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El eterno tira y afloja con Venezuela

El eterno tira y afloja con Venezuela
Luis Ayllón el

La relación de España con Venezuela es un continuo tira y afloja desde que Hugo Chávez se hizo con el poder. A sonoros enfrentamientos siguen intentos de reconciliación, voluntariosos intentos por parte, sobre todo, de los Gobiernos españoles que tratan de que los lazos que nos unen con ese país no se rompan. Venezuela nos es demasiado cercano como para permitirnos ese lujo.

Pero lo cierto es que ni Chávez, ni su sucesor, Nicolás Maduro, han puesto las cosas fáciles. El régimen bolivariano necesita unos enemigos exteriores a los que culpar del fracaso de su gestión y España está muy a mano, sobre todo si gobierna la derecha.

En un burdo intento de emular a su padre político, Maduro la emprende un día sí y otro no con el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, con el ex presidente José María Aznar, o con el ministro García-Margallo. Últimamente, también con Felipe González, porque los rígidos esquemas del presidente venezolano se rompen cuando la crítica le viene desde un político de izquierdas.

Maduro está demasiado ciego para percibir que nadie con planteamientos democráticos puede aceptar sus atropellos a las libertades y los derechos fundamentales. Hasta sus amigos de Podemos reniegan ahora de él para evitar verse lastrados por sus bravuconadas.

Al presidente venezolano sólo parece quedarle como apoyo la izquierda proetarra, como ha informado ABC al desvelar los mensajes del embajador en Madrid, Mario Isea, respaldando la campaña en favor de Arnaldo Otegi, a quien se presente como líder del proceso de paz. No en vano, en Venezuela han encontrado refugio destacados miembros de la banda terrorista como Arturo Cubillo o José Ignacio de Juan Chaos reclamados por la Justicia española por sus crímenes.

Maduro exige para Venezuela el respeto que él no tiene para España dando protección a quienes tanto han hecho sufrir a este país.

En Venezuela viven muchos españoles y descendientes de españoles y hay importantes intereses empresariales, dos circunstancias que hacen que haya que sopesar mucho las decisiones que se adopten, incluso sabiendo que si Maduro toma represalias contra esos intereses será el principal perjudicado porque se verán afectados sectores estratégicos en un país que no está ya para ninguna alegría.

Aun así,después de mandar algún mensaje a través de Brasil y Ecuador, las autoridades españolas se han agarrado al más mínimo atisbo de deseo expresado por Maduro para normalizar la relación y han ordenado la vuelta a Caracas del embajador español que fue llamado a consultas. Pero mucho habrá de cambiar la actitud del Gobierno venezolano y, especialmente de su presidente, para que de verdad se normalicen esas relaciones.

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