Kate Middleton se hace enemigas por su guardarropa. Sus vestidos cortos y volátiles han sido un quebradero de cabeza para la Reina, conservadora en extremo. Pero son Beatriz y Eugenia, las primas de Guillermo de Inglaterra, las más molestas al respecto. El hecho de que Kate tenga una asignación para sus vestidos y sea objeto de regalos por parte de la realeza de los países árabes y de algunas marcas, escuece a las hijas de Andrés de Inglaterra y Sarah Ferguson.
Su constante rivalidad se ha puesto de manifiesto en más de una ocasión. Por unos motivos y otros, la princesa Beatriz ha decidido acompañar a su hermana en su estancia en Estados Unidos, donde comienza este mes un curso de finanzas. Con 26 años, su histórico profesional son solo varias prácticas profesionales. Y es que la rivalidad de Kate y Pippa con Beatriz y Eugenia viene de lejos. Las hijas de los duques de York incluso fueron las celestinas del príncipe Harry con Cressida Bonas, que no olvidemos es la hermana de Isabella Calthorpe, eterna pesadilla de Kate por su relación intermitente durante años con Guillermo de Inglaterra.
Beatriz y Eugenia, según la prensa británica, están incómodas por ver como una advenediza a la que califican de “necia”, tiene prioridad protocolaria sobre ellas y se va a convertir en Reina. Además, para más inri, se cuenta que Kate invitó a Beatriz a una fiesta pero olvidó comentarle que se trataba de una noche de disfraces, con lo que -cuentan- Beatriz acabó llorando. Siempre la ropa…
Aunque el príncipe Andrés siempre ha intentado forzar la presencia de sus hijas en actos y reuniones públicas, no parece que vayan a tener un rol importante en el futuro y, definitivamente, Carlos de Inglaterra las borrará del mapa si llega a reinar, limitando la Familia Real a la suya propia. Beatriz, sexta en la línea de sucesión por el momento, no puede soportar el éxito de Kate en sus viajes oficiales y las alabanzas a sus estilismos. Tampoco soporta que disponga de equipo de seguridad, coches blindados, residencia oficial y viaje en aviones a su disposición, mientras ella se desplaza en clase turista. Según Woman’s Day, publicación australiana, el posible anuncio de la boda de Beatriz con Dave Clark también se vio ensombrecido por la noticia del segundo embarazo de Kate. Y así todo.
En un afán por destacar por encima de las demás, las hermanas York se visten de un modo extremo, no siempre adecuado para físicos voluminosos. Son conocidas sus meteduras de pata, muy especialmente los vestidos y tocados elegidos para la boda de William con Kate, donde fueron el hazmerreír del público internacional.
Los tocados de Philip Tracy fueron similares a los de las hermanastras de Cenicienta en la película de dibujos de Disney. Una pena para ellas y para el sombrerero, que perdió muchos puntos.
Pero sin que Kate haya sido hasta ahora epítome de elegancia o belleza, las primas York parecen conseguir lo imposible fastidiando sus propios atuendos. Su madre, Kate Ferguson, tampoco ha demostrado poder ser buena consejera al respecto, pues siempre visitó con un pésimo gusto durante su vida pública.
El odio de Camilla Parker-Bowles a Kate también es muy comentado. Y es que al final, las rivalidades femeninas son desgraciadamente habituales: se odia a quien se desea imitar. No obstante, Andres de Inglaterra y Sarah tendrían que haber previsto en la educación de sus hijas, que comprendieran su situación en el seno de la Casa Real. Dejar atrás falsas expectativas y odios sin fundamento, hubiera sido más sano. Pero está claro, que la ropa y el estatus son tema de fricción en el entorno más cercano y la envidia siempre hace acto de presencia. Incluso en las “mejores” familias.
