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Moción de quita y pon

Moción de quita y pon
Marisa Gallero el

 

«Estos son mis principios. Si no le gustan tengo otros», decía Groucho Marx. Igual que Unidos Podemos y su moción contra Mariano Rajoy. «Si Pedro Sánchez presenta una moción suya, retiramos la nuestra» escribe Alberto Garzón en twitter, después de debatirlo entre los suyos. Las mismas palabras de Irene Montero y Pablo Echenique. Moción de quita y pon. Se tiran un mes anunciándola como urgente, la registran el viernes antes de su convocatoria en Sol y de las primarias de Ferraz, para el lunes utilizarla como moneda de cambio para presionar al renombrado secretario general socialista. Esta es la seriedad de la política de Juego de Tronos.

Son tan generosos, que le dieron un día a Sánchez para que unifique su aclamada victoria a su proyecto. «Según el reglamento del Congreso, Sánchez tiene el día de hoy para presentar una moción de censura con él como candidato» avisó el líder de Izquierda Unida. Como si el hombre que ha conseguido vapulear en las urnas a todo el aparato de su partido, se fuera a convertir en menos de 24 horas en el títere de Pablo Iglesias, por muchas ganas que tenga de llegar a La Moncloa.

Desde sus inicios la moción de censura es sólo una parada más del tramabús. Les faltan ni más ni menos que 100 escaños para que triunfe. Si fuera real, se habrían sentado con el PSOE para negociar. O llamarían a Sánchez antes de lanzar el órdago. Iglesias no busca esta vez cambiar el Gobierno de Rajoy, sino hacer una nueva campaña de marketing para sus fieles y crear un nuevo relato. ¿Acaso iban a conseguir en la calle los 176 diputados que necesitan? Volvemos al juego. A la calle es mía, sin ser Fraga. Esto no va de «afrontar nuestra responsabilidad » para echar al PP, sino de una estrategia burda para quedar por encima del partido que busca liderar la izquierda.

Sánchez no tendrá plenos poderes ejecutivos hasta que no sea ratificado en el 39º Congreso Federal, y le han lanzando una canasta antes de tomar posesión. Más que poner en evidencia a Rajoy en el debate que se celebrará el próximo 13 de junio, serán los socialistas liderados por Pedro Sánchez quiénes tendrán que volver a abstenerse y heredar que no han votado a un candidato alternativo. Una decisión exclusiva del secretario del «no es no, señor Rajoy».

Tacticismo de escopeta nacional para presentarse como los únicos que quieren acabar con la corrupción sistémica del Partido Popular, que evidencia la incapacidad de los partidos de izquierda de estar unidos. Política a golpe de tuit, de conexión en directo sólo para enredar, sin ningún trasfondo. El Sálvame político.

Para seguir en el camarote de los hermanos Marx, nada mejor que recordar las palabras de Rajoy cuando se empezó a fraguar el ruido de fondo.  «Yo no voy a hacer ninguna moción de censura contra el señor Iglesias porque no me conviene y, por tanto, tampoco consultaré a nadie de mi partido».

 

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