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Cibeles: el retorno de los hijos pródigos

Cibeles: el retorno de los hijos pródigos
María Luisa Funes el

Lunes de cierre entre tangram, fauna y flora. Según dice el refranero castellano, “los lunes, día de caldo”. Y la realidad es que después de preparar sus colecciones durante meses, hay creadores que no han sacado un puchero sabroso.

Tal fue el caso de Modesto Lomba, que en su linea de pureza y buena costura geométrica, no consiguió enamorar ni convencer, aunque escuela tiene a raudales. La idea del “tangram” chino está ya amortizada. Los bolsos tipo “shopping” oscuros y los botines de charol, un éxito de gran potencial comercial.

A los Alvarno, siempre creativos, activos y con duende, les sobraron las máscaras de reunión macabra estilo “Eyes Wide Shut” de Stanley Kubrick y los arneses sado-maso de “Pulp Fiction”.

Fueron curiosos los velos de rejilla en el rostro de las modelos, la bisutería de los cuellos, las medias hasta la pantorrilla y la colección de zapatos. Es innegable que Arnaud Maillard y Alvaro Castejón, que además de Alvarno llevan adelante con éxito las colecciones de Azzaro, siempre organizan un buen show y saben actualizarse en permanencia, aunque quizás estén ya -al menos con la mente- toreando en otras plazas.

Jorge Vazquez, de vuelta al ordenado redil de la pasarela madrileña, distinguió con su toque de buen gusto el austero escenario de IFEMA, incluyendo plantas tropicales y una moqueta revival de  los paneles decorativos de inspiración asiática. Mucho pájaro y mucha flor, que es lo que se lleva este año.

Vazquez, que suele presentar colecciones muy sólidas, se explayó con una serie de modelos que parecían proceder de distintos desfiles: conjuntos de corte Laura Ashley salidos del armario de las adolescentes de hace treinta años; delicados vestidos largos en tul bordado, modelos cuajados por completo de lentejuelas y otros en estampados coloridos que contrastaban bien con el verde de las plantas decorativas.

Gustaron los conjuntos austeros y “ponibles” de faldas tipo lápiz y pantalones, además de los bolsos tipo cartera forrados -de nuevo a base de flores y frutos-. Sobraron las excesivas transparencias, ya propagadas por todos los desfiles de la temporada presente y pasada, y poco prácticas en la vida real. del común de los mortales.

The 2nd Skin brilló menos que en otras ocasiones, aunque Juan Carlos Fernández y Antonio Burillo son muy concienzudos a la hora de acabar sus colecciones. Quizás un exceso de prendas de una misma tela estampada en crudo y amarillo difuminó una colección de piezas ajustadas muy bien cortadas, con escotes asimétricos y curvilíneos.

Los 2nd Skin no se privaron de sacar su propia versión del hombre de las nieves, un “Yeti” voluminoso y recortado. Los apliques de bisutería, los echarpes de zorro y las traseras cortadas con tino para ajustarse bien al cuerpo, fueron sobresalientes.

El esperado Felipe Varela, no quiso conceder entrevistas ni mostrar la colección previamente en boxes, en su anunciada vuelta a la semana de la moda de Madrid. Llegó tres horas antes del desfile, lo justo para organizar la colección, colocar las prendas en el vestidor que le asignaron y dar un toque de plancha a las piezas más delicadas. El inicio de su desfile se retrasó por motivos técnicos. Cumplió con su papel de hijo pródigo de la pasarela, presentando una extensa serie de prendas nada habituales en su colección: pedrería, malla de efecto metálico, prendas lenceras, transparencias, minis, shorts y pieles tintadas

 

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