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Blogs Laboratorio de Estilo por María Luisa Funes

El nuevo estilo “quinquenal” de Kim Jong Un

El nuevo estilo “quinquenal” de Kim Jong Un
María Luisa Funes el

El líder norcoreano se disfraza de occidental para apaciguar opiniones. La cabeza pensante del polo nuclear coreano ha cambiado su estilo habitual por un occidental estilo de businessman.

En Pyongyang, los posters con el estilo de corte de pelo permitido inundan las peluquerías nacionales. Nadie puede imitar al líder. La potencia nuclear, ahora intenta conquistar occidente por via de la moda. Pero de repente, el impredecible dirigente de Corea del Norte ha decidido hacerse occidental.

El santo y seña de su padre, pelo cardado, permanentado y tacones encubiertos en plataformas, se renueva en su hijo con un estilo occidental muy políticamente correcto.

¿Para qué? El nuevo gran jefe no quiere asustar a inversores ni impresionar a naciones vecinas con su estilismo retrógrado. Ha decidido, en la presentación de su plan quinquenal -de nombre ciertamente estalinista- dotarse de un aire occidental que relaje a sus adversarios.

Este joven dictador, que no ha dudado ejecutar a sus propios tíos carnales en pro de su causa, quiere dejar atrás el cuello Mao para las reuniones occidentales. No solamente abraza la chaqueta americana, e incluso se atreve con la raya diplomática, sino que “incurre” en el nada coreano protocolo de la camisa de cuello occidental. Lleva cinco años en el poder y los rumores sobre sus preferencias sexuales y su temperamento difícil abundan en la prensa de los países vecinos, ya que en su propia tierra esas libertades no serían jamás posibles. 

Kim Jong Un se formó en occidente y se escolarizó en famosas instituciones suizas: ha sido un eterno niño mimado y no ha carecido de ningún lujo; su presencia, no obstante, nunca ha trasmitido la imagen de un hombre educado en Europa. Le gustan, además, las costumbres occidentales:  las hamburguesas, los juegos informáticos y los equipos de baloncesto norteamericanos. Pero, a sabiendas de que es el descendiente del fundador de Corea del Norte, intenta marcar una peculiar impronta.

Ahora se dedica a llevar a cabo su propia modernización del estado norcoreano: replica una especie de Glasnost, la campaña de claridad de la perestroika de Gorbachov. Esta tercera generación de Kims, líderes supremos, se acercan finalmente a occidente con un arma silenciosa: la corbata. Este pequeño signo hubiera sido impensable en 1945, el año en que Corea del Norte comenzó a ser un satélite de la Unión Soviética.

¿Qué intenta demostrar Kim Jong Un con este nuevo atuendo occidental? Desea el respeto internacional, el reconocimiento de la clase política mundial y -probablemente- sentirse parte de la aldea global de la que un día, como estudiante, fue parte. El joven líder dirige su país y su partido, pero carece de la seguridad personal que otorga haberse ganado el puesto.

Estos días atrás, la televisión pública -KCTV- mostraba al nuevo gran líder en la última edición de sus informativos. El traje de chaqueta y corbata que llevaba, completamente occidental, ha inundado las noticias nacionales e internacionales. Kim Jong Un, a sabiendas de que el hábito hace al monje, o al menos da que hablar, ha querido sorprender con una modernidad que imaginamos ficticia.  Pero “su discurso dejó claro que el líder sigue la dirección de sus antecesores y continúa con las mismas políticas”, comentan las pocas voces opositoras. No es seguro que así sea, porque aunque el fondo siga igual, el plan quinquenal de Kim Jong Un para Corea del Norte pretende que la economía nacional se libre de las sanciones internacionales impuestas y así respirar económicamente de una vez por todas, dejando atrás bloqueos y  enemistades geopolíticas.

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