masiva caigan en manos de terroristas.
Además, el ministro deberá ocuparse de hacer las propuestas al Consejo de Ministros para el nombramiento de nuevos embajadores, algo que está paralizado desde septiembre del pasado año. Un total de 43 tenían que haber sido relevados a lo largo de 2016, entre ellos los de Estados Unidos, Unión Europea, Reino Unido, Italia, Rusia, Venezuela, Cuba o Santa Sede. Otros 26 deberán cambiar también durante 2017, con lo que en el plazo de un año serán cambiados más de la mitad de los representantes diplomáticos.
Lógicamente, su primera tarea será formar un nuevo equipo, entre otras razones, porque la mayoría de los altos cargos con José Manuel García-Margallo han expresado su deseo de salir al extranjero como embajadores.
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