El rocambolesco incidente del avión de Evo Morales ha puesto de relieve, de rebote y una vez más, que Nicolás Maduro hace escaso honor a su apellido, en ese afán por convertirse en un remedo de Hugo Chávez, sin alcanzar a tener su personalidad.
Maduro ha arremetido de nuevo contra el Gobierno español que, en el asunto “Morales-Snowden”, ha sido el que más dignamente ha salvado la cara de entre los europeos afectados, aceptando que el avión del presidente boliviano pudiera hacer escala en territorio de España, incluso si cabía la posibilidad de que llevara dentro al ex espía de la CIA. Pero a Maduro, la posición de España le parece “infame” y vuelve a decir que va a revisar las relaciones con nuestro país, una intención que, previsiblemente, quedará en poco más que palabrería.
El Gobierno de Mariano Rajoy, que inicialmente, pensaba que Snowden podía ir en el avión de Maduro, no se opuso nunca a que surcara cielo español camino de Caracas. Incluso, el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, que pilotó toda la gestión de la crisis, estaba, al parecer, dispuesto a aceptar una petición de escala. Era consciente de que, legalmente, no podía revisar un avión de Estado si Venezuela no lo aceptaba, y sabía también que ello podía suponer molestar a un aliado tan importante como Estados Unidos con quien hay tantos intereses en común y una relación muy estrecha.
De hecho, el comportamiento finalmente mantenido con el avión de Evo Morales denota que en España hay bastantes más garantías que en otros socios europeos y, por supuesto, que en sus detractores iberoamericanos. Puede que no haya sido muy acertado el intento de saber quién iba en el aparato, a través de la pretensión del embajador en Viena, Alberto Carnero, de ser invitado a tomar un café por Morales, a quien conoce personalmente. Era una opción para tratar de conseguir una mayor información. Pero acusar a España de imperialismo es una actitud bastante demagógica, además de trasnochada. Y si Maduro no es capaz de comprenderlo, su amigo, el presidente boliviano haría bien en tratar de explicárselo después de ver cómo se desarrollaron los hechos y en qué país encontró una actitud más amistosa.
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