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Blogs Loading... por Marisa Gallero

Abierto el candado del 78

Abierto el candado del 78
Marisa Gallero el

 

Lo consiguieron. Han abierto el candado del régimen del 78 gracias a la impostura de quiénes quieren asaltar la independencia justificándose en una falsa legalidad, con la complicidad de los que querían asaltar los cielos. Cómo estará el relato, que la culpa cae de nuevo del lado del Gobierno, tras dar luz verde el Consejo de Ministros Extraordinario a la ejecución del artículo 155 de la Constitución. «La independencia se ha trivializado y el 155 demonizado», me escribía un exministro de la UCD. «Nuestra obra generacional se irá al garete». El texto constitucional consagró un cambio radical de régimen político. Estos días convulsos asistimos a la desintegración de ese régimen por otro mentiroso y chapucero, con la altura moral por los suelos.

Para los independentistas, «la Constitución española está muerta», porque piensan que es imposible reformarla. «No permite ninguna modificación si no se ponen de acuerdo los grandes partidos». Por eso su huida sin medir las consecuencias incluso para su hipotética República. Les resbala el colapso económico. La fractura de la sociedad catalana. En un alarde de cinismo han copiado el modelo de transitoriedad jurídica aprobado en la Transición. «De la ley a la ley». Así me lo explicaba uno de los que realizó filigranas en el engranaje de la reforma política. «Si examinas las leyes de desconexión, aprovechan cualquier fisura para conseguir la ruptura, para destruir el sistema. Técnicamente están muy cuidadas. Otra cosa es que sean aparatosamente inadmisibles».

Nos reflejamos en el espejo de la historia. A finales de los años setenta había un clima de ruptura, de revolución, y la sociedad optó por la reforma. Con un referéndum nacional cuya campaña fue «Habla pueblo. Ocupa tu lugar en la democracia: vota». Y votaron. Un 77,4% del censo. Los votos afirmativos fueron del 94,4% y sólo el 2,6% los negativos. Eso sí que fue un mandato de las urnas. Se impuso el pragmatismo al radicalismo. La ruptura como aspiración histórica de la oposición durante el franquismo fue descartada por la gran mayoría de los españoles. Cuarenta años más tarde vuelven a reivindicarla. Quieren retroceder en el tiempo, tergiversando conceptos, con el argumento de que España es un país represor y corrupto, sin mirar sus propias entrañas.

En este cambio de época habrá que afrontar una reforma constitucional cuando nuestro horizonte nos permita mirar más allá de la cuestión catalana. Ahora entramos en terreno desconocido, falta pocos días para conocer el verdadero peso del 155, mientras esperamos el nuevo envite de quién se postula como héroe y mártir.

 

 

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