Fashion Revolution es el nombre de un proyecto solidario global, con un video que se ha hecho viral esta semana. La iniciativa busca concienciar a la población mundial del efecto que la elección de su ropa tiene en la vida, la salud y la situación personal de los trabajadores que la fabrican. Se trata de buscar una fabricación sostenible y justa.
Tras los desastres del Rana Plaza en Bangladesh en 2013, se pusieron al descubierto las condiciones infrahumanas en las que muchas personas trabajan en el mundo para que nosotros, en Europa, encontremos una chaqueta en una tienda low-cost por 29 euros. Por ejemplo.
Evidentemente, comprar mercancía en Bangladesh, India o ciertas zonas de China, es una manera de reactivar sus economías. Pero un consumo responsable llevaría a las empresas a poderse permitir otros sueldos, siempre -que le vamos a hacer- con la vigilancia de organismos oficiales de carácter internacional que velan por los procesos, la seguridad y la sanidad de los talleres donde se fabrica.
Los sueldos no les permiten ninguna libertad y les obligan a trabajar entre 16 y 20 horas al día. Los niños no se libran: son los primeros.
El video muestra un experimento en el que se demuestra que la gente siempre acude atraída por la idea de comprar ropa a precio ganga.
Dan con una máquina que ofrece camisetas a dos euros, pero que les muestra un video con las personas que las hacen y sus difíciles condiciones de trabajo y de vida en países del sur de Asia.
Tras conocer los detalles, todos deciden pulsar “donar” 2 euros en vez de pulsar la opción de “comprar” por dos euros. El experimiento intenta demostrar cómo las personas se preocupan y cambian de actitud cuando conocen las crudas realidades que existen detrás de una industria.
La pena es que, en un país de 6 millones de parados, todavía deberíamos centrarnos en privilegiar el hecho en España, como medida para apoyar a los nuestros -para empezar-. Aunque en España una prenda costase algo más de lo que cuesta elaborarla en países del otro polo del mundo, el ahorro en logística, transporte, impuestos y polución se sumarían a la felicidad de una sociedad que se acerque al pleno empleo.
#fashrev
 
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