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La manta por un pico

La manta por un pico
Marisa Gallero el

 

Pablo Crespo era el cerebro de la trama Gürtel. Como a él le gusta recalcar: «Una trama empresarial, no criminal». Se incorporó a las empresas de Francisco Correa en octubre de 2002, «justo un mes después de la famosa boda del Escorial». Esas imágenes de la entrada a la Basílica del Real Monasterio que hemos visto en bucle mil veces desde que estallara el caso en febrero de 2009. Su anterior trabajo fue en el PP gallego. Era el secretario de organización. Su especialidad eran los costes. Según el sumario, la factura total de las empresas de Correa con el PP y sus administraciones superaría los 50 millones de euros. Si Correa era Don Vito, Crespo utilizaba el alias del Superagente 86, Maxvell Smart, para mover el dinero de la red en cuentas de Singapur y Suiza.

También era el que entregaba en mano sobres con dinero negro, como Luis Bárcenas, pero en Galicia. Ya en su día reconoció que la documentación de aquella época estaba custodiada, con todas las entregas de dinero por parte de los empresarios, con todos los nombres de aquellos que recibieron sobresueldos y firmaron recibís. «He recibido donativos de todos los tipos y tamaños», afirmaba. Presentaba informes trimestrales que certificaban los ingresos y gastos al secretario general Xosé Cuiña y al presidente Manuel Fraga, enviándolo también a Álvaro Lapuerta en Génova, y quedándose él con una copia. «Manuel Fraga dejaba hacer, pero él no quería saber nada. De hecho, le quise entregar informes, que nunca quiso ver. “¡A mí no me enseñes nada!”».

Crespo siempre lo ha contado. Esto no es nuevo. Hace unos años ya me explicaba cómo se facturaba. «Es el cliente el que dice hazme esto así o de aquella manera. ¿Por qué? Por una razón muy sencilla. En las campañas electorales hay un límite que viene establecido por ley. Ningún partido gasta en campaña electoral las cifras que declara, sino el doble y a veces el triple». En el juicio sobre la financiación ilegal del PP en la Comunidad de Valencia ha dado un paso más. Quiere atenuar la pena de prisión que le pide la Fiscalía asegurando que el partido habría pagado con «dinero que no se declaró y que fue a parar a la caja B de Correa, así como con facturas a empresarios» por trabajos realizados por sus empresas.

Pero todavía puede haber más. Como publica este domingo ABC: «Se pueden contar cosas que aún no se han contado». Casi una década después estamos como en una sevillana de Ecos del Rocío, cogiendo la manta por un pico.

 

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