La escala que ha realizado en Caracas el secretario de Estado de Cooperación y para Iberoamérica, Jesús Gracia (en la imagen), es un intento de España de mantener y, si resulta posible, reforzar algo los débiles lazos políticos que aún existen con el régimen bolivariano de Venezuela.
Finalmente, el enviado de José Manuel García-Margallo a Venezuela fue recibido por el viceministro de Relaciones Exteriores, Calixto Ortega. Lo contrario hubiera sido un desplante que, por otra parte, las autoridades españolas no descartaban después de que la combativa ministra venezolana Delcy Rodríguez, mostrara su enojo al saber que se iba a producir la visita del “número dos” de García-Margallo para Iberoamérica.
Así que Gracia, que aprovechó su regreso a España desde Trinidad y Tobago para hacer esa escala e informarse de la situación en Venezuela, pudo conversar, al menos con Ortega, uno de los altos cargos, por cierto, que estuvo presente en aquella reunión de la que informó ABC, hace meses, en la que se instó a los empresarios españoles a que ejercieran sus influencias para que los medios de comunicación en España dejaran de ser críticos con el Gobierno de Nicolás Maduro.
Las notas de prensa del Ministerio español de Exteriores hablan de que esa reunión ha supuesto la vuelta al diálogo bilateral. Ese diálogo lleva tiempo bajo mínimos, con constantes incidentes en las relaciones porque Maduro se encuentra cada vez más aislado y necesita fabricarse confabulaciones exteriores para justificar su fracaso como gobernante. España y la gran mayoría de sus medios de comunicación, entre ellos ABC, figuran en su lista de bestias negras, pero España no desea la ruptura, tanto por razones económicas como afectivas.
La realidad es que el deterioro de la situación en Venezuela y las medidas represivas contra la oposición son cada vez mayores. La huelga de hambre del opositor Leopoldo López, ha terminado forzando a Maduro a convocar elecciones legislativas para el 6 de diciembre. En su visita, Gracia reiteró el apoyo de España a la oferta de la UE al Gobierno de Venezuela para explorar con el Consejo Nacional Electoral, conjuntamente con UNASUR y la OEA, cómo contribuir a unas “elecciones inclusivas y transparentes”.
Existe el temor de que no haya suficiente limpieza en los comicios, pero quizás un peligro mayor para quienes quieren desalojar del poder a Maduro, sea que no se muestren capaces de consensuar una estrategia común y un liderazgo de la oposición. El chavismo sabe muy bien como dividir a esa oposición.
Posiblemente, el secretario de Estado advirtió de ese riesgo a los dirigentes de la Mesa de la Unidad Democrática con los que se entrevistó y que, seguramente son conscientes del mismo. Henrique Capriles y Leopoldo López parecen los mejor situados para encabezar ese liderazgo opositor, aunque no son los únicos. Será necesario un gran ejercicio de generosidad por parte de los principales líderes para buscar el consenso y no desaprovechar la ocasión que les brindan los comicios del 6 de diciembre.
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