ABC
| Registro
ABCABC de SevillaLa Voz de CádizABC
Blogs Laboratorio de Estilo por María Luisa Funes

Cavalli vende, finalmente

Cavalli vende, finalmente
María Luisa Funes el

Las Negociaciones del “Rey del Leopardo”

Tras años de especulaciones, negociaciones, ofertas y suposiciones, Roberto Cavalli finalmente cede el control de su marca al fondo de inversión Clessidra.

Clessidra es una preciosa palabra italiana que significa reloj de agua. De origen griego, está compuesta por la partícula “hydra” (agua) y “klepto” (del verbo robar). Conclusión: robar el tiempo, medir el tiempo que pasa.

El brillante fondo de inversión italiano Clessidra está compuesto por profesionales de varias especialidades que –con paciencia y buen control del “tempo”- consiguen comprar empresas familiares para acrecentar su competitividad, apoyando a la industria italiana en el mercado global.

La última compra de Clessidra –esta semana- ha sido el 90% de la firma Cavalli. El acuerdo no ha sido fácil, ya que los más potentes fondos de inversión del mundo llevaban años cortejando al “rey del leopardo”. Clessidra casi lo consiguió en 2009, pero la operación se difuminó y fue Permira, un fondo británico, el que estuvo a punto de llevarse “el leopardo” al agua. El detonante ha sido la marcha del CEO de Cavalli, Gianluca Brozzetti, antiguo superior de la que suscribe – ya que fue gestor de Louis Vuitton a nivel mundial- .

Roberto Cavalli, un florentino de 74 años, nació en el seno de una familia aristocrática y se dedicó a un gremio muy frecuente en la ciudad: el de la pintura y los estampados. Ya de estudiante, llamó la atención de varias tiendas italianas y durante los años 70 comenzó a estampar cuero y sedas con unas técnicas que atrajeron a algunas de las mejores marcas francesas, incluida Hermès.

En 1970 se lanzó a presentar sus colecciones en París y a abrir tienda en Sain-Tropez, un destino ideal para su estilo ligero y salvaje. Su segunda esposa, Eva, le ayudó a progresar a grandes zancadas con una potente experiencia profesional previa. Y fue así como en los años 90, Cavalli se consagró como marca, presentando una colección de originales vaqueros con todo tipo de acabado. Amplió sus colecciones añadiendo perfumes, relojes, trajes de baño, accesorios, zapatos y gafas.

Cavalli ha sido un gran visionario, rodeándose de modelos conocidísimas, creando sus cafés Cavalli, precursores de los que instalaron Dolce & Gabbana o Gucci años más tarde, fotografiando su residencia en Florencia, ideando mastodónticas fiestas veraniegas y publicitando su original yate metalizado para promocionar un estilo de vida festivo, atractivo para muchas clientas de todo el mundo.

Desde 2008, Cavalli buscaba activamente un socio que tomara las riendas de la gestión y las finanzas. Como siempre repetimos, la moda no es un juego de niñas y el peso de su gestión puede asfixiar hasta a la mente más creativa. El año pasado, se valoró Cavalli en 450 millones de euros, el total que resultaba de multiplicar su EBITDA (beneficios antes de intereses, impuestos, depreciación y amortización), de 25 millones de euros, por un índice multiplicador de 15.

La realidad es que las marcas de moda italianas, con su cantera de genialidad, son siempre atractivas para los fondos de inversión extranjeros. El ejemplo de la venta de Valentino al grupo de la familia real de Qatar, se repitió el año pasado cuando la firma estadounidense de Private Equity “Blackstone”, se hizo con un 20% de Versace. Estas incursiones extranjeras y el eterno acecho de los grupos franceses LVMH y Kering a muchas marcas italianas han empujado al fondo italiano Clessidra a cerrar el acuerdo con Cavalli, y viceversa.

Aunque no se conoce el montante de la operación, puede estar entorno a los 390 – 400 millones de euros, ya que Cavalli seguirá en posesión de un 10% del accionariado. El creador italiano ha preferido elegir a un fondo de su nacionalidad que se jacta de apoyar el producto italiano más allá de sus fronteras. No se dejó seducir por Permira, Investcorp o los rusos de VTB.

El cambio de Peter Dundas, que dejó Emilio Pucci para convertirse en director creativo de Cavalli hace escasos dos meses, fue un claro indicativo de las prerrogativas que Clessidra exigía a Roberto Cavalli si entraba en su accionariado: quería sangre nueva, creatividad y un empuje reforzado a una marca que –con 200 tiendas- sigue teniendo potencial. Dundas ha conseguido un nuevo proyecto profesional, Clessidra una joya por tallar y Cavalli, la paz del guerrero satisfecho. Todos contentos.

 

EconomíaEstiloModaOtros temas

Tags

María Luisa Funes el

Entradas más recientes