El Gobierno gibraltareño tiene como uno de sus principales objetivos terminar con la imagen de paraíso fiscal que la colonia británica se ha granjeado durante muchos años por méritos propios. Apoyado en el grupo de comunicación Albión, al que ha encomendado su imagen en España, el ministro principal, Fabian Picardo, se encuentra en plena ofensiva en Madrid para intentar convencer a los periodistas españoles de que el Peñón no es una cueva en la que encuentran cobijo quienes quieren evadir impuestos.
Picardo sabe perfectamente que es muy difícil que en España se admita que se haya producido una repentina conversión a la legalidad de un territorio que, a lo largo del tiempo, ha amparado prácticas que han provocado serías pérdidas para las arcas españolas. La firma de acuerdos bilaterales o multilaterales o la transposición de directivas comunitarias para evitar el fraude, entre ellas la que entró en vigor el 1 de enero sobre asistencia mutua en materia fiscal, no es suficiente para desterrar una imagen ganada a pulso.
Al ministro principal, que asegura que España es el único país que sigue considerando a Gibraltar un paraíso fiscal, le faltó poco para acusar a las autoridades de nuestro país de no combatir la evasión de impuestos porque no hace uso de lo que le permite esa directiva, que es pedir información al Peñón. “Que nos envíen una lista de entidades, individuos o compañías que piensen que están evadiendo impuestos en Gibraltar, para ayudarnos a erradicar esos casos”, dijo, después de asegurar que en los dieciséis meses que lleva al frente de la colonia, no ha recibido ninguna petición por parte de España. No es lo mismo lo que dicen en el Ministerio de Asuntos Exteriores, donde se afirma que las requisitorias que se hacen no son atendidas con cualquier excusa.
Picardo se presenta como el gran adalid de la transparencia y llega a decir con rotundidad que no le interesa el dinero español procedente de la evasión de impuestos, al tiempo que, hábilmente, recuerda que hay figuras en España que tal vez deberían ser objeto de estudio por la Comisión Europea, como son las SICAV (Sociedades de Inversión de Capita Variable), que gozan de un tratamiento fiscal muy favorable.
Además, aprovechó para corregir un dato que se da siempre por cierto: que el número de sociedades en Gibraltar es mayor incluso que el número de habitantes. Según Picardo ese dato es falso, porque hay 32.000 ciudadanos, mientras las sociedades son 18.000, de las cuales 14.000 tienen actividad en distintas partes del mundo y las 4.000 restantes, aunque tiene bienes, no tiene actividad.
Puestos a desmentir, el ministro principal también desmintió que haya conversaciones bilaterales sobre Gibraltar entre Madrid y Londres, como afirman las autoridades españolas, entre ellas Gonzalo de Benito, secretario de Estado de Asuntos Exteriores, quien en declaraciones a ABC, ha dicho que se habla del problema de la pesca y de la conservación del medio ambiente. A lo llanitos, que han visto como quedaba embarrancado el Foro Tripartito de Diálogo, que tanto protagonismo les daba, les irrita enormemente que se diga que España y el Reino Unido negocian sin contar con ellos y Picardo cree que el Gobierno español o miente o llama conversaciones a cualquier encuentro de funcionarios en el que sale la palabra Gibraltar.
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