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Las incompletas promesas de May a Picardo

Las incompletas promesas de May a Picardo
Luis Ayllón el

 

 

La sustituta de David Cameron en el número 10 de Downing Street ha hecho llegar a Fabian Picardo una de esas cartas que el ministro principal de Gibraltar agradece enormemente y que, por lo frecuentes que comienzan a ser, parecen escritas ya casi de oficio por algún funcionario del Ejecutivo británico. Es el apoyo sin reservas a la colonia frente a las reclamaciones españolas de negociar sobre la soberanía del Peñón, como ordena Naciones Unidas.

 

Theresa May ha asegurado en una carta a Picardo que mientras ella esté al frente del Gobierno británico no se negociará nada contra los deseos de los gibraltareños y que el Brexit no modifica esa posición.

 

Lo que, sin embargo, no puede garantizar la primera ministra a los llanitos es que todo va a seguir igual cuando acaben las negociaciones que deben abrir Londres y Bruselas para definir el futuro de la relación entre el Reino Unido y el club comunitario del que los británicos han decidido salir.

 

Así que, en esa carta, May lo único que puede hacer es tranquilizar momentáneamente a los gibraltareños, que ven como su privilegiado modelo de vida se puede tambalear con el abandono del mercado interior europeo, y que, por eso, votaron de manera aplastante en favor de la permanencia. May les dice que, dado que va a tarde “un tiempo” en establecerse el nuevo modelo de relación con la UE, no tienen que preocuparse por ahora, porque “no habrá cambios inmediatos en la situación de Gibraltar en cuanto a la libre circulación de personas o la prestación de servicios”.

 

Eso claro, no tranquiliza del todo a los gibraltareños, que ya saben que los cambios no van a ser de un día para otro, y por eso, siguen moviendo todos los hilos con el fin de intentar meter baza en la negociación, para ver si consiguen que no se les aplique lo que se acuerde para todo el Reino Unido, que, previsiblemente, será la exclusión del mercado interior europeo.

 

En esta coyuntura, a la capacidad gibraltareña para engrasar los lobbies en los escenarios claves de la negociación, tendrá que sumarse la conocida habilidad de los abogados del Peñón para encontrar resquicios legales que les permitan seguir disfrutando de su privilegiada situación.

 

Pero no se puede olvidar que las pretensiones de las autoridades gibraltareñas chocan con los Tratados europeos y, por si eso fuera poco, con la negativa española a que se dé un trato diferente a la colonia que al resto del Reino Unido. España siempre vetará un acuerdo de ese tipo y las decisiones deben ser adoptadas por unanimidad de todos los socios.

 

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