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ETA, Chávez y Venezuela en el horizonte

Luis Ayllón el

La Venezuela de Hugo Chávez se confirma, cada vez más, como el último refugio de los terroristas de ETA, casi el único lugar en el que pueden eludir a la justicia española. Así lo indican las noticias que hablan de la presencia del etarra José Ignacio de Juan Chaos en ese país, donde, tranquilamente, se dispone a ser padre, tras haber pasado por Irlanda del Norte en su fuga de España.

 

 

 

 

En los dominios de Chávez no parece haber peligro para De Juana de que se ordene su  expulsión o su extradición a España. Uno tras otro, los últimos Gobiernos de España han tenido que lidiar con este asunto sin conseguir sus objetivos, salvo unos pocos casos, durante uno de los Gobiernos de Aznar, en que Chávez consideró oportuna, políticamente, la entrega de varios terroristas.

 

 

 

 

Desde entonces, el presidente venezolano ha hecho oídos sordos a las reclamaciones de extradición, especialmente a la del etarra Arturo Cubillas, pedida por el juez de la Audiencia Nacional Eloy Velasco, por considerarlo pieza clave en el entrenamiento en Venezuela de miembros de ETA y de las FARC colombinas. Cubillas sigue viviendo sin ninguna preocupación en Venezuela y trabajando para el Gobierno como jefe de seguridad del Instituto Nacional de Tierras (Inti), el organismo encargado de confiscar las tierras improductivas que desde 1999 ha expropiado más de 40.000 fincas, algunas de españoles. No tiene ninguna necesidad de ocultarse, como le ocurre también a De Juan Chaos, porque Chávez no tiene la más mínima intención de entregarlos a la Justicia de España.

 

 

 

 

El Gobierno de Mariano Rajoy, como antes el de José Luis Rodríguez Zapatero, es partidario de mantener relaciones con todos los países, especialmente los iberoamericanos, y, sobre todo, en vísperas de la Cumbre de Cádiz. Como principio puede estar bien, pero ningún Gobierno español puede mirar hacia otro lado ante una actitud como la de Chávez. Las desafortunadas declaraciones del ministro de Defensa, Pedro Morenés, calificando de “gran amigo” a Chávez, no pueden producir más que estupor, por más que lo que pretende sea que continúe la venta de buques de Navantia a Venezuela.

 

 

 

 

La crítica que sirvió cuando Zapatero vendió barcos e intentó vender aviones a Venezuela, sirve también ahora. Ni siquiera los intereses empresariales que España pueda tener en ese país pueden servir de coartada para no exigir con firmeza a las autoridades de Venezuela que dejen de permitir que en su territorio los criminales sigan campando a sus anchas.

 

 

 

 

 

 

 

 

Venezuela
Luis Ayllón el

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