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La Investidura zombi

La Investidura zombi
Marisa Gallero el

Según el corresponsal del Financial Times, Tobias Buck, «hace dos meses Pedro Sánchez parecía un muerto viviente –a dead man walking–». Después de la sesión de no investidura en la que 219 diputados negaron al candidato socialista, es un hombre que camina por la cuerda floja, tendiendo la mano aunque le escupan, manteniendo el tono institucional.

Al asumir el encargo del Rey, ha intercambiado su papel con el de Mariano Rajoy, y es a él a quién más han noqueado, entre el presidente en funciones y el que debería ser su aliado natural, Pablo Iglesias. Visto el cuadrilátero, nadie espera un milagro en las votaciones de este viernes, ni que Sánchez pueda resucitar de entre los muertos para aspirar a la presidencia del Gobierno.

«Estaba pensando en su propia supervivencia» le dijo Rajoy en su discurso decimonónico, plagado de ironía y sarcasmo, llamándole «bluf» con definición del diccionario incluida. «Muerto está Rajoy –me salta un diputado socialista cuando le preguntó si hemos asistido a la investidura de un zombi–. Ha quedado en evidencia que le va ser el líder de la oposición. Tiene tablas».

Quién realmente ha salido beneficiado del envite, después de recibir todo tipo de críticas por el ceremonioso pacto de «El abrazo», fue Albert Rivera. Moviéndose ágilmente de forma transversal ha conseguido transmitir que a él le da igual quién presida España, y lo que le interesa son sus reformas.

Por mucho que le llamen la «naranja mecánica» o «el PP en diferido», su discurso fue más duro con Mariano Rajoy, que incluso el de Sánchez, como si se hubiera convertido en su portavoz. «Si España tiene que impulsar un pacto contra la corrupción no es creíble que lo encabece Rajoy si no es capaz de limpiar su casa». Pidiendo su cabeza por ser «un tapón» para la regeneración.

El debate de investidura se convirtió en el primer acto de campaña electoral para Pablo Iglesias, que aspira tanto al sorpasso como arrebatarle el alma desprendida del cuerpo al Partido Socialista. En la tribuna, con su camisa blanca, volvió el profesor de Ciencias Políticas, el instigador del 15-M, como si portará un gran megáfono para que todos los ciudadanos le escucharán, adaptando la historia del PSOE para convertirla en su propia historia, resucitando los GAL como si volviéramos veinte años atrás, y dar una de cal, de cal viva, y otra de arena, todavía es posible un Gobierno de izquierdas.

«Fue una chulería sin escrúpulos. Hubo un instante que pensé: ¡Ha vuelto Anguita! No era ya Pablo Iglesias. Estaba escuchando sus palabras literales. Si te fijas, es la reedición, con otros tiempos y escenarios, de los mismos comportamientos. Cuando Anguita se acercó a Aznar sin complejos. Iglesias y Rajoy han formado un bloque. Esto no sale gratis electoralmente», asegura un miembro del Comité Federal socialista.

A partir del 5 de marzo, ¿seguirá de muerto viviente o resucitará Sánchez? –le preguntó–. «Creo que el partido cerrará filas con Pedro. A pesar del resultado negativo, lo ha hecho bien. No tengo la sensación de que Susana Díaz esté en condiciones de dar ningún paso».

Mientras tanto, se abrirá un periodo de dos meses para formar Gobierno donde las reglas no están escritas. Nos da tiempo a sentarnos y ver la sexta temporada de «The Walking Dead» por si nos puede dar pistas de como luchan los protagonistas con sus demonios.

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