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Chus Lampreave: el maravilloso estilo “mojigata siglo XX”

Chus Lampreave: el maravilloso estilo “mojigata siglo XX”
María Luisa Funes el

Es difícil que los españoles nos pongamos de acuerdo en algo, pero tal es el caso del aprecio por la actriz Chus Lampreave, que acaba de dejarnos hoy.

A sus 85 años, Chus había encarnado muchos tipos de mujer, todos con el denominador común de ser algo marginales. La inocencia y el humor de sus personajes ha hecho reír a generaciones de españolitos.

Sabía representar la abuela venida del pueblo a la gran ciudad, adaptada a las modernidades del nieto y mala suegra, como nos hizo ver en “¿Qué he hecho yo para merecer esto?. Las rebequitas y las gafas de culo de vaso, se completaban con su mascota-lagartija.

Veiamos en ella a la portera cotilla que todos hemos tenido, como la que representó en Mujeres al borde de un ataque de nervios: “Señorito Iván, ya quisiera yo mentir, pero no puedo, soy testigo de Jehová”. Pelo corto y vestidos de cuadros demodé.

Monja, ama de casa o señora de la limpieza, el realismo de Chus al interpretar cada personaje era fuera de serie. Independientemente de quienes fueran los directores de vestuario, Chus no se amilanaba a la hora de ponerse fea, ñona y reflejar bien la época y la clase social representada.

Siguiendo su vestuario y peinados, revisamos varias décadas de esa España mitad profunda-mitad emigrante, que todos hemos conocido de un modo u otro.

Tras trabajar con Jaime de Armiñán, García Berlanga y Almodovar, entre otros, Chus tenía un curriculum de lujo que jamás cambió su carácter ni afectó su sencillez.

Con Trueba colaboró en Belle Époque (1992), ganando un Óscar a la mejor película de habla no inglesa y haciéndose  Chus con el Goya a la mejor actriz de reparto. En 2001 se le concedió la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes. También colaboró con Santiago Segura.

Será muy difícil que alguien represente tan bien a las mujeres de esferas sociales menos privilegiadas del siglo pasado. Chus Lampreave nos ha hecho reír a todos y nos ha recordado a personajes entrañables de nuestras vidas. Gracias, Chus, y hasta siempre.

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