Tiempos de crisis, pero la joyería sube como la espuma. Y es que el grupo Richemont, propietario de Cartier, Dunhill y Jaeger-leCultre, entre otras marcas, no deja de crecer. Los motivos son variados e interesantes.
Richemont anuncia un 15% de aumento en sus ventas, cuando otras marcas se resienten de la crisis.
El ramillete de marcas del grupo es fuerte en joyería y relojería, dos sectores que prometen seguir en alza.
Las tiendas propias del grupo han vendido más, mientras que la distribución en multimarca ha bajado, principalmente debido a la crisis asiática. Esta es otra clave que Cartier ha sabido gestionar, evitando estar en manos de distribuidores y clientes, guardándose muy mucho de banalizar sus marcas.
Las joyas suponen un tercio de las ventas de joyería del grupo.
Ahora que se vuelven a buscar los clásicos, las marcas históricas y los valores seguros, Richemont hace bien en apostar por sus marcas más grandiosas y eternas.
La unión de Net-a-Porter, parte del grupo, y Yoox, ha tenido lugar en octubre.
Japón y Europa, son los dos principales bastiones del crecimiento de las empresas del grupo en este momento, mientras que Hong Kong, antes primera potencia de crecimiento, ahora ve sus ventas decrecer.
Un tercio de las ventas se realiza en Asia-Pacífico y otro tercio en Europa, que se ha beneficiado de la bajada del euro a la hora de recibir turistas extranjeros con intención de compra. Oriente Medio sigue en alza. Cartier, la marca faro del grupo Richemont, aporta la mitad d elos ingresos y un 66% de los beneficios. Una verdadera joya.
